Mascarell reparte culpas y receta sentido de estado al espacio posconvergente

La política es válida cuando se preocupa de los intereses de la gente, y no lo es cuando se preocupa de los intereses de los dirigentes”. La lección del diputado en el Parlament (JxCat) y concejal en el Ayuntamiento de Barcelona Ferran Mascarell, pretende repartir culpas entre las partes enfrentadas del espacio posconvergente por la fórmula con la que construir una opción de futuro y electoral, ante las próximas elecciones en Catalunya. En un mensaje a través de las redes sociales, el exdirigente socialista se pretende situar en una posición neutral al limitarse a reclamar “sentido de Estado” a los dirigentes catalanes que persiguen la república catalana.

“En esto es en lo que me parece que deberían estar pensando los dirigentes del PDECat, los dirigentes de la Crida, e incluso los dirigentes de ERC”, alecciona en un vídeo que irrumpe en mitad de la contienda entre dirigentes del PDECat que apoyan a la dirección del partido en su resistencia a disolver el partido en una nueva formación, tal y como pretende el espacio liderado por Puigdemont, con la conformidad de los presos del ‘procés’.

Entre posiciones enquistadas de uno y otro lado y con manifiestos cruzados que evidencian la distancia entre ambas facciones, Mascarell ha querido lanzar un mensaje “a los partidos independentistas”, que a su entender “necesitan, hoy más que nunca, sentido de estado, pensar en la ciudadanía, en la república, y no en las cuotas de poder”.

“Para ganar la república para los catalanes y las próximas elecciones autonómicas es imprescindible pensar con sentido de estado”, remarca. Es el elemento central de la política catalana”, hasta el punto de que “si pensamos en ello saldremos adelante, pero si no, no lo lograremos”, advierte.

Los partidos independentistas “necesitan, hoy más que nunca, sentido de estado, pensar en la ciudadanía, en la república, y no en las cuotas de poder”

Este sentido de estado para lograr la república se antoja como mejor solución ante el entorno en que se encuentra Catalunya: un siglo XXI que “viene girado”, un nivel de autogobierno “ínfimo, probablemente el peor desde el final de la dictadura de Franco”, y ante “un Estado español que para muchos de nosotros es irrecuperable”, describe Mascarell.