Sin sorpresas. La alcaldesa socialista de Sant Boi, Lluïsa Moret, ha sido investida finalmente como presidenta de la Diputació de Barcelona con los votos de En Comú Podem (cinco escaños), Tot per Terrassa (un diputado) y de dos alcaldes independientes adscritos a Junts, el de Igualada, Marc Castells y el de Torrelles de Foix, Sergi Vallès. De esta forma, el PSC se hace con el control del ente supramunicipal con más presupuesto de Catalunya -más de 1.200 millones de euros- y en cambio Junts pierde el último gran reducto de poder que le quedaba tras abandonar el Govern de Pere Aragonès hace diez meses.
Moret ha sido investida en segunda votación, donde solo es necesaria una mayoría simple, por 25 votos (PSC, comunes, TxT, Marc Castells y Sergi Vallès) de los 51 que componen el pleno. En cambio, el resto de grupos votaron a sus propios candidatos Xavier García Albiol (PP), Dionís Guiteras (ERC), Neus Munté (Junts) y Jordi Albert de la Fuente (Vox).
“Ha costado mucho”, pero “ha sido una jugada maestra”, se vanagloriaban fuentes socialistas directamente implicadas en las negociaciones que han permitido la investidura de Moret. Unas negociaciones frenéticas, que han durado semanas, y en las que el PSC ha maniobrado con habilidad para conservar una institución importante para los municipios de la provincia de Barcelona -zona donde los socialistas han ampliado su hegemonía tras los comicios de mayo- porque constituye una fuente de peso para las inversiones de los municipios de la zona.
Negociaciones frenéticas
Los socialistas iniciaron las negociaciones decididos a renovar el control de la Diputación. Primero, con la voluntad expresada de repetir acuerdo con Junts a pesar de lo sucedido con la alcaldía de Barcelona, pero los posconvergentes dieron un portazo aun en contra de la voluntad de sus alcaldes. Luego, con conversaciones “con todos los grupos” representados en el ente, que dieron como resultado dos conclusiones: la negativa de ERC a pactar con Junts y la predisposición de los dos diputados independientes adscritos a la formación de Carles Puigdemont.
En poco más de una semana se desencadenó todo. Primero el acuerdo con los comunes mediante el cual la exalcaldesa de Castelldefels Candela López se hace con una vicepresidencia en la Diputación, más tarde con la formación local del alcalde de Terrassa Jordi Ballart -Tot per Terrassa-, que no entrará en el gobierno, y finalmente con la confirmación de que Castells y Vallès se desmarcaban de su grupo. Estos dos alcaldes no hicieron saber el sentido de su voto hasta pocas horas antes de la constitución del pleno y la votación de investidura. Ambos dirigentes, que entrarán en el gobierno de la Diputación, se garantizan “inversiones estratégicas” para las comarcas del Alt Penedès, Anoia y Garraf.
Los independientes adscritos a Junts votan a Moret
El voto de ambos en favor de Moret ha sido posible gracias al aval de 18 alcaldes de la zona, que han aprobado una propuesta que lleva por título Acuerdo de San Quintí de Mediona, en la que se justifica el apoyo a la socialista en favor de proyectos estratégicos para el próximo mandato y la aportación de inversiones extraordinarias para desarrollar proyectos “de equilibrio territorial, de desarrollo económico y turístico y otros vinculados con infraestructuras para ahorrar agua”.
En los minutos previos y posteriores al pleno era evidente el malestar de los diputados de Junts con los dos independientes que finalmente votaron a Moret. Aunque todos los diputados del grupo se hicieron una foto conjunta, inmediatamente Castells se apartó del grupo para entablar conversación con la nueva presidente de la Diputación, con quien era evidente la complicidad.
Ahora habrá que ver cuál será la composición del nuevo gobierno municipal. De momento se da por hecho Candela, Vellès y Castells asumirán tres vicepresidencias, pero las palabras del diputado de ERC, Dionís Guiteras, abriendo la puerta a colaborar y a iniciar una nueva etapa, abonan la posibilidad de que los republicanos entren en el gobierno supramunicipal una vez superadas las elecciones generales. Fuentes de los comunes también abonan esta opción.
