El imposible confinamiento de la política

ANÁLISIS

El independentismo trata de mantener la imagen de que el Govern existe aunque la autoridad única sea Sánchez

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Alejandro Garcia / EFE

El presidente de la Generalitat es el representante ordinario del Estado en Catalunya. Lo dice el artículo 67 del Estatut, aunque el título le incomode a Quim Torra y, por sistema, haga dejación del mismo. Torra habló el sábado con Iñigo Urkullu, compartieron indignación por la intervención de los Mossos y la Ertzaintza y los respectivos sistemas sanitarios en el decreto que declara el Estado de Alarma, y el domingo la trasladaron a la videoconferencia de presidentes autonómicos. La reivindicación es la misma, los temores políticos también, pero hubo diferencias en las formas.

El lehendakari no tiene necesidad de reafirmar su autoridad ni siquiera con unas elecciones por delante pendientes del coronavirus. Urkullu reivindica sin problemas que en Euskadi el Estado es él y que, en base a sus competencias, su gobierno será “proactivo” y “complementará” las medidas adoptadas por el Gobierno. A la protesta, dijo, “no voy a dedicar más de diez segundos”.

Nadie habla de desobediencia, nadie considera sospechoso que tome la iniciativa y, sobre todo, evita descolgarse de un comunicado conjunto en un momento en que la duda no está entre aceptar que te coordinen o no, sino en estar coordinados para luchar contra la pandemia.

LA ESTRATEGIA

Torra se debate entre la reivindicación independentista y las necesidades de la emergencia sanitaria

Por el contrario, Torra se debate entre la reivindicación independentista y las necesidades de la gestión de la emergencia sanitaria. Aunque a más de un presidente autonómico del PP, la queja de Torra durante la videoconferencia supo a poco. Mucho más teniendo en cuenta la declaración pública posterior en el Palau de la Generalitat donde acusó al Gobierno de Pedro Sánchez de “confiscación” de competencias, lanzar “proclamas centralistas y autoritarias”.

El Govern anda dividido, y no sólo por las necesidades de confinamiento, primero con Àngels Chacón en Igualada, ahora con el positivo de Pere Aragonès, y las prevenciones del president en su ámbito familiar. Las diferencias se arrastran desde el inicio de la crisis y responde a una pregunta: “¿Tu eres de Antoni Trilla o de Oriol Mitjà?”. Son los estilos del jefe del servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic y el jefe de la unidad de ITS del hospital Germans Trias i Pujol.

LOS SOCIOS

La estrategia pragmática de ERC digiere mejor las medidas de excepción que la de JxCat

Cuando la información sobre el decreto del estado de alarma llegó a Palau, por primera vez en meses, en lugar de atrincherarse se activaron mecanismos de comunicación con el Gobierno central. El resultado no varió pero además del decreto se encontraron con un discurso del presidente anclado en sus tres C: coordinación, cooperación y colaboración. Así que el problema en el independentismo sigue siendo el relato.

La estrategia pragmática fijada en ERC hace meses digiere mejor las medidas de excepción que la de JxCat. Hasta en los círculos próximos a Carles Puigdemont había dudas si se debía hacer cuestión del “155 encubierto” cuando el sistema sanitario está al borde del colapso.

EL NUEVO RELATO

Se aparca la denuncia del “155 encubierto” y se pone el foco en la necesidad de más contundencia contra el virus

El mainstream más hiperventilado se ve ahora obligado a poner el foco en la necesidad de medidas más contundentes y se convierte en bandera el “autoconfinamiento solidario”. Curiosamente, aprovechando la frase de la presidenta de Madrid: “se están muriendo decenas de personas cada minuto”, soltó en la videoconferencia. Hoy ha dado positivo. En la videoconferencia, Torra se solidarizó con Madrid.

Se aparca el 155 y, por ejemplo, quien teóricamente envía las órdenes a los mossos desde 600 kilómetros de distancia. La policía catalana mantiene su dispositivo de control y Torra ha aprendido a estar de acuerdo con el conseller de Interior, Miquel Buch, al que hace unos meses habría cesado. De lo que se trata es de mantener la imagen de que el Govern existe aunque la autoridad única sea el Gobierno central, incluso anunciando resoluciones de confinamiento con sanciones incluidas para quien lo quiebre y que nunca entrarán en vigor... Si Sánchez no quiere.

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