Iñigo Urkullu: “Veo tentación recentralizadora en el Gobierno Sánchez”

Entrevista

Aspira a un tercer mandato en uno de los períodos más estables para el País Vasco, a pesar del fuerte impacto de la pandemia

Iñigo Urkullu: “Veo tentación recentralizadora en el Gobierno Sánchez”
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Iñigo Urkullu aspira a un tercer mandato en uno de los períodos más estables para el País Vasco, a pesar del fuerte impacto de la pandemia. Su partido, además, con solo seis diputados en el Congreso, se ha convertido en el socio más fiable para Pedro Sánchez y, por tanto, puntal del Gobierno.

La pandemia

“Euskadi y Catalunya habríamos sido capaces de gestionar la crisis igual o mejor”

¿Qué lecciones extrae usted de cómo hemos afrontado la pandemia?

Una lección es que no debemos depender de países productores de material sanitario. También que la dicotomía entre salud y economía es falsa, son complementarias. Y hemos visto la importancia del autogobierno. Hay que mejorar el modelo de gestión en un teórico Estado compuesto como es el Estado español.

¿Ha funcionado como Estado compuesto o se ha impuesto la centralización?

Desde la declaración del estado de alarma hubo un mando único sin contar con los presidentes autonómicos, que somos los representantes del Estado en nuestros territorios. No hemos vivido una gobernanza de un Estado compuesto. No se ha gestionado así hasta el último tramo de la desescalada. Se ha acuñado la terminología, pero no se ha aplicado. Durante 14 semanas se han anunciado decisiones sin debatirlas con los presidentes autonómicos.

Habida cuenta de las tensiones políticas en España, ¿cree que el sistema autonómico hubiese resistido un método de cogobernanza más horizontal?

Estoy seguro de que sí. Por lo menos, en las comunidades históricas. Entiendo que otras pueden responder más a una política partidista del PP o del PSOE. Pero es posible afrontar la pandemia sin necesidad del estado de alarma, con la legislación ordinaria. Y estoy seguro de que comunidades como Catalunya o Euskadi, con sus propias legislaciones y competencias, habríamos sido capaces de gestionar esto igual o incluso mejor.

¿Cree que el formato de la conferencia de presidentes puede funcionar? ¿Estaría dispuesto a seguir acudiendo?

Hay que reconocer que han sido 14 reuniones, a diferencia de la dinámica anterior. Pero de cara al futuro hay que definir muy bien para qué. No es lo mismo para abordar la pandemia o para otros asuntos. Ya hay foros multilaterales y bilaterales. Si la conferencia de presidentes va a debatir sobre la financiación autonómica, no tiene sentido la presencia del lehendakari porque ya tenemos la comisión mixta del concierto económico. No tengo inconveniente en reunirnos para hablar, saludarnos, debatir…, pero si es para fijar decisiones dependerá de qué materias.

¿Cómo califica sus relaciones con el Gobierno de Sánchez?

Es un pulso constante. Conseguimos que el Gobierno aprobara una agenda de transferencias pendientes, pero hay que ir trabajando para que se cumplan. Además, vengo observando una tentación de recentralización en materia de salud o en educación. Y el PNV también está en tensión por el cumplimiento de los compromisos de la investidura. Hemos vivido una situación delicada, a raíz del voto de EH Bildu para facilitar el estado de alarma. El pacto era que, si bien no hay exclusividad en la relación, sí hay un compromiso de que conocer cualquier negociación con otras formaciones. PSOE, UP y EH Bildu pactaron la derogación íntegra de la reforma laboral y una mayor capacidad de endeudamiento del País Vasco y eso afecta a nuestra relación bilateral. Es una relación de tensión permanente.

Por tanto, usted observa tentaciones recentralizadoras del Gobierno…

Recentralizadoras, sí, en asuntos de sanidad y educación.

Horizontal

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…y la tentación de puentear al PNV en beneficio de Bildu.

No sé si en beneficio de Bildu, pero ha habido un puenteo al PNV en relación a los compromisos de investidura de Sánchez. Insisto, el PNV no tiene régimen de exclusividad, pero hay unos compromisos. Si el Gobierno español quiere tener relaciones con otras fuerzas políticas, tiene que comunicarlo al PNV.

¿Y con respecto a la proximidad de Ciudadanos y el PSOE? ¿Les incomoda?

Me preocupa porque afecta a nuestro autogobierno. Ciudadanos se ha significado contrario al concierto económico y al cupo. Esto es preocupante. El PSOE puede apoyarse en otras fuerzas, pero el PNV y el lehendakari reclaman claridad de cada una de las fuerzas políticas sobre nuestro autogobierno.

¿Cree que es incompatible apoyar al Gobierno si este pacta con Ciudadanos? En cuestiones económicas pueden coincidir con ustedes. Incluso en Europa, sus posiciones y las de Luis Garicano pueden ser próximas…

Yo no puedo hablar por el PNV en ese ámbito. Muchos de esos asuntos económicos es cuestión de sentarse a debatir, en función del contexto de la UE. Otra cuestión es la del autogobierno.

¿Confía en los planes de recuperación europeos?

Son absolutamente necesarios. La UE no puede dejar caer a miembros con el peso del Estado español e Italia. Pero el fondo de reconstrucción europeo no va a ser gratuito. La UE se tiene que endeudar para aplicarlo y en el futuro habrá que afrontar la deuda. Además, es un fondo vinculado a proyectos y tenemos la responsabilidad de aplicarlo en un modelo económico productivo.

Usted insiste en la política industrial. ¿Teme una división entre quienes apuesten por la industrialización y los que crean que la salida pasa por los servicios y la construcción?

Es un riesgo. Redistribuir la riqueza está muy bien, pero antes hay que generarla. Y eso lo hace más la industria. En el Estado español hay zonas que viven prácticamente del turismo. Lo entiendo, pero debe haber planes estratégicos para el automóvil, la siderurgia, la aeronáutica...

Ustedes han pactado con el PP y con el PSOE históricamente. ¿Con este PP de hoy en día verían viable llegar a acuerdos?

Tenemos un compromiso con el PSOE de seguir profundizando en esa relación. El PNV es leal a esos compromisos. Y el PP actual no tiene ninguna querencia por un modelo de Estado compuesto.

¿La solución al conflicto catalán pasa por pactar también un nuevo estatus como proponen ustedes para el País Vasco?

Yo vengo planteando una hoja de ruta que entronca con la historia de la relación de los vascos con la Corona, con el reconocimiento de unos derechos históricos amparados por la Constitución, y eso me lleva a una relación bilateral que ha de ser perfeccionada. Cuarenta años después, nuestro Estatuto sigue sin estar cumplido. Euskadi fue la primera autonomía en tener un estatuto y es la última en renovarlo. En eso estamos. La metodología tiene que basarse en un diálogo transaccional de las fuerzas políticas en Euskadi. Tiene que tener un reconocimiento de nuestra identidad nacional, un sistema de garantías de la relación bilateral, participación en las instituciones europeas. Si sirve para Catalunya, el planteamiento es un acuerdo interno en Euskadi y un pacto en el Estado español.

¿Sigue usted dispuesto a ayudar para encontrar una solución al conflicto de Catalunya?

Mantengo un contacto fluido con agentes políticos y sociales de Catalunya. En su momento, intenté facilitar la relación entre la Generalitat y el Gobierno central. Mi máxima es no interferir y no entrar en algo en lo que no se me haya invitado. Si eso es compatible con seguir a disposición de quien quiera hacer una reflexión compartida, contrastar formulaciones de un Estado compuesto, estoy dispuesto.

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