De tanto tensarse, una soga puede llegar a romperse. Pero la situación actual en el Govern de la Generalitat, entre los socios, no es tal a pesar del runrún y los tambores de guerra de las semanas previas; y de los desencuentros –que vienen de lejos– públicos y notorios.
El tono y la inflamación ya habían bajado antes del debate de política general que arrancó ayer en el Parlament y el choque, en parte, se recondujo antes del cruce dialéctico desde el atril al diluirse los ultimátums y las fechas límite. Pero este martes se ha subido de nuevo un peldaño en ese tira y afloja entre compañeros de viaje. Junts per Catalunya, en su intervención durante la cita que marca la orientación del nuevo curso político, ha sido contundente al reclamar que se cumpla el pacto que sellaron ambas fuerzas en mayo del 2021. Aunque no era una sesión de control, la formación ha preguntado al president si “piensa cumplir el acuerdo de investidura” y ha exigido “concreción y garantías”.
Albert Batet, presidente del grupo parlamentario, ha advertido que si no llegan esas garantías pedirán al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, que se someta a una cuestión de confianza, como hizo Carles Puigdemont en el 2016. Los tres puntos que su espacio cree que no se están cumpliendo son los relativos a la construcción de una dirección estratégica, que haya coordinación en el Congreso y que la mesa de diálogo se centre en abordar autodeterminación y amnistía.
“Un año y medio después el acuerdo no ha ido a más. Hay puntos esenciales que no se cumplen. Son cuestiones nucleares para Junts. No es una demanda nueva, le hemos interpelado y le hemos dicho que no podemos seguir así”, ha afirmado Batet, quien ha apuntado que cumplir con aquel pacto será garantía de estabilidad.
Las exigencias que la formación de Jordi Turull y Laura Borràs, que han escuchado al president desde la tribuna de invitados del hemiciclo, ya se habían planteado y Esquerra ha descartado hasta la fecha que haya algún movimiento por parte de Aragonès, que ha replicado que el acuerdo tiene muchos más puntos. Con todo, el jefe del Ejecutivo ha afirmado que tienen voluntad de que haya una dirección compartida del independentismo aunque el primer intento, el invierno pasado, fracasó. El president también ha apostado por reforzar al Govern en la mesa de diálogo con el Estado y en las Cortes Generales en las votaciones que le atañen.
Esa respuesta, sin embargo, no ha bastado, ya que Batet ha pedido después más concreción y garantías al líder de ERC y ha puesto sobre la mesa la cuestión de confianza. De lo que no ha hablado es de salir del Govern.
El presidente de JxCat en la Cámara ha reclamado también un “rumbo claro, creíble y compartido para asumir la independencia”. “Es el trabajo que nos corresponde en el Parlament y en el Govern”, ha aseverado Batet. Además, el dirigente posconvergente ha abogado por recuperar el “espíritu del 1-O”. “Ganamos porque teníamos un objetivo compartido, teníamos una hoja de ruta conjunta, y porque la cadena de confianzas fue una realidad”, ha señalado el diputado.
“La cadena de confianzas del 1-O fue un éxito porque había unidad y dirección estratégica. Partidos, gobierno, entidades y ciudadanos funcionaron como un engranaje”, ha continuado Batet, quien ha recalcado que la “clave del éxito colectivo” fue la “complicidad, inteligencia y generosidad”. “Si un partido u otro intenta imponer su estrategia, no lo conseguiremos, iremos directos por mal camino”, ha concluido.
A pesar de poner sobre la mesa los motivos que separan a los dos socios de la Generalitat y sus reclamaciones, el dirigente de Junts también ha encomiado y reivindicado la labor de los consellers de su formación en el Govern, que ha tildado de “rigurosa y solvente”. “Solvencia e independencia, por eso firmamos el acuerdo para el Govern, no queremos que pase a la historia, queremos que haga historia. No hemos llegado hasta aquí para no hacer nada”, ha destacado.
Lenguaje no verbal
Solo los consellers de JxCat han aplaudido el discurso del president, el grupo parlamentario se ha abstenido
Durante toda la jornada Junts ha mantenido un estricto voto de silencio, hasta que ha intervenido su portavoz, pero el lenguaje corporal hablaba por sí solo. Por la mañana solo los consellers de JxCat han aplaudido el discurso y la propuesta lanzada por Aragonès –una ley de claridad para que Catalunya acabe pronunciándose sobre la independencia en un referéndum en el futuro–. El grupo que encabeza Batet se ha abstenido de aplaudir a Aragonès.
Al inicio de su intervención Junts ha dedicado sus primeras palabras para su presidenta, Borràs, y lamentar que no conduzca ella el debate desde la Mesa de la institución tras su suspensión.
El debate acabará el viernes con la votación de las resoluciones que se presentan este miércoles. En el ámbito sectorial hay entente entre los socios y en el eje nacional y el ámbito estratégico todavía no, pero queda margen para negociar y lo importante será este jueves, cuando se pacten las transacciones y se cierren los textos definitivos, los que llegarán al pleno el viernes.
El sábado, quinto aniversario del 1-O, todas las formaciones independentistas acudirán al acto conmemorativo de la consulta de otoño del 2017 que tendrá lugar en Arc de Triomf, en Barcelona. Las entidades soberanistas que convocan ya contemplaban en la ecuación la posibilidad de que los socios se dividan justo antes. Después todo seguirá su curso a la espera de que Junts plantee a sus militantes una consulta sobre su rol en el Ejecutivo. Pero eso ya es otra historia.