* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
De los últimos sitios donde se cazaron ballenas de Europa, un Rey de cinco reinos, unos dolos de escena extraterrestre, un monasterio en ruinas, un zeppelin, el Henge más grande de Iberia, unas playas de surf y acantilados que parecen de cartón piedra. Esta vez, en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia, viajamos a Xove.
Dicen que viene de Joven, o de Júpiter, por existir un altar o ara del padre de los dioses y humanos romano, hablan de la existencia de un ullia de un tal Iouius. Como fuere, la presencia humana en la zona supera los cinco milenios. Tres los tiene el Petroglifo de Penas Agudas, cerca de la Casa do Cura.
El homo sapiens culturizado de la revolución neolítica construyó aquí un estructura de más de 80 metros de diámetro, un gran Henge, término acuñado por Sir Thomas Kendrick, pugnando con los de las islas del norte, el Stonehenge gallego.
Paisaje junto al mar en Xove.
El de Lavandeiras es un templo o círculo lítico consagrado a la vida, nos remonta a lo más remoto, cuando la naturaleza era la diosa, y existía una puerta a los espíritus, a la infinidad oscura de las estrellas. Tenían los pies en este planeta y la mirada más allá. Quizás la especie estaba más en este universo.
Concentra enterramientos megalíticos, la mámoa más grande de A Mariña en Guilán, un mausoleo prehistórico, de treinta metros de diámetro por dos y medio de altura interior.
Cobija entre sus montículos y costa escarpada, una rica cultura castrexa. Incluso una leyenda nos habla de un Rey. No es para menos pues son muchos los núcleos urbanos encontrados.
Restos del pasado en Xove.
Hasta se dice que aquí estaba el legendario Monte Medulio, en el Monte Medela. La montaña donde en el 22 a.c, las tropas de Cayo Furnio, sitiaron a los resistentes castrexos, que por honor a no ser ultrajados, ni caer rendidos, realizaron un último banquete, donde bebieron un brebaje que les ofreció un muerte gloriosa, un pasaje al otro mundo, al orbis alia.
Afloran una veintena de castros do Castelo , Canaledo, Prada, Torrillón, Cabo de Vila, Ceranzos, Pereira Boa, Alto de Lago… Y el emblemático Castro Coto da Vela, con tres terrazas, casi una ciudad sobre el mar, encima de la ensenada y playa de Sucastro, donde sopla el nordés, en un balcón al horizonte.
Sobre uno de estos antiguos poblados, en San Tirso de Portocelo, edificó un monasterio en el VIII, el Diácono Rodrigo de Coimbra, escapado por ser perseguido. Hizo lo mismo en Sumoas y Celeiro.
La iglesia de San Tirso tuvo culto al menos 1141 años, desde aquel testamento de 787 hasta la construcción de la nueva parroquia en 1928. El viejo templo observa el islote de Ansarón, dicen que fue privado y antaño lo usaban para cazar huevos de gaviota, un manjar salvaje.
El abandono cumple pronto un siglo, confieren a las ruinas un aire escocés, quizás conecta con sus primos de las islas norte. Además de Ansarón vemos un entrante a Portocelo, que significa Puerto Oculto.
Grafiti de un barco en Xove.
En la Rigueira de San Ferriol, hay un Pazo, que habitó el Mariscal Pedro Pardo de Cela, y heredó Mayor de Vaamonde, junto al Puerto de Burela, propiedades que tras ser repuestas pasaron a su herederos los Bolaños. En la parroquia se celebra con devoción el Santo Antonio, a sus peregrinos los llaman Ventureiros.
El sonido del agua susurra en el muíño de Abad, o en el merendero del río, donde unos gnomos construyeron sus casas. Impone la Rectoral con su doble escalinata celestial de cemento, que acceden directas a la galería.
Vista de la costa de Xove.
El término posee iglesias del XVI, XVII, sillares, campanarios, arcos y cal. Como Santo Estevo de Sumoas, San Miguel da Rigueira, San Isidoro do Monte, San Bartolo de Xove, Santa Eulalia de Lago, San Pedro de Xuances.
Goza hasta de vestigios subacuáticos. Como la nave Honor, hundida en 1544, procedente de Flandes, cargada con tapices, sedas, estaño... Reclamada por el Obispo de Mondoñedo, Fray Antonio de Guevara, uno de los autores más leídos del Renacimiento, citado en el prólogo del Quijote, que moriría tan solo un año después del naufragio del barco en Lago.
