Alcanzar los diez diputados que la CUP obtuvo en las elecciones catalanas del 2015 parece actualmente una quimera. El resultado permitió a los anticapitalistas condicionar en buena medida el procés . Pero también la gobernabilidad. Hoy, la CUP aspira a eso mismo: a doblar los cuatro representantes en el Parlament obtenidos en diciembre del 2017 y a tener la llave de la gobernabilidad para marcar el paso de un hipotético Govern de Junts y ERC.
“Un nou cicle per guanyar” es su lema. Lo dejó bien claro ayer Dolors Sabater, exalcaldesa de Badalona y presidenciable de la candidatura de la CUP, durante el acto de inicio de campaña de ayer en Girona: “Queremos un nuevo ciclo para ganar los servicios públicos, todas las soberanías, la autodeterminación y la independencia”.
A más tardar, un nuevo referéndum, para el 2025. Quieren forzar a ello a JxCat y ERC. Así lo afirmó recientemente Eulàlia Reguant, número tres por Barcelona. Con todo, la fecha, destacada en la ponencia política que aprobó la militancia a finales del año pasado, no aparece en el programa electoral. Fuentes de la CUP lo atribuyen a “un error”, pues la apuesta por el referéndum no suscitó debate alguno.
Justo antes de empezar la campaña, sí que provocó controversia “el personalismo” que la formación imprimió a Sabater, que proviene de Guanyem, una organización pequeña y municipalista. Las bases han obligado no tan solo a hacer una campaña más colectiva, sino que también han conminado a rebajar el mensaje de una CUP dispuesta a formar parte de un futuro Govern.
Esa apelación a dejar a un lado los personalismos no ha evitado que por primera vez los cuperos hayan incluido en sus carteles electorales las caras de sus candidatos en posiciones de salida: Dolors Sabater, Carles Riera y Eulàlia Reguant (Barcelona), Dani Cornellà (Girona), Pau Juvillà (Lleida) y Laia Estrada (Tarragona).