La directora del CNI, Paz Esteban, ha mostrado este jueves en la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso de los Diputados una veintena de autorizaciones judiciales que permitieron espiar con Pegasus a personas relacionadas con el independentismo. Se trata de autorizaciones individualizadas —por cada uno de los espiados—, motivadas —con las razones por las que se pedía las intervenciones telefónicas— y firmadas por el juez del Tribunal Supremo que se encarga del control del CNI.
Los partidos independentistas presentes en la Comisión de Secretos, que se ha celebrado a puerta cerrada durante más de tres horas y media, aseguran que las motivaciones que se incluían en las autorizaciones son "100% políticas". "Ha defendido el espionaje por según con quién te relacionas", ha asegurado un diputado próximo a la sesión parlamentaria.
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Sin embargo, estas intervenciones telefónicas, según ha podido saber La Vanguardia, coinciden con la investigación que hay abierta en la Audiencia Nacional contra personas relacionadas con Tsunami Democratic, el movimiento que encabezó las protestas contra la sentencia del procés en octubre de 2019.
Varios de los portavoces, prosiguen las mismas fuentes, se han interesado también por los ataques informáticos que sufrieron hace ahora un año el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Defensa, Margarita Robles. Sin embargo, la directora del CNI no se ha salido del guion preestablecido y no ha querido entrar en esta materia que ha sido decretada bajo secreto en la Audiencia Nacional.
De esta forma, ha eludido dar cuenta del descomunal agujero en la seguridad en las comunicaciones de los miembros del Gobierno que permitió que a Sánchez, tal y como Moncloa ha hecho público, le robasen más de 3,6 gigas de información de su teléfono móvil. Un ataque, también con Pegasus, que ha tardado más de un año en ser detectado.
Según las mismas fuentes, ninguno de los 10 diputados presentes en la Comisión de Secretos le ha pedido a la directora del CNI que dimita, en un momento en el que su cargo parecía estar en el aire después de que el Gobierno titubease esta semana en su defensa. Sólo la ministra de Defensa, Margarita Robles, cerró filas de manera inquebrantable asegurando que ha aguantado "de manera estoica" el chaparrón de críticas.
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