Los accionistas privados de Aena (49%) están interesados en maximizar el valor de su acción. Aena tendrá más valor si dispone, dentro de su red en España, de dos grandes aeropuertos intercontinentales y no solo el de Madrid. Aena perdió 127 millones de euros en el año 2020 y 346, en el primer semestre
del 2021.
Aena es una anomalía en Europa. Los grandes países europeos ( Alemania, el Reino Unido, Italia e incluso la centralista Francia) tienen diferentes modelos aeroportuarios público-privados, pero siempre de gestión individualizada: cada aeropuerto toma sus propias decisiones priorizando su propio territorio.
Barcelona se puede convertir en la T5 de Barajas si no mejora su capacidad
Aena no hace públicos los beneficios que le aporta el aeropuerto de Barcelona. Cuando salió a bolsa en el 2015, sin embargo, tuvo que notificar los beneficios desglosados: Barcelona aportó al conjunto 339 millones de ganancias antes de impuestos, el 52% de todo el beneficio de la red de aeropuertos estatales. Barajas, en cambio, solo aportó 27 al total.
De los 46 aeropuertos de la red española de Aena menos de diez obtenían beneficios de manera regular, según datos individuales publicados entre el 2006 y el 2009. Los subsidios cruzados dentro de una red (aeropuertos con beneficios que los transfieren a los aeropuertos deficitarios) están prohibidos por la normativa comunitaria, como es el caso del reglamento de Puertos aprobado en la UE (2016), que España torea desde hace años con su modelo también de red centralizada de Puertos del Estado.
La deuda pública española llegó al 125% del PIB este mes de abril, cuando era del 95% en el 2019: el Estado español tendrá incentivos crecientes para privatizar AENA si su deuda pública sigue creciendo.
Barcelona no es capital de Estado, ni el gobierno de Rajoy hizo nada para impulsar su aeropuerto que avanzaba rápidamente hacia su límite de capacidad: ningún otro aeropuerto europeo ha duplicado su tráfico en diez años como ha hecho Barcelona (de los 27 millones de pasajeros del 2009 a los 53 millones del 2019), siendo el sexto aeropuerto de la UE en pasajeros. Gracias a los 40 vuelos directos con América y Asia, Fira de Barcelona juega la liga mundial de los grandes acontecimientos globales.
Sin este salto espectacular hecho por el aeropuerto de Barcelona, entre el 2010 y el 2020 Catalunya no habría casi duplicado sus exportaciones, no habría triplicado sus multinacionales (de 3.000 a 8.900), ni Barcelona sería el hub tecnológico más importante del sur de Europa, ni disfrutaríamos de tantos servicios adelantados en salud, conocimiento, universidades, logística, tecnología... En el siglo XXI serán los aeropuertos los que definirán las ciudades y los países, no al revés.
Barcelona se puede convertir en la T5 de Barajas si no amplía su capacidad. Recortar vuelos desde Barcelona por motivos medioambientales es un tiro en el pie: estos vuelos serán ofrecidos por un aeropuerto competidor y es el coche, mucho más que el avión, el principal contaminante hoy de las áreas metropolitanas.
El Gobierno del PSOE se ha precipitado al dar por roto, unilateralmente, el acuerdo conseguido con el vicepresidente Jordi Puigneró de hace seis semanas. El PSC parece querer centrar las próximas campañas electorales haciendo bandera de este tema, pero Aena no se puede permitir aplazar cinco años la ampliación de su aeropuerto más rentable y con más capacidad de crecimiento.