El vuelo 6732 de Ryanair, en el que viajaba el expresident de la Generalitat Carles Puigdemont antes de ser detenido el pasado jueves, despegó de Bruselas a las 19.59 horas, con 49 minutos de retraso. Aterrizó en el aeropuerto de Alghero, al noroeste de Cerdeña, dos minutos antes de las 21.00 horas. En esa hora y media de vuelo la alerta que se activó sirvió para que la policía italiana –a través de su red de fugitivos– se movilizase para proceder al arresto tras el aterrizaje, pero la información no llegó hasta el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la cúpula de la Policía Nacional hasta que no se produjo la detención, explican a La Vanguardia desde el entorno más próximo al ministerio. “En ningún caso se monitorizó ni supervisó el arresto. Es una decisión de las autoridades italianas que respetamos”, precisan las mismas fuentes.
La alerta se emitió cuando el avión ya estaba en el aire gracias a los sistemas integrados del Registro de Nombres de Pasajeros (PNR) y de Información Schengen (SIS). El primero acumula información personales de los pasajeros y regula la transferencia de dichos datos a las autoridades policiales con fines de prevención, detección, investigación y enjuiciamiento de delitos terroristas y delitos graves. El segundo facilita la cooperación de control de fronteras y aduanas en treinta países europeos.
La alerta sobre la llegada de Puigdemont la emitió Bélgica a Italia cuando el avión ya estaba en el aire
Son las autoridades competentes de los estados miembros quienes introducen, actualizan o eliminan datos en el SIS a través de sus sistemas nacionales. Y en el caso de Puigdemont, su ficha recogía que la euroorden de detención seguía activa por orden del Supremo. La alerta la mandó el país emisor (Bélgica) al receptor (Italia). Al aterrizar (20.58 horas), ya esperaban los agentes al expresident.
Se da la circunstancia de que el ministro del Interior viajaba en otro vuelo durante ese tiempo. Volvía de La Palma en un avión junto al rey Felipe VI que aterrizó a las 21.20. Fue entonces cuando –a través de una comunicación discreta– tuvo el titular de Interior conocimiento de la detención, según fuentes gubernamentales. Al igual que la cúpula de la Policía Nacional, que no tuvo constancia del arresto a través de la Oficina de Sirene, el órgano de cooperación entre países Schengen.
Desconvocada la manifestación
El Consell per la República desconvocó ayer la manifestación prevista para hoy domingo en el centro de Barcelona en apoyo al expresident Carles Puigdemont. Había sido convocada, con el apoyo de partidos y entidades independentistas, en plena incertidumbre antes de saberse que el juez decidiría ponerlo en libertad sin medidas cautelares. Los organizadores anularon la convocatoria tras “esta nueva victoria desde el exilio”, tal y como se recogía en un comunicado en el que llaman a la movilización para el próximo 1 de octubre.
Un sector de la Policía se encargó de trasladar a algunos medios que las autoridades italianas alertaron a sus homólogos españoles sobre la llegada de Puigdemont a Cerdeña a través de Sirene. En Interior ponen en duda la existencia de ese aviso y explican que, de haberlo habido, el agente encargado no notificó a sus superiores.