El Congreso de los Diputados ha enterrado la reforma de la ley mordaza. La ley de Seguridad Ciudadana seguirá intacta ocho años después de que el Partido Popular la aprobase gracias a la mayoría absoluta con la que contaba en el 2015. Después de más de un año y medio de negociaciones —marcadas por las disputas entre los partidos de la izquierda— el texto de la reforma ha sido tumbado con los votos de la oposición, a los que se ha sumado ERC, EH Bildu y Junts, tres de los partidos que impulsaron su derogación. Pese a conversaciones in extremis entre los socios parlamentarios para salvar la propuesta, PSOE, Unidas Podemos y PNV se han quedado solos en la votación, por lo que la reforma ha decaído tras un debate cargado de reproches cruzados por la incapacidad de llegar al consenso.
No ha habido margen para salvar los cuatro grandes escollos que han separado a los impulsores de la reforma: el uso de pelotas de goma como material antidisturbios, la prohibición de las devoluciones en caliente, las multas por faltas de respeto a los agentes y las sanciones por desobediencia. Coincidentes con las cuatro líneas rojas que había marcado el Ministerio del Interior. Desde hace una semana los grupos daban por muerta la reforma de la ley y hoy —calificado como un “día triste” por los aliados de investidura— han certificado su defunción ante la celebración del Partido Popular, Vox y Ciudadanos.
Los partidos independentistas ya habían avisado de que votarían en contra al considerar que la derogación prometida —y recogida en el acuerdo de gobierno entre PSOE y Unidas Podemos— se había acabado convirtiendo en una reforma light al no retocarse los aspectos de la norma, a su considerar, más lesivos. “No podemos ser cómplices”, ha alertado el diputado de EH Bildu Jon Iñarritu durante el debate. En la misma línea la portavoz de ERC en la Comisión de Interior, María Dantas, ha reprochado a los socios de coalición —poniendo especial énfasis en los socialistas— la falta de ambición: “Hoy se escenifica la pérdida de una oportunidad histórica para que el PSOE pueda demostrar que no es lo mismo que el Partido Popular”.
Y han consumado su advertencia. ERC, EH Bildu y Junts han votado en contra, sumando sus votos a los del PP, Vox, Ciudadanos y UPN. 19 votos frente a los 18 síes de PSOE, Unidas Podemos y PNV. Tras conocerse la votación, los diputados populares han roto en aplausos frente a los portavoces de los partidos que han fracasado que han abandonado apresuradamente la sala. Fuera del Congreso de los Diputados, los sindicatos policiales mayoritarios, que llevaban toda la mañana concentrados, también han celebrado que la reforma haya decaído.
Antes de la votación, el debate ha estado marcado por los reproches mutuos entre los partidos favorables a la reforma. Desde el PNV, su portavoz Mikel Legarda ha lamentado la oportunidad perdida. Y es que nunca un intento de reforma había llegado tan lejos. "No siempre el cartero llama dos veces", ha alertado. El informe que salió de la ponencia incluía retoques en 36 artículos de una de las leyes que más se identifica con el Gobierno de Mariano Rajoy. Pero también sorteó el anterior trámite parlamentario sin el acuerdo en cuatro aspectos fundamentales.
En ese momento se abrió una grieta entre los partidos partidarios de avanzar para su aprobación con los puntos ya acordados y otros que lo veían insuficiente. Esta ruptura también se ha escenificado en la Comisión. Desde Junts han avisado de que no iban a entrar en el juego de "lo tomas o lo dejas". "No aceptamos los topes impuestos por el Ministerio del Interior", ha dicho el portavoz de Junts Josep Pagès.
Desde la Moncloa descartan que esto sea "un conflicto entre socios. La portavoz del Gobierno, la socialista Isabel Rodríguez, al término del Consejo de Ministros, ha señalado que "hubiera sido deseable esta derogación" y ha considerado "una pena que una ley que era también esperada por la ciudadanía no haya podido salir adelante”.
Por su parte, el diputado David Serrada ha querido rebajar la tensión. Aaunque ha dejado claro que hoy no era el día de "buscar culpables", ha acusado a sus socios de investidura de querer impedir la mejora de los derechos y libertades de los ciudadanos e, incluso, ha insinuado que detrás de la postura de los independentistas hay un interés electoralista.
Fuera de la Comisión, PSOE y Unidas Podemos han cargado las tintas. Pablo Echenique ha culpado directamente a los socialistas de que la reforma haya decaído. Una acusación que ha sido respondida inmediatamente por el PSOE. Su portavoz en el Congreso, Patxi López, ha emplazado a Echenique a "en lugar de hacer tantas declaraciones" a pasarse "un poco por las comisiones para ver qué se negocia".