Viejo barco abandonado en Xove.
En Lago construyó un industrial de la serrería, la Casa de Teixide, parece un faro, con un lucernario, autoría del ebanista republicano Manuel Lage Vieiro. Una atalaya que irradiaba una luz imaginaria hacia la costa. La zona se llama Lago, por sus lagunas, estaba poblada de depósitos hídricos, antes de la llegada de la fábrica, era uno de los parajes más hermosos de A Mariña, un nido de fauna avícola sin parangón, donde la vida se abría paso.
Alusión a las ballenas..
La navegación de nuevo. Xuances fue un Coto independiente, allí nació un desconocido Gaspar Carlos de Andrade , Capitán del Galeón de Manila, que surcó los mares del Pacífico, conectando Asia y América. Tan rico que incluso lo imaginó Aquilo Iglesias Alvariño durmiendo encima de una cama de piel de iguana y perlas del mar de Joló.
La costa de Xove.
El Mar. En Morás, Massó tuvo una factoría de caza y despiece de cetáceos, desde 1965 hasta 1971, con aquel emblemático buque Cabo Morás. Quedan en recuerdo rampas, un dibujo mural en A Balea Verde, como costillas y vértebras de ballenas, enclavadas en el arena, que poco a poco son pasto del lodo.
Barcos en la costa de Xove.
En la parroquia se asienta el mayor complejo de transformación de aluminio de España, puesto en marcha en 1979. La factoría traería la creación de un puerto, con un novedoso o ingenioso sistema constructivo, unos dolos, con forma de T doble, que esculpen una escena artificial, se suma y contrasta en armonía, la natural de unos acantilados que llaman de papel, pues parecen de cartón piedra, perfectamente pulidos. Un atrezo hollywoodiense, donde rodar. Tierra de televisivos, son xovegos el humorista Roberto Vilar y el politólogo Antón Losada.
Jugando con los dolos de hormigón en la Parroquia de Morás..
Destaca en el mismo Xove, la Casa de los Villalba, con otro mirador en su techo, una vivienda que construyó Manuel Villalba emigrado a América, enriquecido con encajes, y hospedajes.
Barcas y barcos en Xove.
Del municipio era Rolindes Baño, muller mariñeira. Y otro Baño, fue Francisco Baño, uno de los fundadores de Necochea, ciudad turística de la Argentina. Un masón, director del Banco de España y América, primer presidente del Centro Hijos del Partido de Vivero. Primo de Tomás Mariño, nacidos en la misma casa, al lado de la de los Villalba. Baño, sentía predilección por su pariente, se desplazó para pagar la placa homenaje, de mármol blanco que aún está en la pared de la ruinosa vivienda, también donó al Concello un retratro de Mariño autoría del inventor ferrolano, Vicente Díaz González.
Jugando en la escarpada costa de Xove.
Para ser sinceros a todos sorprendió la visión científica de Mariño Pardo, inventor de un globo dirigible, o zeppelin, décadas antes de que el mundo lo viera como una realidad realizada. Los planos los sacó del cajón su bisnieto Fidel Moas, y el amante de los árboles, Manuel Santos. Era un barco aéreo flotante, propio de sueños.
Paisaje marítimo de Xove.
A Xove podríamos sobrevolarlo en este aparato, una escena romántica novelada por Miss Morrigan. Subirnos a esta nave del aire, con la mirada del pájaro, como en los documentales, ver correr animales y cascadas como Guilán, o Pozo da Ferida. U observar batir el mar de playas bravas e inaccesibles como Sucastro y Reboeira y las tranquilas Lago, Portiño de Morás, Cala da Cova… Sin olvidar Esteiro, y Muiñelo, encantadora, de laxes o cantos rodados cubiertos con algas aterciopeladas.
Después del viaje, paramos para ver ocultarse el sol, para dormir seguros dejamos nuestra nave flotante amarrada por un cabo y risón, al Faro Punta Roncadoria, relativamente reciente funcionando desde 1984, lugar privilegiado, acantilado alto rodeado de rocas, que aleja barcos, pero atrae humanos.
La costa de Xove.
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