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La Crida acorrala al PDECat al exigir un nuevo partido

Espacio posconvergente

Jordi Sànchez apuesta por impulsar otra estructura política

Jordi Sànchez, ayer en El món a RAC1 , aprovechando un permiso penitenciario de 48 horas

RAC1

La tortuosa reordenación del espacio posconvergente llega a su sprint final y sus protagonistas siguen a codazos para imponer su posición. La Crida y el PDECat continúan encallados en la fórmula que debe estructurar JxCat: los primeros quieren erigir un nuevo partido que nada tenga que ver con la herencia de Convergència, lo que rechazan de plano los segundos al esgrimir el valor de su legado y estructura.

Unas diferencias que han dilatado las negociaciones y han dejado en el camino ofertas del PDECat como una fusión con su estructura y una coalición electoral. Y es que la solución, para la Crida, es “una nueva organización política con una nueva estructura”, como verbalizó ayer Jordi Sànchez en RAC1 aprovechando un permiso de 48 horas.

Xuclà deja la formación y sus políticos presos lanzan una propuesta para religar las sensibilidades

El presidente de la Crida ha pilotado la negociación desde Lledoners con el plácet de Waterloo y ayer lanzó un aviso al PDECat: “La nueva organización debe sumar a personas, no a entidades, sin vetos ni cuotas, porque no puede ser la refundación de nada, se trata de aportar nuevos vientos”. Él, y otros actores del polifónico espacio de JxCat –como Acció per la República, que integra algunos diputados–, se desmarca sin ambages de la órbita de CDC. Una apuesta que acorrala al PDECat, que niega cualquier disolución. Desde el partido heredero de CDC afean que la Crida los ponga entre la espada y la pared y aseguran que llegan al final de la negociación con sensación de “hartazgo” y de haber sido “engañados”.

Pero en el seno del PDECat también hay un sector crítico próximo a Puigdemont con nombres como su vicepresidenta, Míriam Nogueras, y Lourdes Ciuró, que hoy acudirán a la reunión de la ejecutiva. “El debate será largo y duro”, advierten fuentes posconvergentes. En este irrumpirá también una propuesta de última hora de los presos Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn, y el también exconseller Lluís Puig desde Bélgica, que apuestan por religar todas las sensibilidades y confluir, en la línea de Puigdemont, a partir de una asamblea constituyente –que estaba encarrilada antes del coronavirus–. Descartan una coalición y exigen una votación de la militancia posconvergente más allá de la dirección, a la que acusan de torpedear pactos. Y es que la mayoría de la ejecutiva es favorable a su presidente David Bonvehí; otra historia es el consejo nacional que espera en julio. Por otro lado, un histórico del PDECat como Jordi Xuclà rompía ayer el carné tras más de 30 años de militancia y arremetía contra su dirección por su política de “apaciguamiento” frente a los intentos de JxCat de “anular” a la formación heredera de CDC. Y en paralelo, este sábado el PNC, al que se han acercado exdirigentes del PDECat como Xuclà, Marta Pascal o Carles Campuzano, celebra su congreso fundacional y aspira a obtener su parte del pastel.

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