"Si bonito es ganar elecciones, lo más importante a veces es saber perder también. Pero sobre todo lo más importante es saber levantarse", ha señalado el candidato socialista a la Junta de Andalucía, Juan Espadas, tras registrar una derrota sin paliativos.
Asumida la derrota por adelantado, en realidad la victoria nunca se contempló pero sí poder salvar los muebles, en la Moncloa y la dirección del PSOE quisieron dar por amortizado el mal resultado del 19-J aún antes de conocer el nefasto escrutinio, y pasar cuanto antes esta negra página en Andalucía, otrora gran feudo socialista. El objetivo era preservar a Pedro Sánchez, para evitar una imagen de fin de ciclo político en España, y también intentar evitar una crisis de liderazgo en el PSOE andaluz, con un Juan Espadas que hace apenas un año que tomó el relevo de Susana Díaz, para no abrir la caja de Pandora ante las elecciones municipales y autonómicas de mayo del 2023, como verdadera antesala de las generales, previstas para diciembre del año que viene. Pero los primeros sondeos a pie de urna, con el pronóstico incluso de una potente mayoría absoluta para Juanma Moreno Bonilla y una profunda debacle socialista, amenazó con provocar un auténtico terremoto en la Moncloa.
El candidato del PSOE a la presidencia de la Junta de Andalucía, Juan Espadas, durante la noche electoral en el PSOE-A
La magnitud de la tragedia socialista quedó ya acreditada hacia las nueve y media de la noche, cuando el escrutino otorgó al PP los 55 diputados de la mayoría absoluta, mientras el PSOE resistía, al menos, con los 33 escaños que aún logró Susana Díaz en diciembre del 2018. Y aún se agravó, cuando Moreno Bonilla alcanzó los 56 diputados y Espadas perforó el suelo electoral socialista de hace tres años y medio, que ya fue su peor registro histórico, al bajar a los 32 escaños. El PSOE perdió por vez primera, en 40 años de democracia, en la provincia de Sevilla; ni bastiones históricos socialistas, como Dos Hermanas, resistieron. Al 90% del escrutinio, el PP subió a 57 diputados, y el PSOE se quedó en 31 escaños, muy lejos del millón de votos que aún logró Susana Díaz. El registro final aún empeoró, con 30 diputados, y 880.000 votos, apenas el 24% del total.
La digestión de esta nefasta noche electoral para los socialistas será muy dura en la Moncloa, en Ferraz y en San Vicente, la sede del PSOE andaluz.