Safo de Lesbos, la gran poeta griega
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Su poesía nos ha llegado fragmentada en unos 500 versos y alcanza las más elevadas cotas de la lírica
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Safo nació y vivió casi siempre en la isla de Lesbos, en el mar Egeo. Su poesía nos ha llegado fragmentada en un conjunto de unos 500 versos y alcanza las más elevadas cotas de la lírica griega.
La poetisa nació en el 612 a.C. Lo más aceptado y difundido era que había nacido en la ciudad de Mitilene. Sus padres, nobles acomodados, le llevaron a Mitilene. Ella misma se consideraba una “cabecita casquivana” y reconocía tener un corazón infantil.
Se cuenta que después de su segundo exilio a Sicilia por motivos de moralidad, se casó con un industrial rico y tuvo una hija. Ya viuda y rica regresó a Lesbos después de 5 años de confinamiento.
Acerca de la vida personal de Safo tan solo hay conjeturas. La mayoría de ellas provienen de interpretaciones de su obra poética, de la cual se cree que nos ha llegado menos del diez por ciento.
Su madre se llamaba Cleis. Su padre, Escamandrónimo, era un rico y próspero comerciante de vino cuya fortuna y aristocracia provenían del saqueo de Troya. Tuvo tres hermanos, que fueron Caraxo, Erigüio y Larico.
Mitilene era famosa por sus comercios, vinos y terremotos. Tuvo un dictador, Pitaco, que después tuvo el honor de verse alineado junto a Solón en la lista de los siete sabios de Grecia. Mandó fuera a los patricios del poder y al destierro a los poetas Safo y Alceo.
Alceo encontró en el exilio su virtuosidad con la poesía e inventó una métrica personal que llamó “alceica”. Es considerado el tercer gran poeta después de Homero y Hesíodo.
Respecto a Safo hay dos opiniones valiosas:
- Platón escribió: “Dicen que hay nueve musas. Los desmemoriados han olvidado la décima: Safo de Lesbos”
- Cuando Solón conoció la obra de Safo exclamó: “¡Ahora puedo incluso morir!”
Safo era la poetisa por antonomasia como Homero era por antonomasia “el poeta”.
El colegio para niñas
Casa de las servidoras de las Musas: En Mitilene, ciudad de su isla nativa, instituyó un colegio para muchachas donde se inscribió lo mejor de la sociedad de Mitilene. Se llamaban “hetairas” o sea compañeras.
Allí sus discípulas aprendían a recitar poesía, cantar,danzar, confeccionar coronas y colgantes de flores, según la costumbre de las mujeres nobles y ricas de su tiempo.
Al parecer fue una magnífica maestra. Corrieron rumores por la ciudad y unos padres acudieron a la escuela a llevarse a su hija, que era la preferida de la maestra. El adiós de la separación inspiró a la poetisa bellos versos de alto nivel poético.
El adiós de la separación inspiró a la poetisa bellos versos de alto nivel poético
Hay tres interpretaciones sobre esta escuela de enseñanza. Una asociación religiosa y cultural en honor de Afrodita y otros dioses; un lugar donde se educaba a las jóvenes nobles de Lesbos y también un lugar de libertinaje, interpretación hecha desde un punto de vista moral ante la lectura de sus poemas.
A partir de sus poemas se interpreta que Safo se enamoraba de sus discípulas y mantenía relaciones con algunas de ellas. Todo esto la ha convertido en un símbolo del amor entre mujeres.
Las obras de Safo
Solo se conocen algunos poemas y fragmentos extraídos de citas tardías (tradición indirecta) y de papiros . De hecho, prácticamente todo lo que se sabe de su vida se dedujo de sus poemas. El contenido amoroso de sus poemas propició toda clase de habladurías y especulaciones sobre su vida.
Safo y su compatriota Alceo son considerados los poetas más sobresalientes de la poesía griega arcaica, de la que Terpandro y Arión son precedentes. Son, además, los únicos representantes de la producción literaria lesbia.
Su obra estaba compilada en la biblioteca de Alejandría en nueve libros, que eran copiados, traducidos y usados para la enseñanza hasta que el papa Gregorio VII en 1073 ordenó quemar todos los manuscritos por considerarlos inmorales.
El contenido amoroso de sus poemas propició toda clase de habladurías y especulaciones sobre su vida
Sus contemporáneos le veneraron. Toda su poesía tiene un acento de tersa y milagrosa pureza. Fue la comedia ática de los siglos siguientes la que se fijó en Safo y le valió entrar en la leyenda.
El mundo de Safo es femenino. El tema principal eran sus sentimientos y el amor, propiciado por la diosa Afrodita . La sensibilidad y delicadeza son las protagonistas de sus poemas; sentimientos encontrados con su círculo de mujeres, como los celos, el amor, la decepción, la alegría y la rivalidad, son plasmados en su total extensión.
El éxito de la poesía de Safo radica en la adopción del amor como tema personal. Por lo tanto, las situaciones creadas serían temporalmente cercanas a sí misma y a la audiencia.
