Gas ruso en España, ¿por qué?

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Las importaciones de gas licuado ruso van en ascenso, puesto que ninguna sanción lo impide

Gas ruso en España, ¿por qué?
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Se están incrementando las importaciones de gas ruso en España en plena guerra de Ucrania y mucha gente se pregunta por qué motivo. ¿Acaso no estamos enfrentados a Rusia, país al que se la han aplicado sanciones económicas para obligarle a dar marcha atrás? ¿Qué esta pasando para qué Rusia sea en estos momentos (abril del 2023) el tercer proveedor de gas de España, por detrás de Estados Unidos y Argelia?

Están pasando varias cosas que no son fáciles de resumir. La primera y principal es la siguiente: el gas ruso no es objeto de embargo y nunca lo ha sido desde que empezó la guerra. Las empresas energéticas europeas pueden comprar gas ruso libremente sin que lo prohíba de manera explícita la Unión Europea, ni Estados Unidos. En agosto del año pasado entró en vigor la prohibición de comprar carbón ruso y desde el pasado mes de diciembre rige el embargo del petróleo ruso que llegaba a Europa por vía marítima, medida que afecta al 90% del petróleo que Rusia exportaba a los países comunitarios. Asimismo entró en vigor un tope máximo de 60 dólares de barril para el petróleo importado por oleoducto. A principios de febrero entró en vigor el embargo de diesel ruso. El gas no ha sido nunca objeto de sanción. La paralización total de las compras de gas ruso podría haber provocado un colapso de la economía europea.

Llega a Europa menos gas ruso a través de gasoducto y los países que eran más dependientes han movido cielo y tierra para recurrir a otros combustibles y encontrar otras vías de suministro de gas. Alemania e Italia, cuya dependencia del gas ruso alcanzaba el 60%, han sido dos de las economías más afectadas. Alemania ha recurrido masivamente al carbón para mantener en pie el cierre de sus centrales nucleares. Hoy se cierran las tres últimas centrales nucleares alemanas.  Alemania prescinde de la energía nuclear quemando carbón a espuertas, puesto que se le ha hundido el pilar del gas barato de Rusia. Italia, que dispone de una potente empresa pública de hidrocarburos, ha negociado la compra de más gas de Argelia, Azerbaiyán, Qatar, Nigeria e incluso Mozambique, entre otras procedencias, con costes más altos, evidentemente. 

 El año pasado, el conjunto de la Unión Europea consumió menos gas, gracias a las medidas de ahorro de energía adoptadas por todos los países, gracias a un menor consumo por parte de la industria, en buena medida debido al incremento de los precios, y también como consecuencia de unas temperaturas relativamente moderadas en otoño e invierno. En 2021, Europa consumió unos 500 bcm de gas, 155 de los cuales provenían de Rusia. El año pasado se calcula que sólo se consumieron 450 bcm. (Un bcm equivale mil millones de metros cúbicos de gas).

Los primeros en disminuir el suministro fueron los rusos, para encarecer los precios en el mercado de futuros y tensionar a la Unión Europea. Luego vino la voladura de los dos gasoductos Nord Stream en el mar Báltico, las dos autopistas gigantes del gas entre Rusia y Alemania. (El Nord Stream1 estaba  en funcionamiento y el Nord Stream2 se hallaba a punto de ser inaugurado). La autoría de ese sabotaje, ocurrido el pasado mes de septiembre, es uno de los grandes misterios de la guerra en curso en Ucrania. Indudablemente ese sabotaje tenía como objetivo romper puentes entre Alemania y Rusia.  Otro dato muy significativo de la guerra es que el gas ruso que se transporta hacia Europa a través de Ucrania (gasoducto Soyuz) prácticamente no se ha interrumpido en ningún momento.

Volvemos a los envíos de gas ruso a España. Puesto que el gas extraído en Rusia no está sometido a embargo y se ha restringido el envío a través de los gasoductos terrestres, se ha incrementado la llegada a Europa de cargamentos navales de gas natural licuado (GNL), combustible que tampoco se halla sometido a embargo. 

El gas se licua a 161 grados bajo cero y se transporta en barcos con grandes depósitos criogenizados que mantienen esa temperatura. Cada litro de gas licuado se convierte en 600 litros de gas cuando se efectúa el proceso de regasificación. Puesto que España posee la mejor infraestructura de regasificación de Europa, distribuida en siete plantas (Barcelona, Cartagena, Sagunto, Huelva, Bilbao, Gijón y Ferrol), ello explica que en estos momentos sea el principal receptor de GNL de la Unión Europea. Hay un segundo motivo que explica el incremento de las compras españolas de gas licuado ruso y no es menor: el GNL ruso sigue siendo más barato que el gas licuado de Estados Unidos y Argelia.

En sus líneas generales este es el cuadro. Es una situación que está empezando a generar mensajes de advertencia política. Vamos a intentar detallarlo un poco más.

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