Tallin, contando una ciudad de cuento

Lectores Corresponsales

Con un sinfín de callecitas adoquinadas, plagadas de colores, arquitectura y sonido medieval, con su castillo, sus miradores de postal y la catedral de Alejandro Nevski, el casco antiguo es Patrimonio de la Humanidad 

Ampliar Ventana a Tallin, una ciudad de cuento.

Ventana a Tallin, una ciudad de cuento.

Cristina Maruri / https://cristinamaruri.com/

* La autora forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia

Baña sus rodillas en un verdoso Mar Báltico, y este punto del planeta, ha supuesto para mí una revelación, que paso a tratar de compartir contigo a través de estas fotografías y líneas.

Cómodo y corto vuelo desde Bilbao, al igual que el trayecto desde el aeropuerto al centro, en autobús y por poco más de un euro.

Mochila y deportivas para recorrer una ciudad de cuento y para contar, cuando el turismo de masas hace mella en muchas partes del mundo. Pero aquí no llega.

Ampliar Muralla y castillo de la ciudad.

Muralla y castillo de la ciudad.

Cristina Maruri / https://cristinamaruri.com/

En Tallin tan solo me llega, mientras asciendo la colina dirección a la muralla, la brisa de los árboles, el trinar de los pájaros y un sentimiento de recuperación de la niñez. Porque ante las estampas que se van sucediendo, parece me introduzco en una fantasía de Christian Andersen o similar.

Apenas me cruzo con dos lugareños y a lo lejos oteo otros dos turistas. Lo cierto es que no reparo en ellos, porque la vista me obliga a quedarme pasmada en otros fotogramas de ensueño. Ante tamaño y bien conservado castillo, torreones con picudos cucuruchos rojos, miradores de postal, fachada de catedral de Alejandro Nevski, y un sinfín de callecitas adoquinadas, plagadas de colores, arquitectura y sonido medieval. Por derecho propio, este casco antiguo, es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1997.

Me sumerjo en él y me pierdo.

Ampliar Catedral de Alejandro Nevski.

Catedral de Alejandro Nevski.

Cristina Maruri / https://cristinamaruri.com/

Puedes permanecer en este micro mundo el tiempo que desees. Rincones, tiendas, puestecitos, restaurantes; todo preparado para el turista, pero sin perder un ápice de tradición y belleza, que a menudo roza la exquisitez. 

Ampliar Plaza del ayuntamiento.

Plaza del ayuntamiento.

Cristina Maruri / https://cristinamaruri.com/

Yo me detengo más de la cuenta en la espectacular plaza, con bancos de madera y florecitas y en los que puedes sestear cual lagartija mirando hacia el sol. Y en la farmacia en funcionamiento más antigua de Europa, entre frascos y ungüentos medicinales.

Para cuando termines, creerás que ya lo has visto todo, pero de eso ni hablar.

Ampliar Rincón del casco antiguo.

Rincón del casco antiguo.

Cristina Maruri / https://cristinamaruri.com/

Te invito a que des un paseo por los bosques aledaños, con casonas espectaculares, y más espectaculares todavía, jardines con palacios de estilo ruso, hasta llegar, por una idílica carretera, rozando con la yema de los dedos el mar, a la casi vacía playa de Pirita. Merecido baño y merecida restauración, en una terraza con vistas al horizonte infinito.

Poca apetencia para volver andando, así que me decanto por el autobús, en una ciudad segura y tranquila, en donde el transporte público y alquiler de bicis y patinetes, funciona a las mil maravillas. Descanso, socializando, en el lobby de mi alojamiento, cadena hotelera de concepto futurista, por tipo de inmueble y servicios.

Repuesta de fuerzas y con ganas de mayores descubrimientos, me acerco con otro paseo a la zona alternativa de Tallin. Me sorprende y me envuelve, aunque de otra manera.

Ampliar Barrio alternativo de Telliskivi.

Barrio alternativo de Telliskivi.

Cristina Maruri / https://cristinamaruri.com/

Mercado “pretty” con productos locales, canchas de paddle y mesas de Ping Pong públicas, repletas de adeptos y sin ningún tipo de desperfecto, en una ciudad que considero es cuidada y genera sentimiento de orgullo para los locales.

Reutilización y reconversión de naves y elementos de procesos productivos en épocas anteriores y a la perfección. Saben utilizarlo todo y disfrutarlo todo, crear ambientes y sacarles chispas. Lo cierto es que no desperdician nada y se merecen un reconocimiento por ello.

Ampliar Lugares con encanto en Kalamaja.

Lugares con encanto en Kalamaja.

Cristina Maruri / https://cristinamaruri.com/

Es muy agradable pasar la tarde paladeando una exposición de Bansky, tomando una cerveza en un vagón, que ahora varado, calma la sed y los estómagos hambrientos; o haciendo equilibrios en una cuerda, que forma parte de un reciclado parque de juegos para niños y no tan niños.

Ampliar Exposición de obras de Bansky.

Exposición de obras de Bansky.

Cristina Maruri / https://cristinamaruri.com/

El ocaso aparece en lo alto y tras las cúpulas, nocturno y sin miedo es mi paseo de regreso.

A la mañana siguiente me esperan nuevas aventuras y nuevo paseo. Esta vez hasta el puerto, previa parada en un novísimo centro comercial, que contiene un supermercado en el que lleno un bol de alimentos variados y frescos, para abordar la travesía.

Por menos de quince euros el kilo, porque alimentan al peso, te surtes en un buffet de todo lo necesario. Y es que anticipo que hacerlo en el ferry, y como suele ser habitual, me supondrá más costo.

Antes de entrar en la terminal, merodeo por los alrededores en remodelación. Porque es también una zona emergente y en expansión. Con edificaciones estéticas y sostenibles; y que cuenta con amplísimos espacios para el peatón. Todo pensado y bien planificado. Muy pocos coches, mucho que aprender.

Ampliar Rumbo a Helsinki.

Rumbo a Helsinki.

Cristina Maruri / https://cristinamaruri.com/

Y ya me encuentro frente al cristal panorámico, observando cómo el buque gigantesco que me trasladará, cual Gargantua inverso, ingiere camiones cargados y de gran tonelaje. Por veintidós euros el precio y dos horas de trayecto, el tiempo de mi reloj.

Continua el sol y los azules ya encubierta, y las ventosas que sirven para mantener al barco adosado a puerto, dejan de funcionar. Sale el humo por las chimeneas y lentamente vira.

Y viro con él, dispuesta cual bucanera, a surcar este emplatado mar.

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