Pere Aragonès topa cada dos por tres con la cruda realidad de su mandato. Que no es otra que la fragilidad, y en el fondo debilidad, de la estrategia política que intenta desarrollar desde que accedió al cargo de presidente de la Generalitat hace hoy exactamente nueve meses y que no cuenta con el respaldo ya no del bloque independentista, sino ni tan siquiera del socio con el que comparte el Govern. Y JxCat y la CUP se lo quisieron dejar bien claro ayer desde el Parlament.
Los aliados independentistas cuestionan una vez más la comisión bilateral y la mesa de negociación
A rebufo del enésimo choque con ERC, en esta ocasión a cuenta de la presencia de Jordi Pujol el lunes en un acto oficial del Govern del que el propio Aragonès se desmarcó, JxCat recurrió a la artillería pesada para afearle la inutilidad de la Comisión Bilateral Generalitat-Estado, que se reunió el viernes en Barcelona con unos resultados muy magros, y poner el caso como evidencia de que la mesa de diálogo está más que amortizada. “La comisión bilateral ha sido un auténtico engaño a todos los catalanes”, subrayó Albert Batet en la sesión de control, porque alguno de los traspasos acordados, en concreto el del observatorio meteorológico del Turó de l’Home, ya se había pactado doce años atrás entre José Montilla y José Luis Rodríguez Zapatero. “Esto no es historia, es prehistoria”, le espetó el presidente del grupo de JxCat, que remachó: “Ha sido una tomadura de pelo en toda regla, de las que hacen historia”.
El president “no ve útil” ir a la conferencia de presidentes de La Palma, pero sí a la cena del MWC con el Rey
Con tales ingredientes, la mesa de diálogo, en la que JxCat nunca ha creído y que en realidad nunca ha aceptado a pesar de haberse comprometido a darle un margen de dos años, resulta absolutamente estéril, en la medida en que todo ello “visualiza que el Gobierno español tampoco tiene ninguna voluntad de resolver el conflicto político entre Catalunya y el Estado”, lamentó el exalcalde de Valls. “Ahora mismo no estamos en un proceso de negociación, estamos en un proceso de negación”, en el que el PSOE y Unidas Podemos “nos niegan la voluntad de ser y de hacer como nación”. Un diagnóstico que compartió la CUP, en cuyo nombre Dolors Sabater constató que en la comisión bilateral “solo se reparten migajas autonómicas”, mientras acusaba directamente al 132º presidente de la Generalitat de proyectar con la mesa de diálogo una “imagen de normalidad en las relaciones entre Catalunya y España”, a pesar de que “la represión contra el independentismo no se detiene”.
El jefe del Govern, obligado a comparecer para dar explicaciones sobre el relevo en la cúpula de los Mossos
A Aragonès no le quedó más remedio que poner tierra de por medio con el calificativo de “histórica” que el Gobierno español dio a la última sesión de la Comisión Bilateral Generalitat-Estado y admitir que sus resultados habían sido, ciertamente, “mínimos e insuficientes”. Y mientras suspira porque Pedro Sánchez haga algún movimiento que permita desencallar la mesa de diálogo entre los dos gobiernos, a la vista de que el reloj corre y el límite de los dos años de gracia se va acercando, argumentó su ausencia en la conferencia de presidentes que se reúne mañana en la isla canaria de La Palma en que “no es una herramienta útil”, porque no se prevén “acuerdos sobre gobernanza”. “El orden del día se limita a la valoración de la situación de la pandemia y de los fondos europeos, con cinco minutos de intervención por presidente, sin derecho a réplica, y al final es igual lo que hayas dicho”, se justificó.
Y eso que PSC, Cs y PP le instaron a “no dejar vacía la silla de Catalunya” en el foro de reunión entre los presidentes autonómicos y el presidente del Gobierno español, pero no le convencieron. Un reproche que también le dirigió la CUP, aunque con una intención completamente diferente. “¿Qué sentido tiene que no vaya a la conferencia de presidentes y en cambio cene con el actual representante de la corona corrupta?”, le preguntó Sabater en referencia a su asistencia, este domingo, a la cena inaugural del Mobile World Congress (MWC) en Barcelona, en la que estará el rey Felipe VI. La respuesta del presidente de la Generalitat fue que “no dejaré que un monarca al que no ha elegido nadie desplace al legítimo representante de la ciudadanía de Catalunya elegido por este Parlament”.
Pero que su estrategia es frágil Aragonès lo comprobó también con la obligación que tiene de comparecer en el mismo Parlament, en el plazo de un mes, para dar explicaciones sobre los cambios realizados en la cúpula de los Mossos d’Esquadra y que el pleno aprobó por unanimidad. Y es que tampoco en esta cuestión ha tenido mayoría suficiente para restringir las explicaciones a las que ya ofreció el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, porque el aliado alternativo cuando la CUP se desmarca, En Comú Podem, ha sido precisamente esta vez el impulsor de la iniciativa.