Del nacionalismo gallego al atril de la calle Génova

El vicesecretario de Organización del PP, Miguel Tellado, se curtió en el galleguismo

El vicesecretario de organización del PP, Miguel Tellado, en el centro, junto al presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, y su secretaria de organización, Laura Garrido

El vicesecretario de organización del PP, Miguel Tellado, en el centro, junto al presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, y su secretaria de organización, Laura Garrido

Tarek

“Nos mean y tenemos que decir que llueve”, afirmó el pasado 4 de agosto el vicesecretario general de Organización del PP, Miguel Tellado, en una de sus ya habituales ácidas críticas contra el Gobierno de Pedro Sánchez. La frase apareció en algunos titulares, quizá por escatológica, pero se trata de la traducción de una de las principales máximas del nacionalismo gallego, la de “mexan por nós e temos que dicir que chove”, acuñada por el patriarca del galleguismo, Castelao, para denunciar la sumisión ante Madrid. Su uso por Tellado no resulta casual, más bien es una reminiscencia del universo en el que se curtió de joven, el del nacionalismo gallego.

El rostro poco conocido que ha aparecido con frecuencia este verano en las televisiones hablando desde el atril de la sede de la calle Génova, como parte del nutrido clan gallego que se llevó a Madrid Alberto Núñez Feijóo, es el de un politólogo de 48 años de Ferrol, Miguel Tellado Filgueira. Al igual que su jefe, es senador por designación del Parlamento gallego .

El dirigente popular militó en el Movemento Estudiantil Universitario, en línea con el BNG

Tellado fue dirigente del Movemento Estudiantil Universitario (MEU), una escisión de los Comités Abertos de Faculdade (CAF), que estaban más en la línea del BNG. “En el MEU había gente de diversas procedencias y una apuesta por la acción universitaria, en el marco de considerar a Galicia como nación y del monolingüismo en gallego”, comenta un antiguo cuadro. Explica que en este ambiente, Tellado se desenvolvía sin ningún problema. Sí que tenía reticencias sobre que el Bloque pudiese condicionar la autonomía de la organización estudiantil, lo que, por otra parte, era clave en el MEU. El principal referente de este sindicato, el politólogo Xaime Subiela, es hoy asesor de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

En el ambiente de los MEU llamó la atención que, tras acabar la carrera y volver a Ferrol, Tellado comenzase a trabajar en Radio Fene, que era uno de los grandes feudos del BNG. Quienes lo trataban en esta época señalan que respondía a la búsqueda de una salida laboral, como otras muchas posteriores en medios de la comarca. “Miguel nunca estuvo afiliado al BNG y tardó mucho en hacerlo al PP”, dice una de estas fuentes.

“Ya era un tío echado para adelante”, señala otro informante, que no recuerda que tuviese ningún problema en Radio Fene, donde estuvo de 1998 a 1999, como colaborador, y después ya contratado. Se marchó al diario El comarcal , donde años después hizo la entrevista que le dio el vuelco a su vida. Fue a Juan Juncal, candidato del PP a la alcaldía de Ferrol. Lo fichó para la campaña del 2003 y para el gabinete de prensa. Con la derrota del 2007, tuvo un breve paso por la Diputación, para saltar en el 2009 a la Xunta ya como jefe de gabinete de una consellería. En el 2012 era diputado, en el 2014 portavoz del PPdeG y en el 2016, secretario general.

Favorecida porque Feijóo envió a Pontevedra al actual presidente de la Xunta y anterior secretario general, Alfonso Rueda, la meteórica carrera de Miguel Tellado se basó en sus desatados ataques a la oposición, para deleite de su jefe. En cambio, era un show ver las caras que ponía durante sus discursos el flemático portavoz parlamentario popular, Pedro Puy ­Fraga.

“Si Feijóo pide un voluntario para tirarse de un puente, antes de que nadie abra la boca, Tellado ya se lanzó”, ilustra un alto dirigente del PPdeG. Al BNG, por ejemplo, lo relacionaba con ETA, por su alianza con Bildu, y al PSdeG lo tildaba de “indecente” por apoyar al Gobierno central en Galicia.

El salto a Génova tiene que ver con que fue el director de las dos últimas campañas autonómicas, con sendas mayorías absolutas del PPdeG, y por la apuesta de Feijóo por el control total de las organizaciones que dirige, en este caso a través de este politólogo de su plena confianza y de su más cercana colaboradora, Mar Sánchez.

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