El Consejo de Krypton y el síndrome del colegial

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Todos nos quedamos perplejos cuando oímos a Rodrigo Rato, José María Aznar o José Manuel Villarejo fanfarroneando ante una comisión de investigación; y la culpa la tienen los muebles

El Consejo de Krypton y el síndrome del colegial
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"No le digo ni que sí ni que no", respondió Miguel Ángel Bayo, adscrito durante treinta años a la Dirección Adjunta Operativa de la Policía ante las preguntas del diputado Gabriel Rufián sobre cómo Villarejo se libró de una acusación de intento de homicidio, en la comisión Kitchen. "¿Es un saqueo? No, es el mercado, amigo", respondía sobre Bankia todo un ex vicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato, al diputado entonces de Ciudadanos Toni Roldán. José María Aznar, en otra comisión de investigación, le dijo al diputado Pablo Iglesias que lo interrogaba: "Usted es un peligro para las libertades en España". José Antonio Labordeta, diputado entonces de la Chunta, se desesperaba con el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, que, en una comparecencia displicente en la comisión de investigación del 11-M, decía que no sabía si llegó a oír algo alguna vez del hallazgo de la furgoneta Kangoo porque él "por higiene mental" no leía nunca la prensa. Jordi Pujol abroncó a los diputados del Parlament en la comisión que investigaba sus finanzas: "Si empiezan a segar las ramas, al final caerán todas". Así son nuestras comisiones de investigación: los comparecientes riñen y vacilan a sus señorías.

Ahora recordemos Quiz Show (El dilema), la película de Robert Redford sobre el escándalo de los concursos televisivos, y trasladémonos a la escena de la comparecencia final de Charles Van Doren (Ralph Fiennes) ante la comisión del Congreso de los Estados Unidos que investigaba el fraude. Recuerden la actitud sumisa, intimidada, con la que el abochornado niño bonito de América y dominador del concurso Veintiuno respondía al interrogatorio de los congresistas.

Imagen de la película 'Quiz Show'

Imagen de la película 'Quiz Show'

Wildwood Enterprises / Baltimore Pictures

La pregunta es obvia: ¿Por qué en las comisiones de investigación de nuestros parlamentos es imposible apreciar en los comparecientes el respeto debido y la gravedad propios de quien responde ante la institución más importante del Estado, la depositaria de la soberanía nacional, de la que emanan todos los demás poderes? Pues entre otros motivos, por los muebles.

Todo está diseñado (en EE.UU.) para visualizar la monumentalidad de la democracia, y el cine ha contribuido a fijar esa construcción de sentido político”

La democracia norteamericana se fundó con la Declaración de Independencia y, ante la falta de tradición y vestigios, ante el vértigo de iniciar una historia que es un papel en blanco, se vio abocada a erigir toda una simbología del poder. El diseño urbanístico de Pierre L’Enfant para la ciudad de Washington descansa en una cuidada disposición de los espacios representando a los tres poderes y estableciendo las líneas visuales que debían conectarlos en su solemnidad. Todo está diseñado para visualizar la monumentalidad de la democracia, y el cine ha contribuido a fijar esa construcción de sentido político. 

Jim Garrison y el señor X, en la escena del Mall de Washington de 'JFK, caso abierto', de Oliver Stone

Jim Garrison y el señor X, en la escena del Mall de Washington de 'JFK, caso abierto', de Oliver Stone 

Warner Bros Pictures

La escena de JFK: Caso abierto, la película de Oliver Stone, en que el señor X (Donald Sutherland) habla con el fiscal Jim Garrison (Kevin Costner), con el monumento a Washington detrás. Esa capacidad para afianzar el sentido de una jerarquía política la hemos vuelto a ver con la inauguración de Joe Biden, mientras Kate Perry interpretaba Fireworks (Fuegos artificiales), ante el Lincoln Memorial, frente al Mall de Washington, con todos los monumentos y edificios que constituyen la idea democrática americana iluminados y alineados, y con cientos de lámparas junto al estanque, recordando a las víctimas de la pandemia.

Katy Perry actuando en la toma de posesión de Joe Biden

Katy Perry actuando en la toma de posesión de Joe Biden

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Esa pulcritud en la liturgia del urbanismo también se aplica a los interiores. En las salas de justicia, aun las ordinarias, el juez siempre está elevado en una tarima, y los testigos no responden frente a él, sino frente a los letrados, compareciendo amparados bajo la égida del presidente de sala, a su lado y protegidos detrás de un escaño. Hollywood lo asume y lo proyecta no solo en sus dramas judiciales sino también en sus fantasías: El Consejo Jedi de Star Wars es una sala circular de oligarcas en lo alto de un campanario mientras que el Senado, sede del poder democrático es un anfiteatro de dimensiones colosales en el que están representados cientos de mundos. Pero quizá una de las expresiones más acabadas y depuradas de una arquitectura de jerarquía política sea el Consejo de Krypton tal como aparece en la escena inicial del Superman de Richard Donner. En el juicio del general Zod, el rango lo expresan unas amenazadoras máscaras gigantes en una sala oscura, que van desapareciendo tras dar su veredicto.

Consejo Supremo de Krypton, en Superman (1978), de Richard Donner

Consejo Supremo de Krypton, en 'Superman' (1978), de Richard Donner 

Warner Bros Pictures

La democracia es una liturgia, una ritualización del ejercicio del poder”

Esto es de una utilidad narrativa extraordinaria para las fantasías de mundos imaginados porque economiza las explicaciones sobre quién es quién y el lugar que ocupa en la trama política. Pero también, fuera de la ficción, donde tiene una notable trascendencia en la comprensión de la política inmediata, de sus ritualizaciones y significados.

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Por eso es obvio que resulta aberrante que en las comisiones de investigación del Congreso de los Diputados o de las cámaras autonómicas, el compareciente se siente donde deberían sentarse los diputados, que en cambio están instalados en pupitres, en un plano de inferioridad, como si fueran alumnos dispuestos a recibir doctrina. La democracia es una liturgia, una ritualización del ejercicio del poder. Las comisiones de investigación no se desarrollarán de acuerdo al principio de jerarquía correcto mientras no veamos a exministros, expresidentes o altos funcionarios de las autoridades financieras o las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado compareciendo ante una mesa alta desde la que los comisionados les hablen obligándolos a levantar la vista. Y lo hagan desde una sillita que, a ser posible, sea tan estrecha que no acabe de caberles bien el culo. Para que no se sientan cómodos y asuman el sentido jerárquico de lo que allí está ocurriendo. Y el papel subalterno que como comparecientes les corresponde.

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