Los Mossos y la Policía se coordinarán ante la respuesta a la sentencia del 1-O
Dispositivo de seguridad
La policía catalana moviliza a todos los antidisturbios para afrontar las protestas tras el fallo del Supremo
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, decía esta semana en la cadena Ser que confiaba en los Mossos para garantizar la seguridad en Catalunya tras la sentencia del procés . Lo propio dijo el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Han pasado dos años del dispositivo del 1-O que abrió una profunda brecha en la confianza de la policía catalana con los jueces y el resto de cuerpos policiales. Sin embargo, a pesar de las muestras de apoyo, el presidente amagó con la activación de ley de Seguridad Nacional que le permitiría tomar el control de la policía catalana. La presión sobre los Mossos es máxima. Aun así, un alto comisario de la policía catalana advertía en privado hace pocos días que han “aprendido mucho del 1 de octubre” y que “se coordinarán mucho mejor con la Policía Nacional” en el dispositivo de seguridad que se desplegará tras la sentencia. Los altos mandos de Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil participaron de una reunión de coordinación en la comisaría de Les Corts hace dos semanas. “Las relaciones entre los cuerpos policiales son buenas”, rematan las mismas fuentes.
El operativo cuenta con una presencia mayoritaria de los Mossos d’Esquadra, que se encargarán del diseño y de la dirección, y además contará con la Policía Nacional para vigilar puntos estáticos en los edificios públicos. Quedará en manos de los Mossos decidir si hace falta un refuerzo adicional de la Policía Nacional en caso de escasez de efectivos.
Los Mossos se preparan para una nueva prueba de fuego
Como en cualquier dispositivo, se fija un nivel de alerta atendiendo a la peligrosidad o a la envergadura de las manifestaciones. En este caso, al advertir movilizaciones masivas, el nivel de alerta es máximo lo que implica un despliegue total de efectivos. De hecho, todos los agentes antidisturbios han sido activados y desde el día 1 de octubre tienen restringida las peticiones de fiestas y permisos. Durante los días de descanso tienen que estar operativos, siempre en guardia, por si son llamados a filas de forma urgente. Nadie sabe cuándo se dictará la sentencia pero todos los agentes deben estar disponibles. Lo mismo sucede con la unidad Arro (Área de Recursos Operativos) que también ostenta funciones de orden público y cuyos agentes también han sido activados. Los Mossos han establecido los puntos que pueden entrañar un mayor riesgo. Se reforzará la vigilancia de los juzgados –como ya se viene haciendo desde febrero con la puesta en marcha del dispositivo Toga–, las sedes de los partidos políticos, los edificios del Estado, las carreteras y las infraestructuras sensibles, como las estaciones del AVE y el aeropuerto, para impedir los cortes que se presumen que se llevarán a cabo como protesta a la sentencia.
Los Mossos se preparan para una nueva prueba de fuego que, pese a la confianza exhibida por el Gobierno, los volverá a poner en el ojo del huracán. No hay que olvidar que la sentencia del procés también hablará de ellos. El fallo determinará si su actuación el 1-O fue diligente con las órdenes establecidas para impedir el referéndum o bien si los considera un elemento fundamental para que pudiera celebrarse. El periodo de turbulencias que abrió en el seno de los Mossos aquella actuación no ha acabado. Esta semana dimitió el director de la policía de la Generalitat por sus diferencias con el president Quim Torra. Su sustituto, Pere Ferrer, garantizó a los agentes que cumplirá de “forma escrupulosa” con la legalidad.