El camino de vuelta al Estatut
Análisis
El 155 y los tribunales “descabezaron” al independentismo, pero mantiene el apoyo en las urnas
Soraya Sáenz de Santamaría se jactó en diciembre del 2017 de haber descabezado a ERC y Junts per Catalunya y pedía el voto en Catalunya para el PP para seguir “liquidando” al independentismo. El 21-D Ciudadanos ganó las elecciones catalanas y el PP se quedó sin grupo en el Parlament… La pérdida de los líderes del proceso debía ser además poco trascendental porque el comandante de la Guardia Civil que redactó los atestados del 1-O no acertaba ayer a concretar ante el Tribunal Supremo si Oriol Junqueras era vicepresidente del Govern porque ellos lo que investigaban eran “personas que hacen cosas” y el cargo era lo de menos.
El PSOE se recrea en “la diversidad en la unidad” y la “España de todos” como solución a la crisis catalana
Los atestados hubieran sido mucho más certeros si los agentes hubieran leído las crónicas periodísticas del momento en lugar de encomendarse en exclusiva al documento EnfoCATs –que nadie reconoce ni se cumplió– y a una libreta Moleskine de Josep Maria Jové donde lo más interesante resulta ser la constatación de las dudas, recelos y reproches entre los líderes del proceso y sus equipos. Lo que oculta la Moleskine es antropología independentista pura.
Los viajes a las prisiones y la imagen del salón de plenos del Supremo es la evidencia de que JxCat y ERC efectivamente quedaron descabezadas; y los carteles electorales, de que la resolución del conflicto catalán no pasa por las manos de Manuel Marchena sino, por lo menos, por la Moncloa y el Palau de la Generalitat. El expresident Carles Puigdemont salió de Catalunya el 29 de octubre del 2017 y Junqueras lleva 530 días en prisión preventiva y, pese a todo, si las encuestas se cumplen, el independentismo podría obtener más escaños en el Congreso de los que han sumado nunca, aunque con una nueva distribución de fuerzas.
El PSOE no afrontará una reforma constitucional si no hay el “consenso social y político” suficiente
La campaña del 28-A demuestra la debilidad de las estructuras y las dificultades de ambas candidaturas independentistas para tejer una oferta política creíble y viable en las Cortes, pero no cuestiona el apoyo ciudadano consolidado al independentismo en las urnas. Otra cosa es el camino a seguir con los resultados electorales en la mano y con las elecciones municipales y europeas esperando en la esquina.
Gabriel Rufián se estrenó en la tribuna del Congreso en diciembre del 2015 poniendo caducidad de 18 meses a su escaño para regresar “a la República Catalana” y ayer, reconvertido en republicano pragmático, planteaba una ley ad hoc para celebrar un referéndum en Catalunya y otra para poner fin a los procesos judiciales contra independentistas. El cómo no tiene respuesta porque el juicio está en marcha y la sentencia no llegará hasta el otoño.
Así que libertad y amnistía... pide ERC; y Estatut d’Autonomia, según el programa electoral del PSOE. Pedro Sánchez no está dispuesto a que la cuestión catalana le cueste la presidencia, así que el modelo territorial se recrea en la “diversidad en la unidad” y la “España de todos”. El líder socialista evita riesgos –ni autodeterminación ni 155 perpetuo– y su reforma de la Constitución se
circunscribe ahora a la delimitación de competencias del Estado, el blindaje del sistema de reparto financiero y la metodología de las balanzas fiscales para garantizar la solidaridad territorial.
El PSOE no afrontará una reforma constitucional si no hay el “consenso social y político” suficiente. Una garantía de que difícilmente se planteará, teniendo en cuenta la distancia que separará a socialistas y populares, con Vox condicionando por la derecha la actividad en el Congreso. Además, los socialistas se disputan la victoria en Catalunya con ERC. De ahí que Meritxell Batet insista en que los republicanos “no son de fiar”, algo que comparten los convergentes y todas sus derivadas.
No obstante, las encuestas avalan la estrategia de Junqueras, mientras que la fuerza convergente languidece entre reproches internos por decisiones del pasado. La candidata Laura Borràs no renuncia a nada –ni a la independencia, ni a la unilateralidad...–, pero tampoco fija entre sus prioridades ser la portavoz del no a todo. Para evitar desajustes, ahora se concentra en atacar a ERC por eludir una lista unitaria, mientras los republicanos obvian a sus socios en el Govern en busca de la hegemonía independentista.
Entre disputas, el espíritu del 1-O sobrevive en contraposición a las declaraciones de policías y guardias civiles en el Supremo y la insistencia del president Torra con los símbolos: “Catalunya se autodeterminó el 1-O y se proclamó la república el 27-O”. Torra estaba ese día en su casa, y quienes se sientan en el banco de los acusados insisten en que fue una simple declaración política sin ninguna posibilidad de ser efectiva.