Febrero de 1936, víspera de las elecciones que ganará el Frente Popular. Francisco Franco, como gobernador militar de Canarias, duda si entrar en política o no. Su cuñado, Ramón Serrano Suñer, va a verle para intentar convencerle de que vaya de número dos por Cuenca en la lista que lidera su amigo Primo de Rivera. A su lado en ese mismo avión viaja Juan Negrín (futuro presidente de la República e íntimo de Manuel Azaña) que va a ver a sus padres. Hablan de todo hasta que se hace el silencio. El viaje es largo y Negrín le dice a Serrano Suñer: “Yo tengo aquí una maleta con libros”. Y entonces le ofrece El Príncipe de Maquiavelo. El cerebro de Franco, en los prolegómenos del duelo electoral más salvaje de la historia de España, constata así que la izquierda está leyendo a Maquiavelo. La anécdota se la cuenta en “Punto de Emancipación” (con motivo de su último y genial libro La revolución pasiva de Franco ) el profesor del “poder constituyente”, José Luis Villacañas, al maestro de los “actos instituyentes”, Jorge Alemán. Dos gigantes.
Conversar con los clásicos es lo que tiene. Te hablan a ti pero se dirigen a todos los públicos: a un lado tienes el Maquiavelo restaurador que desarrolla posteriormente el franquismo y al otro, el Maquiavelo republicano con el que la izquierda supo leer más allá del país y gracias a ello venció por un punto en esa lucha de gigantes del 36 (47% versus 46%). ¿Qué le diría hoy el florentino a la izquierda? Probablemente tres cosas: la primera, que cuanta más arena se escapa del reloj, más claramente se debería ver a través de él. Y, si no ves, alguien te ha dejado ciego. La segunda, que no hay causa improbable cuando la mayoría tiene dónde apoyarse, pero tiene que haber mayoría y cuidarla. Y la tercera, que no hay forma de proteger mejor a un Gobierno que hacer entender a los demás que decirte la verdad no te ofenderá, porque cuando se inicia un cambio de época no hay nada más difícil de emprender, ni más dudoso de hacer triunfar, ni más peligroso de administrar que la elaboración de un nuevo orden. Y no es posible hacerlo todo uno sólo ni, por supuesto, cada uno por su cuenta. Se necesita unir y ampliar el grupo.
El cara a cara entre Sánchez y Feijóo lo reúne todo; duelo salvaje entre dos presidentes antes aspirantes
Ojalá fuera un sueño tonto y no más. Pero en Andalucía no habrá ninguna sorpresa el próximo domingo. Sucederá lo que ustedes ya saben que va a pasar. En política se vence de muchas maneras. Los conservadores han optado por la más sencilla: la derecha gana cuando hace lo que la izquierda piensa. Por eso vencerá Juan Manuel Moreno Bonilla. Ni se ha notado su mano en cuatro años. No necesitan ver ninguno de los sondeos de hoy: la izquierda gana cuando hace lo que siente la izquierda y pierde cuando hace lo que piensa la derecha. ¿Hacen lo que sienten? ¿Y lo que piensan?
Últimos artículos de Iván Redondo
Vamos a una lucha de gigantes. Lo diría Maquiavelo porque para entender la verdadera naturaleza de un presidente debes haber sido antes aspirante y, para entender la naturaleza real de un aspirante, debes antes haber sido presidente. El cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo lo reúne todo. Un duelo salvaje entre dos presidentes antes aspirantes.
Llegó el precipicio. Si se aceptan las expectativas de los demás, especialmente las negativas, entonces nunca se cambiará un resultado. La política se practica con el cerebro y debes estar en el lugar y el momento adecuado, ni demasiado pronto ni demasiado tarde. Todo ello en un mundo descomunal dominado por la fragilidad de las instituciones, por la guerra y la paz, el coste de la vida, el desprestigio de los políticos de nuevo y nuestras divisiones habituales como españoles.
Me enamoré de la política por la estrategia. Soñar lo que puede pasar y que luego ocurra es lo más emocionante de nuestra profesión. Mucho más que convertir el aire en gas natural. ¿Cómo ganar a la derecha? Dejando pasar sin miedo, como Antonio Vega en su mágica canción.
Next week
Alerta roja en Francia y España
Lanzamos la moneda al aire: sale cara para la izquierda en Francia por sus resultados en la primera vuelta frente a la derecha, después de dejar pasar sin miedo a su electorado, haciendo lo que sienten y piensan. Es decir, unidos bajo una misma candidatura, sin complejos y con la misma voz en la Asamblea Francesa; y la cruz es para España, con el mercurio a punto de explotar en todo el espacio de la izquierda, especialmente en Andalucía, en forma de división, de abstención y de ausencia del elector central. La próxima semana analizaremos el 19-J francés y español.
El ojo de halcón
Sobre el libro ‘Claros varones de Castilla y Letras’
Maquiavelos ha habido muchos y en todas partes. La doctora María Isabel de Páiz, del Servicio de Ediciones de la Universidad de Salamanca, me acercó a la obra de uno de ellos: Fernando de Pulgar. El libro no sólo es la primera galería de retratos de “políticos y poderosos” de la Castilla de la segunda mitad del Siglo XV, sino mucho más. En castellano antiguo y dirigiéndose al arzobispo de Toledo (página 121), dice: “Los males de la división son muchos y más graves sin comparación que aquellos que del mal rey se puedan sofrir”. ¡Es un “Manual de condottiero”!