Tal vez, como dice el tango, cuarenta años no sean nada, pero las nieves del tiempo casi nunca han llegado a platear las sienes de las instituciones españolas, históricamente sometidas a rupturas y restauraciones, pronunciamientos, guerras civiles y cambios de régimen que no las dejaban madurar, por lo que el cuadragésimo aniversario del Parlament, creado en 1932, en la Segunda República, y recuperado en la transición, en 1980, después del largo paréntesis de la dictadura franquista, es un logro democrático que debe celebrarse pese a la situación gravemente anómala de la política catalana actual.
Así al menos se decidió que sucediera ayer en el viejo arsenal de la Ciutadella reconvertido en sede de la soberanía del pueblo de Catalunya, donde el presidente de la institución, Roger Torrent, presentó un acto de reconocimiento a todos los diputados, 919 en total, que durante los últimos cuatro decenios han ocupado alguno de los 135 escaños del hemiciclo. Torrent lamentó la ausencia de su predecesora, Carme Forcadell, que cumple 900 días sin libertad por una “causa política”, recordó. Pese a este “contexto complicado”, dijo Torrent, el “sentido institucional” obliga a conmemorar “con orgullo” que el Parlament lleva “cuarenta años construyendo Catalunya”, como reza el lema del acto.
El Parlament fue creado en 1932, en la Segunda República, y recuperado en la transición, en 1980
La primera de los diferentes protagonistas de las once legislaturas que han transcurrido en tomar la palabra fue Concepció Ferrer, una de las primeras ocho mujeres que fueron elegidas diputadas, que tuvo un recuerdo para dos “luchadores por la democracia”, el democristiano Miquel Coll i Alentorn y el comunista Antoni Gutiérrez Díaz.
Francesc Codina, que participó en la elaboración de la Constitución y la habilitación del Parlament, situó aquel periodo entre los más felices de su vida, mientras que Dolors Montserrat, la primera mujer que fue portavoz de un grupo parlamentario, recordó la concordia que imperaba, hoy añorada, en sus 27 años en la “casa de todos los catalanes”.
Manuela de Madre, pionera en presidir un grupo parlamentario, rememoró la sesión inaugural, que siguió emocionada por televisión, e hizo un llamamiento a recuperar aquel espíritu primigenio de unidad. Y Ernest Benach, en representación de los expresidentes del Parlament, glosó la “historia trágica” de la institución desde sus orígenes hasta hoy, con la expresidenta Forcadell condenada por sedición.
Algunos explicaron anécdotas y otros se mostraron más solemnes, pero todos destacaron el inmenso honor de haber sido representantes de la ciudadanía.