Como ya ocurrió con el debate interno sobre los indultos a los líderes del procés – que el Gobierno aprobó en junio del 2021 por su “utilidad pública” para recuperar la convivencia en Catalunya–, Pedro Sánchez es muy consciente de que reactivar su hasta ahora aparcada reforma del Código Penal para rebajar las penas del delito de sedición, por el que fueron sentenciados a largas condenas esos mismos dirigentes independentistas, contará con la férrea oposición de sectores socialistas.
En la dirección del PSOE dan por hecho que presidentes autonómicos socialistas como el aragonés Javier Lambán o el castellano-manchego Emiliano García-Page, muy críticos con las alianzas parlamentarias de Sánchez con ERC y que, además, el próximo mayo afrontan su propia reelección en las urnas, se opondrán a la reforma de la sedición igual que discreparon abiertamente de los indultos a los líderes del procés .
La Moncloa zanja que la revisión penal no es “moneda de cambio” para las cuentas, pese a las críticas de Guerra
Por eso, en Ferraz aseguran que van a intentar hacer “pedagogía” al respecto en próximas citas con estos presidentes autonómicos y con los sectores socialistas opuestos a esta reforma del Código Penal, pese a que el propio Sánchez subraya que se trata de un “compromiso personal” de su discurso de investidura.
La proximidad de las elecciones autonómicas, no obstante, asumen en Ferraz que entorpecerá todo entendimiento, y que Page y Lambán intentarán de nuevo “marcar distancias y diferenciarse” de Sánchez ante los electorados de sus propios territorios, aunque temen que sea en beneficio propio y en detrimento de la unidad de discurso en el PSOE.
En la Moncloa y Ferraz ya tuvieron buena cuenta de la oposición interna que despierta la reforma de la sedición ante unas declaraciones públicas del veterano Alfonso Guerra, ayer en Canal Sur Radio. El exvicepresidente del Gobierno advirtió que “rebajar las penas de una gente que ha sido condenada por sedición resulta muy difícil, muy duro de aceptar”. Guerra avisó además que “electoralmente va a ser dañino para el PSOE” una negociación con ERC que culmine en la rebaja de las penas de la sedición. “La gente tiene olfato y no acepta todo ese tipo de negociación”, alertó.
“La gente tiene la mosca detrás de la oreja”, insistió Guerra, ante el empeño del Gobierno de desvincular la negociación presupuestaria del debate sobre la reforma de la sedición. Y si este debate se reabre justo ahora, pese a que llevaba más de un año aparcado, “muy separados no creo que vayan”, señaló. “El electorado socialista anda un poco preocupado”, resumió el exvicepresidente.
Sánchez, no obstante, mantiene la puerta abierta para reformar la sedición. Pero, al tiempo, insiste en que, por ahora, no existe una mayoría parlamentaria suficiente que lo avale en el Congreso. Y, sobre todo, desvincula el debate de la sedición del proyecto de presupuestos generales del Estado para el año que viene, que este jueves está previsto que supere su primera prueba de fuego al no disponer de mayoría las enmiendas de totalidad registradas por el PP, Vox o Junts, gracias entre otros al apoyo de ERC o el PNV. “No es moneda de cambio, para nada”, subrayan en la Moncloa.
La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, se aferró ayer al guion, sin querer adelantar ninguna pantalla. Reiteró así la necesidad de la reforma: “Parece razonable que España se homologue en este tipo penal con los países de nuestro entorno”. Pero, a renglón seguido, insistió en que también es necesaria una mayoría parlamentaria que lo sustente. “Y no observamos un cambio de mayorías parlamentarias que permitan avanzar en esa dirección”, alegó.
En todo caso, zanjó que la prioridad del Gobierno es sacar adelante los presupuestos. La negociación presupuestaria, por tanto, y no el debate sobre la sedición.