Que el Gobierno intenta blindarse de las acusaciones victimizándose o pretende engañar a la ciudadanía y dar gato por liebre. Estos son los pensamientos que han corrido en las filas independentistas al conocerse este lunes por la mañana el espionaje a Pedro Sánchez y Margarita Robles. Ha habido una pizca de solidaridad, pero para usarla como arma, porque el independentismo ha acentuado sus críticas al Ejecutivo central y no afloja la presión a la hora de exigir dimisiones y una investigación a fondo del espionaje. Con estos mimbres, se han enturbiado todavía más, si cabe, las escasas relaciones entre administraciones y se reprocha a la Moncloa el doble rasero en relación con el espionaje que afecta a los catalanes.
Y es que el Govern, Esquerra, Junts, la CUP, Òmnium y la ANC han puesto en duda la credibilidad de una información que, destacan, proviene del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). El mismo órgano que señalan como responsable de las intromisiones en sus móviles. “La Moncloa dice que la Moncloa ha sido espiada por la Moncloa con Pegasus que tiene la Moncloa”, resumía con ironía la secretaría general de los republicanos, Marta Rovira.
Los socios del Govern ven en el anuncio de Bolaños un intento de “cortina de humo” y de pasar de “verdugos a víctimas”
Además, el independentismo ha acusado al Gobierno de maniobrar para no tener que asumir responsabilidades e intentar correr una “cortina de humo”. Una expresión coincidente en boca de todos los partidos y entidades independentistas, que también recriminaron a la Moncloa el querer pasar de “verdugos a víctimas”.
Antes de las nueve y media, cuando el ministro Félix Bolaños y la portavoz Isabel Rodríguez anunciaban el nuevo espionaje, ya habían movido ficha Òmnium y la CUP al presentar querellas en el juzgado de instrucción número 32 de Barcelona contra NSO Group, propietaria de Pegasus, con el objetivo último de abrir la puerta a una investigación que “permita imputar todos los organismos y poderes implicados”.
El “concepto de credibilidad” en referencia al Gobierno está muy estropeado, subrayó en una comparecencia ante la prensa la portavoz del Ejecutivo catalán, Patrícia Plaja, cuando se le preguntó si daba veracidad al espionaje revelado por Bolaños. “Cuando el espionaje masivo es contra las instituciones catalanas y el independentismo, silencio y excusas. Hoy, todo son prisas. Hay que asumir responsabilidades ya”, había aseverado antes Pere Aragonès.
El presidente de ERC, Oriol Junqueras, cuestionó también al mediodía “cómo se puede saber que lo que explica el Gobierno es verdad”.
Las dudas sobre la veracidad de este espionaje radican en el hecho de que se ha hecho público dos semanas después de que se conociera la intrusión en los terminales de 65 dirigentes independentistas y su entorno, o que se explique un año después de los hechos y con la Moncloa en apuros para sacar adelante la agenda legislativa. Así lo ha hecho patente Josep Rius, portavoz de Junts, que también ha querido subrayar que si todo es cierto hay una brecha “grave” de seguridad.
La Generalitat insiste en el cara a cara entre presidentes y no altera su posicionamiento con respecto al Ejecutivo central
A pesar de las dudas expresadas, en el soberanismo también hay quien admite que el espionaje que la Moncloa califica de “externo”, pero no de extranjero, puede haberse originado en el mismo lugar donde se orquestó el espionaje al independentismo, en las cloacas del Estado, sin ningún control del Gobierno. De hecho, Rius ha señalador que ha llegado el momento “de abrir la cloaca y desinfectarla”. Pero a pesar de admitir esta opción, el portavoz de JxCat ha sido muy claro cuando ha remarcado que el jefe del Ejecutivo central no queda eximido de dar explicaciones y asumir responsabilidades, “por incompetencia o por complicidad”.
Con todo, la Generalitat no altera su posicionamiento, mantiene mínimas relaciones con la Moncloa y sigue reclamando un cara a cara entre el presidente de la Generalitat y el del Gobierno que no llega.