Safo habla en sus poemas de la pasión amorosa que se apodera del ser humano y se manifiesta en diversas formas, como los celos, el deseo o una intangible nostalgia.
Safo habla en sus poemas de la pasión amorosa que se apodera del ser humano y se manifiesta en diversas formas
Un ejemplo de esto se encuentra en el Himno en honor a Afrodita, el único poema que nos ha llegado completo de toda su obra. Podría considerarse como una oración, una súplica dirigida a la diosa del amor para conseguir su ayuda y lograr así el amor de su enamorada.
Parece que no es la primera vez que Safo invocaba a la diosa para esto mismo; en el poema Afrodita habla directamente a Safo y le pregunta por los motivos por los que la llama de nuevo.
La descripción de la diosa bajando del cielo en su carro rodeada de alegres gorriones, sonriendo responde a una de las imágenes más evocadoras de la diosa.
Leyendas sobre Safo
Hay una leyenda, surgida a partir de algún pasaje de su propia obra, en donde se narra la historia de Faón, un hombre bello del que se enamoró la misma diosa Afrodita.
Según esa leyenda, Safo, inducida por la diosa, se suicidó lanzándose al mar desde la roca de Leúcade cuando su amor por Faón no se vio correspondido.
Esta roca de la isla de Léucade era, al parecer, desde donde se lanzaban los enamorados para suicidarse.
Otra versión afirma que Safo lo escribió como metáfora de una decepción amorosa, ya que en uno de sus fragmentos se describe como alguien que ya ha llegado a la vejez, y es «incapaz de amar».
En respuesta a una petición de matrimonio se le atribuye esta frase:
“Si mi pecho pudiese aún dar jugo y mi regazo frutos me encontraría sin temblar hacia un nuevo tálamo. Pero el amor ha grabado demasiadas arrugas en mi piel y el amor ya no me acosa más con la fusta de sus exquisitas penas”.
El tema fue popularizado por el poeta latino Ovidio. Así convirtió a Safo en una de sus Heroinas, como autora de una carta de amor dirigida a Faón.
De todas las heroínas de Ovidio, Safo es la única mujer cuya existencia se ha comprobado. Esta imagen de Safo atormentada por un amor no correspondido fue representada a menudo por los grandes pintores europeos del siglo XIX, que reflejan una visión romántica de Safo con el cabello suelto y apoyada en la roca.
De todas las heroínas de Ovidio, Safo es la única mujer cuya existencia se ha comprobado
'Himno en honor a Afrodita'
Dionisio de Halicarnaso afirmó que era la mejor exponente de la poesía lírica griega. Gracias a él conservamos el Himno a Afrodita. Desde un punto de vista formal, la obra está compuesta de siete estrofas sáficas. La estrofa sáfica, denominada así en honor a Safo, se compone de cuatro versos.
El contenido de la oda es sencillo; básicamente consiste en un ruego que la escritora le hace a la diosa Afrodita con el fin de que atraiga hacia ella un amor renegado.
El contenido del himno es un ruego que hace nuestra poetisa a la diosa del amor, Afrodita, para que pedirle ayuda: atraer hacia ella un amor renegado. En este caso sabemos que la amada es una mujer, por la ausencia de una letra al final de la sexta estrofa.
Después de la invocación, encontramos una larga digresión, donde la poetisa rememora una ocasión anterior en que la diosa estuvo dispuesta a ayudarle, ocasión en la cual la diosa, que es conducida por un carruaje de oro tirado por gorriones, descendió y le prometió que su suplica sería cumplida.
Por último, el poema se cierra con una estrofa en la cual se reitera la solicitud de ayuda en la «guerra del amor», comparando la relación amorosa con la batalla.
Himno a Afrodita
Inmortal Afrodita la del trono pintado
la hija de Zeus, tejedora de engaños, te lo ruego:
no a mí, no me sometas a penas ni angustias
el ánimo, diosa.
Pero acude aquí, si alguna vez en otro tiempo,
al escuchar de lejos de mi voz la llamada,
la has atendido y, dejando la áurea morada
paterna, viniste, tras aprestar tu carro.
Te conducían lindos
tus veloces gorriones sobre la tierra oscura.
Batiendo en raudo ritmo sus alas desde el cielo
cruzaron el éter, y al instante llegaron.
Y tú, oh feliz diosa,
mostrando tu sonrisa en el rostro inmortal,
me preguntabas qué de nuevo sufría y a qué
de nuevo te invocaba,
y qué con tanto empeño conseguir deseaba
en mi alocado corazón.
¿A quién, esta vez
voy a atraer, oh querida, a tu amor?
¿Quién ahora, ay Safo, te agravia?
Pues si ahora te huye, pronto va a perseguirte;
si regalos no aceptaba, ahora va a darlos,
y si no te quería, en seguida va a amarte,
aunque ella resista.
Acúdeme también ahora, y líbrame ya
de mis terribles congojas, cúmpleme que logre
cuanto mi ánimo ansía, y sé en esta guerra
tu misma mi aliada.