Puigdemont y el PDECat rompen
El espacio posconvergente
Los senadores dejan el partido tras la demanda judicial por la apropiación de la marca JxCat
La relación entre Carles Puigdemont y el PDECat se ha tensado tanto que al final se ha roto. Los cinco senadores que tiene el partido en la Cámara Alta se han dado de baja en bloque, en respuesta a la decisión, conocida ayer, de la dirección que encabeza David Bonvehí de llevar a los tribunales la apropiación de la marca JxCat por parte del entorno del expresidente de la Generalitat.
Se trata de Josep Lluís Cleries, Assumpció Castellví, Josep Maria Cervera, Maite Rivero y Josep Maria Matamala, antiguos militantes de CDC que con la refundación se habían pasado al PDECat y que ya formaban parte de JxCat desde la puesta en marcha de esta nueva marca electoral. En un comunicado, los cinco senadores anuncian que dejan el PDECat a la vista de “la deriva que está tomando el partido, que no respeta los acuerdos adoptados en la última asamblea nacional –celebrada en julio del 2018– y en el consejo nacional de diciembre del 2019 que establecieron transitar hacia JxCat”. “Las declaraciones
de miembros de la ejecutiva del PDECat y su última decisión de llevar a JxCat a los tribunales por el control de las siglas nos parecen intolerables, al poner a los tribunales por delante del diálogo”, argumentan los senadores, que lamentan no haber sido “consultados ni informados” sobre decisiones “tan especiales y delicadas como ésta” y aseguran que continuarán “trabajando por Catalunya y su gente al lado del presidente Puigdemont”.
La reacción se produce después de que haya trascendido que el litigio por la marca JxCat se dilucidará en los tribunales a partir de la demanda presentada por el PDECat. Una demanda que en principio está previsto que llegue este martes a juicio, en el que el juez tendrá que pronunciarse sobre si acepta las medidas cautelares que reclama el PDECat para que la utilización de JxCat quede en suspenso por parte de la nueva formación del 130.º presidente de la Generalitat.
JxCat nació en diciembre del 2017 como resultado de una coalición entre el PDECat y CDC para que Puigdemont pudiera presentarse a las elecciones convocadas por Mariano Rajoy en virtud de la aplicación del artículo 155 de la Constitución. La marca quedó inscrita entonces a nombre de Laia Canet, una militante afín a la dirección del PDECat que todavía lideraba Marta Pascal. Pero a principios de este 2020 el entorno del expresidente de la Generalitat maniobró para hacerse con la siglas, que pasaron a quedar encabezadas por Carles Valls, alcalde de Balenyà, próximo a Puigdemont.
ACCIÓN...
El recurso a los tribunales puede dejar en suspenso el nuevo partido del expresident
El cambio de titularidad, que incluía también un cambio de domicilio, quedó oficializado durante el mes de julio en el registro de partidos políticos del Ministerio del Interior. Con la operación, el PDECat perdía el control de JxCat y el 130.º presidente de la Generalitat tenía las manos libres para utilizar las siglas como marca del nuevo partido que constituyó a finales del mismo mes. La formación de Bonvehí anunció ante ello la adopción de medidas judiciales, que se han concretado en esta demanda que considera que el entorno de Puigdemont actuó de manera fraudulenta y pide que todas las actuaciones posteriores al cambio de titularidad de JxCat queden sin efecto.
En función de cual sea la decisión del juez, la creación del nuevo JxCat del expresidente de la Generalitat podría quedar en suspenso, lo que le provocaría un serio problema ante la eventualidad de no poder disponer del instrumento con que presentarse a las próximas elecciones catalanas. Pero más allá de esta circunstancia no menor, lo que parece evidente es que la deriva del conflicto es la gota que colma el vaso y que está llevando, en la práctica, a la ruptura entre las dos partes.
Después de los senadores, ahora faltará ver qué hacen, por ejemplo, los diputados en el Congreso y en el Parlament y el resto de cargos públicos, incluidos los del Govern, que si optaran por seguir los mismos pasos materializarían la escisión del PDECat que lleva tiempo planeando sobre su existencia y dejarían al partido en la picota. Hasta ayer la dirección se mostraba conformada con el hecho de que desde la creación del nuevo partido de Puigdemont tan solo unos 500 asociados, equivalentes al 4% del total de 12.000, habían abandonado la formación heredera de CDC, pero a partir de hoy quizás no podrá realizar la misma valoración.
Una vez los hechos de las últimas horas han precipitado los acontecimientos, y a la espera de los nuevos movimientos que se produzcan, lo que sí parece obvio es que los que dentro del PDECat aún creían que un acuerdo para las próximas elecciones catalanas era posible, con la máxima de que más valía un mal acuerdo que un no acuerdo, se han quedado definitivamente sin argumentos. La dirección ejecutiva del PDECat se reúne mañana y tendrá sobre la mesa esta carpeta que, en el fondo, Bonvehí nunca hubiera deseado abrir: la de concurrir en solitario, en el mejor de las casos, a los comicios al Parlament o buscar una alianza con el resto de actores del espacio posconvergente.
...Y REACCIÓN
Los miembros de la Cámara Alta consideran intolerable el papel de la dirección
El sector de la dirección del PDECat que lleva tiempo apostando por pasar página de Puigdemont e ir en solitario a las urnas tendrá más motivos a favor de sus tesis. Incluso ya tiene un candidato perfilado, Àngels Chacon, aunque con Marc Castells también con opciones, pero con la duda de cuál sería la aceptación por parte del electorado. Las primeras prospecciones del PDECat en este sentido le conceden representación en todas las circunscripciones, pero tan exigua que no pasa de la unidad en cada una de ellas. Y, por si acaso, extraoficialmente habría contactado también con quien le diseñaría la campaña electoral. Una posibilidad que ahora cobra más peso y que en la reunión de la dirección ejecutiva podría traducirse en la puesta en marcha de un primer lema, para ir calentando motores, en la línea de recuperar el catalanismo de centro moderado que a su juicio se ha perdido con los sucesivos proyectos del expresidente de la Generalitat: Centrem-nos! es una de las alternativas que se ha barajado.
Nada más oportuno en este momento de convulsión.