Todas las combinaciones que permiten a Sánchez mantenerse en Moncloa
Pactos postelectorales
El resultado de las elecciones generales es el mismo que hace medio año si se mira la correlación de fuerzas y sin pactos no habrá investidura ni formación de Gobierno
Catalunya y La Jonquera | Última hora tras las elecciones generales, en directo
La gobernabilidad será complicada en España con la aritmética parlamentaria que ha proporcionado la repetición de las elecciones generales este 10N. El primer escollo a salvar es la investidura, pero no será el único. Tras la formación de Gobierno habrá que legislar y aprobar las cuentas públicas.
Para que Pedro Sánchez, presidente en funciones, siga en Moncloa necesitará 176 diputados en una primera votación o una mayoría simple –más votos a favor que en contra– en la segunda. Son varios los escenarios que se abren, aunque todos complejos en un Congreso de los Diputados poco acostumbrado a los pactos.
La evidencia del 28-A y el 10-N: Sin pactos no hay Gobierno
Sobre la mesa, a grandes rasgos, hay tres escenarios: una gran coalición del bipartidismo tradicional que los actores implicados a día de hoy descartan; una abstención generalizada que permita al PSOE tener el Ejecutivo monocolor que perseguía y geometría variable para sacar adelante las iniciativas en el Congreso –también es poco probable y no proporciona estabilidad–; o bien reeditar la difícil alianza de la moción de censura, un pacto de los socialistas a su izquierda, con Unidas Podemos y Más País, y con partidos soberanistas como Esquerra Republicana o PNV. Pero en las cuatro últimas citas electorales esa suma era posible y nunca se ha efectuado salvo para echar a Mariano Rajoy en mayo de 2018. Además, la cadena de acontecimientos del último medio año complica esta última opción. Quizá por ello Ferraz aboga por sortear a los republicanos y quiere incluir en esa ecuación a Ciudadanos.
La configuración parlamentaria de abril y noviembre es muy distinta –sobre todo sí se mira las dinámicas internas de los bloques izquierda-derecha–, pero el resultado final en cuanto a correlación de fuerzas es similar. La evidencia es la misma que hace medio año, sin pactos no habrá Gobierno. Las grandes mayorías, o si se prefiere suficientes, quedaron atrás.
La gran coalición y sus guarismos
La improbable Grosse Koalition sumaría como mínimo 208 escaños. Se puede ver en los dos primeros gráficos, y con la presencia de Ciudadanos escala a los 218 diputados. Si además se suman la derecha navarra y los regionalistas cántabros, la cifra sería de 221 asientos.
Por su parte, la derecha constata que poco puede hacer para sumar una mayoría alternativa a la del PSOE tras el descalabro de Albert Rivera. Por ello todas las miradas se ponen en Sánchez.
El pacto a la izquierda del PSOE con los nacionalistas periféricos... o Ciudadanos
Gran coalición aparte, el pacto que garantizaría más seguridad en cuanto a apoyos parlamentarios es el de Sánchez con Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y los apoyos de las bancadas jeltzale y republicana, que en julio ya mostraron su predisposición a facilitar ese pacto; si bien, ERC ahora ha cambiado de tesitura y tiene un contexto que dificulta que mantenga esos apoyos. Los regionalistas de Cantabria también se habían inclinado por esa opción. Si todos votaran al unísono en la primera sesión del debate de investidura Sánchez sería elegido presidente con mayoría absoluta, con 179 escaños.
En el gráfico se contempla una abstención de Junts per Catalunya, EH Bildu, Teruel Existe, Bloque Nacionalista Galego y Coalición Canaria, que entre todos suman 17 asientos en la Cámara Baja.Todos ellos podrían votar en contra y la investidura saldría adelante igualmente si ERC y PNV votan a favor.
Otra opción sería que en contra no haya más partidos de los que refleja el gráfico anterior (PP, Navarra Suma, Ciudadanos, Vox y la CUP, que atesoran entre todos 154 parlamentarios) y que ERC y PNV se abstengan. En segunda votación el líder socialista sería elegido presidente con 159 diputados y habría 37 abstenciones.
No obstante, este lunes el PSOE barajaba explorar una vía que aúne a Unidas Podemos, Más País, PNV –no hay nada extraño aunque en política económica jeltzales y morados no coincidan– y Ciudadanos. Además, se intentaría incluir en la fórmula a Coalición Canaria, a los nacionalistas gallegos y al Partido Regional Cántabro. Es la manera de evitar los apoyos del independentismo catalán. Con todo, parece difícil convencer a la vez a Ciudadanos y a PNV y UP.
La difícil combinación de las abstenciones
No será fácil que Iglesias dé el brazo a torcer y facilite una investidura de Sánchez sin pactar la coalición que reclama desde que hubo convocatoria electoral en febrero del año pasado y que ya había solicitado en mayo de 2018, cuando triunfó la moción. Con todo, si se cierra el socavón que separa a Ferraz de la calle Princesa y se diera ese escenario inverosímil, Sánchez podría ser presidente con sólo 124 votos a favor, los de PSOE, Más País y el Partido Regionalista Cántabro. Así, sería necesaria la abstención de PP, la coalición derechista de Navarra, Unidas Podemos, Coalición Canaria, Teruel Existe, PNV y Ciudadanos. Vox, la CUP, la izquierda abertzale, posconvergentes, republicanos y nacionalistas gallegos podrían votar en contra sin torpedear la investidura.
Siguendo esa línea en la que PP y Ciudadanos no ponen objeciones a la investidura del líder socialista, Unidas Podemos podría votar en contra con los demás partidos si Navarra Suma y Teruel Existe –o bien el PNV en vez de estos dos grupos– se suman a la abstención.
Pero eso no es todo. Con la dimisión de Rivera y el batacazo de Ciudadanos, el partido podría tomar otro cariz y sumarse a los apoyos a Sánchez junto a Errejón y regionalistas cántabros. Aunque ese escenario empujaría a UP a votar en contra posiblemente. Aún así, con 134 apoyos Sánchez se mantendría como jefe del Gobierno si se abstienen los populares de Pablo Casado, Coalición Canaria, Teruel Existe y Navarra Suma –que pone como condición para apoyar al PSOE que el Gobierno foral cambie de color–. Así, habría 93 abstenciones y 123 votos en contra de la confluencia morada, Vox, la CUP, EH Bildu, Junts per Catalunya, BNG, ERC y PNV.
De hecho, el PNV, que gobierna con los socialistas en Euskadi, podría no votar en contra y el pacto saldría adelante de igual manera con su abstención. O incluso se podría sumar a los apoyos a Sánchez –que lograría 141– al carecer el partido naranja de fuerza para exigir medidas contra los fueros de Euskadi.
Los nacionalistas vascos podrían sumarse a Más País y los regionalistas cántabros para aunar 131 escaños junto al PSOE. En ese caso se requeriría la abstención del partido naranja, de los diputados canarios y del turolense así como de populares y la derecha navarra, que podría votar en contra sin alterar la relación de mayorías. Incluso el PNV podría descolgarse del pacto y abstenerse.