Mano tendida" y "alianzas con quienes quieran contribuir, desde los valores del progreso"
Tras la investidura, la presidenta se mostró agradecida con las formaciones que han permitido su investidura y señaló algunas de las líneas maestras de su gobierno: "diálogo constructivo", "mano tendida" y "tejer alianzas con quienes quieran contribuir, desde los valores del progreso y del respeto a la convivencia y la diversidad, al avance social y territorial" de los 311 municipios de la provincia. Moret prometió incorporar una triple mirada sostenibilidad: social, económica y ambiental, y "promover la cohesión social y territorial desde el reconocimiento a la diversidad y poniendo siempre a las personas en el centro de nuestras políticas".
Desde Junts, la portavoz Neus Munté prometió en el pleno hacer una oposición “constructiva, responsable”, y “sin sectarismos”. La diputada prometió "mano tendida" al nuevo gobierno supramunicipal pero advirtió de que serían "exigentes con el buen gobierno, con la transparencia, para que todos los ayuntamientos tengan acceso a las mismas oportunidades en función de sus necesidades".
La presidenta que controla la organización del PSC
Si algo caracteriza a Lluïsa Moret, alcaldesa de Sant Boi que revalidó el pasado 28-M la mayoría absoluta que tenía en su municipio, es la empatía. Formada en psicología clínica, inició su labor profesional en su municipio como voluntaria en el primer servicio de atención a mujeres en Sant Boi, donde se orientaba a víctimas de la violencia machista, y lo compaginó con un servicio local a drogodependencias. Afiliada al PSC en 2001, inició su carrera política como concejal seis años después, y en 2014 asumió la alcaldía que ostenta desde entonces. Con la llegada de Salvador Illa a la primera secretaría del PSC, Moret fue proclamada viceprimera secretaria de organización del partido, es decir la maquinaria organizativa de la formación catalana.
Con su elección para la Diputación de Barcelona, el PSC releva a la alcaldesa de L’Hospitalet, Núria Marín, que presidió el ente en el último mandato. De hecho Marín está de salida asumiendo, previsiblemente, un lugar como senadora por designación autonómica, cargo que todavía compaginará con el de alcaldesa. Un movimiento que se equipara al de otros históricos alcaldes del PSC que han ido abandonando sus responsabilidades municipales y orgánicas, aunque no su voz en el partido.
Entre promesas y juramentos
El pleno de constitución de la Diputación de Barcelona ha sido un alto en el camino de la campaña de las elecciones del 23 de julio. En el momento de obtener el acta de diputados de la corporación, todos los miembros independentistas han prometido acatar la Constitución "por imperativo legal", igual que los representantes de los comunes. Los demás grupos se han limitado a prometer... o a jurar, como han hecho tres de los cuatro diputados del PP. Daniel Sirera, no obstante, ha prefirido prometer. Quien también ha optado por la opción de la promesa en lugar del juramento ha sido el único dirigente de Vox en el ente supramunicipal, Jordi de la Fuente.
En la tribuna del paraninfo de la Escola Industrial de Barcelona había representantes de varias formaciones, la expresidenta de la Diputación, Núria Marín, alcaldesa de l'Hospitalet de Llobregat, el expresident José Montilla, la portavoz del PSOE en el Senado, Eva Granados, el alcalde de Cornellà de Llobregat, Antonio Balmón, el secretario de política municipal de Junts, David Saldoni, el ahora concejal de Barcelona y exconseller Damià Calvet –el grupo supramunicipal posconvergente cuenta con cuatro exconsellers, entre ellos dos exvicepresidentes del Govern–, la coordinadora general de los comunes, Jéssica Albiach, o Joan Garriga, de Vox, entre muchos otros. A Albiach le tocó sentarse entre Saldoni y un representante del Cuerpo Nacional de Policía. Y aunque la Diputación no es el Parlament, las dinámicas son las mismas. El móvil estaba casi todo el rato en la mano de varios diputados.