El juicio por los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto de 2017 ha entrado en su fase final y con ella la petición de la Fiscalía de que los tres acusados sean condenados por su relación con la célula terrorista liderada por el imán de Ripoll Abdelbaki es Satty. Los fiscales han reclamado al tribunal que condene a Mohamed Houli a 41 años de prisión y a Driss Oukabir a 36 al considerar que los dos pertenecían a la organización terrorista que perpetró los atentados y que acabo con la vida de 16 personas y dejó heridas a 140.
Para el tercero de los acusados, Said ben Iazza, reclama ocho años de cárcel por haber colaborado con la célula para conseguir y transportar material con el que luego fabricarían los explosivos. En e caso de las defensas, la abogada de Houli ha pedido una condena de cuatro años de cárcel colaborar en el almacenamiento de los explosivos y ha pedido al tribunal que tenga en cuenta su colaboración con la policía. Los dos acusados han pedido su libre absolución.
En cuanto a las acusaciones populares ejercidas por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y la Asociación 11M Afectados del Terrorismo -esta última también representa a 73 víctimas de los atentados-, también han elevado a definitivas su petición inicial de pena. Reclaman para Mohamed Houli Chemlal y para Driss Oukabir la pena de prisión permanente revisable por 15 víctimas mortales.
Además, ambas asociaciones también les reclama más de 2.000 años de cárcel a cada uno por delitos de integración en organización terrorista, 150 delitos de asesinato terrorista intentados, depósito de explosivos, estragos terroristas y lesiones. Para Said Ben Iazza, la AVT solicita 25 años de cárcel por colaboración con organización terrorista y depósito de explosivos, mientras que 11-M pide 30 años por los mismos delitos más otro de estragos a los que se añaden 34 delitos de lesiones ocasionados por los mismos.
El vídeo que señala a Houli
El próximo lunes, cada una de las partes expondrá al tribunal su informe definitivo en el que defenderán sus calificaciones definitivas después de haberse practicado toda la prueba en juicio.
Para Houli, la principal prueba que existe contra él es un vídeo que él grabó y que los peritos han identificado como su voz sin ningún género de dudas, en el que se veía a otros dos miembros de la célula fabricando los explosivos. Aquellas imágenes se expusieron el primer día de la vista durante su interrogatorio. Las frases de amenaza y odio hacia los no musulmanes, a quienes aseguraban iban a atacar y enviar al infierno, dejó patente sus intentos de cometer atentados.
De hecho, Houli no participó en el 17-A porque aquel día se encontraba hospitalizado. El chalé donde la célula guardaba los explosivos, en Alcanar (Tarragona) saltó por los aires provocando la muerte instantánea de Es Satty y otro miembro de la célula, Youssef Aallá. Houli acabó herido e ingresado, sin embargo la prueba de aquello es que él estaba allí.
Su defensa ha intentado acreditar que Houli se encontraba en Alcanar en contra de su voluntad, que le tenían retenido. Sin embargo, esta misma semana, un agente de inteligencia el Cuerpo Nacional de Policía explicó que del análisis del vídeo que recuperaron se le venía contento por lo que estaba haciendo y en ningún caso parecía que estuviera allí obligado.
Su letrada va a procurar que por lo menos se le aplique el atenuante de colaboración por sus declaraciones ante los Mossos d’Esquwasra cuando acudieron a tomarle declaración. En repetidas ocasiones a lo largo del juicio ha intentado que alguno de los agentes que intervino dijera que la información que les proporcionó les sirvió para la investigación. Sin embargo, todos han negado tal extremo y han asegurado que no aportó ningún dato de relevancia.
Esta misma semana, el presidente del tribunal que está enjuiciando los hechos en la Audiencia Nacional, Alfonso Guevara, le recomendó que no siguiera intentando que le dijeran tal afirmación porque la respuesta podría ser peor para su cliente. No obstante, si sirvió de algo lo que dijo o no, lo valorará la Sala.
Un testigo protegido contra Oukabir
En el caso de Driss Oukabir, el dato que más le incrimina es un testigo protegido que le sitúa en la casa de Alcanar durante el mes de julio, cuando ya tenían preparados los explosivos. El testigo aseguró en el juicio haber visto su coche varios días y que le vio durmiendo en el porche del domicilio, cuado Oukabir ha negado en todo momento que fuera a aquella casa y que tratara con los chicos que formaban parte de la célula, exceptuando uno de ellos, su propio hermano que acabó muerto, abatido por los Mossos tras su participación en el atropello masivo en el paseo marítimo de Cambrils.
Según analizaron varios agentes, de las conversaciones que quedaron grabadas en su teléfono se desprende que Oukabir se había integrado en la célula pero en el último momento se echó para atrás. Como prueba es que él fue quien dio su nombre y documentación para alquilar la furgoneta que se utilizaría para el atropello de La Rambla de Barcelona.
Por último está Ben Iazza. Su papel en el juicio ha sido más tangencial. De lo que se le acusa es que facilitar a la célula su furgoneta de trabajo para acudir a un almacén para comprar peróxido de hidrógeno, el principal elemento para fabricar el explosivo conocido como ‘madre de Satán’. Él negó que supiera para qué la querían pero un empleado de la empresa explicó que al ser un material peligroso el conductor tuvo que entregar su documentación. El tribunal deberá analizar si esa ayuda fue esencial para la fabricación del explosivo y por tanto se le puede hacer responsable de colaborar con la célula.