* Los autores forman parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
El pueblo de Santa Perpètua de Gaià (578 m, 9 habitantes en 2005) está a la izquierda del río Gaià, en el término de Pontils, comarca de la Conca de Barberà. En verano, es sitio de residencia de algunas familias.
Las casas están escalonadas en la vertiente sudoriental del grupo calcáreo sobre el que se construyó el castillo. Los restos de la fortaleza de Santa Perpètua dominan el estrecho valle que se extiende a sus pies. Quedan la puerta de ingreso, la torre de una especial e interesante construcción, con el interior triangular y algunas cerraduras de muralla.
Situado en un lugar muy estratégico, forma parte de la línea de fortificaciones construidas durante el siglo X en este lado de la frontera del condado de Barcelona.
La antigua iglesia románica, ya mencionada en 1072, se conserva, dentro del vallado del cementerio. La actual, dedicada a Santa Maria, está situada en el lado oriental del peñasco donde se encuentra el castillo.
Aunque parece que el lugar de Santa Perpètua se mantuvo como una zona habitada desde la romanidad tardía, las primeras menciones documentales datan del siglo X cuando se menciona como afrontación de los términos de la Roqueta (960) y Queralt (975). Al inicio del siglo XI pertenece a Sal·la, nieto de otro Sal·la, fundador de Sant Benet del Bages, descendiente de los vizcondes de Conflent y destacado repoblador en el Bages y la Anoia a mediados del siglo X, el cual probablemente aprisiona estas tierras.
Los condes de Barcelona, a mediados del siglo XI, en el contexto histórico de recuperación de poder frente a la nobleza, muestran un considerable interés por poseer Santa Perpètua. Del año 1053 data la conveniencia entre Ramon Berenguer y Alemany Hug, hijo de Hugo de Cervelló; si él, junto con Siscarda, su esposa, podían obtener el castillo por el conde, éste se lo daría en feudo, aunque se reservaría el derecho de piso. Son los Gurb-Queralt, señores del castillo vecino de Queralt, quienes mantienen su dominio.
A principios del siglo XII, los condes ceden el castillo en feudo a los Cervelló, familia que sigue vinculada al lugar a lo largo de la época medieval.
La bula papal de 1154 incorpora las iglesias de Santa Perpètua a los bienes del Arzobispado de Tarragona, que toma considerables dimensiones después de su restauración (1118). Los fogatges de los años 1365-70 señalan por Santa Perpètua a 37 familias y como señor a Guillem Ramon de Cervelló.
A finales del siglo XV se documentan los Cervelló, varones de La Llacuna, y atendiendo al fogaje de 1496 la población experimenta una fuerte bajada: se contabilizan por el lugar sólo diez familias.
El castillo
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Recinto del castillo.
El castillo de Santa Perpètua está documentado desde 976 y seguramente fue destruido en 985 por Almansor. A principios del siglo XI aparece como posesión de Sala de Sant Benet de Bages, lo que demuestra que probablemente fue construido de nuevo. En 1013 Sal·la vendió al obispo Borrell de Vic el castillo de Santa Perpetua junto con el de Barberà.
En 1053, el conde de Barcelona Ramon Berenguer I hacía una conveniencia con Alemany Hug y su esposa Sicarda en la que se estipulaba que, si estos esposos podían obtener este castillo, el conde se lo daría en feudo, si bien se le daría. reservaría la morada. Parece que por esta época los condes barceloneses cedieron el castillo a los Gurb-Queralt, porque en 1066 Guillermo Bernat de Queralt, hijo de Bernat Sendred y de Quíxol, hacía juramento al conde, entre otros castillos, por el de Santa Perpètua.
El castillo de Santa Perpètua está documentado desde 976 y seguramente fue destruido en 985 por Almansor
Algunos años más tarde, en 1072, los condes volvieron a recuperar el dominio del lugar a raíz de la venta que les hizo Bernat Bernat, quien afirmaba que le había convenido por razón de sus padres. En el testamento de Ramon Berenguer I se menciona expresamente el castillo de Santa Perpètua.
Los condes de Barcelona lo cedieron, a buen seguro a principios del siglo XII, a la familia de los Cervelló, junto con otros de la región, que lo poseyeron durante todo el período medieval.
En el siglo XVII consta en poder de los condes de Savallà ya finales del siglo XVIII pasó a los marqueses de Aitona. Vallespinosa, Les Eres y Seguer.
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Pueblo de Santa perpetua de Gaià al pie del castillo.
La principal característica de la torre es su planta triangular, ejemplo único en las fortalezas catalanas de la Edad Media, y presenta todavía media docena de almenas originales que rematan su altura al lado este.
Como otras torres del siglo X (Lloberola, Vallferosa, Ponts, la Força de l'Estany...), fue forrada en una segunda fase constructiva, ganando altura y solidez, redondeando sus cantones y definiendo su perfil actual.
Conserva la original puerta de entrada y restos de una letrina, elemento considerado de lujo en las construcciones militares de esa época.
La principal característica de la torre es su planta triangular, ejemplo único en las fortalezas catalanas de la Edad Media
Su magnífica situación, sobre un acantilado que domina el curso alto del Gaià, las ruinas del pueblo que le rodean y la cercana iglesia de Santa Susanna, de origen prerrománico, le hacen de obligada visita por los aficionados a la historia y a la arquitectura medievales.
El escritor Josep Santesmasas escribió estas letras sobre el río Gaia a su paso por el castillo de Santa Perpètua: “... Sobre el rumor del Gaià, mi torre es altiva, fálica, bien cosida. Mi mundo es calma de silencios humanos, es color verde de bosque, amarillos de pequeños rastrojos veraniegos y azules y ocres de roca. Es silencio de recuerdos amortiguados de tiempo demasiado lejanos. Se pesebre de pequeñas figuras: el huerto, el río (que no es de plata), el musgo, las casas de corcho, la cueva, el molino y el castillo de los reyes. Si soy tan bella como dicen, ¿por qué me olvidan a los hombres?”.
La iglesia
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La iglesia de Santa Maria junto a los restos del castillo.
La situación de la iglesia parroquial de Santa María de Perpètua de Gaià es, verdaderamente, impactante y privilegiada. Hay que lamentar que este edificio muestra un proceso de ruina irreversible a pesar de su valor patrimonial.
La iglesia y el castillo situados en lo alto de una colina definen el perfil del pueblo actual de Pontils. Muy cerca de esta iglesia, se encuentra el templo de Santa Susanna y el cementerio que le rodea delatan el pasado monumental del pueblo.
La cresta donde se sitúan la iglesia y el castillo son un mirador extraordinario sobre el valle que forma el río Gaià
La cresta donde se sitúan la iglesia y el castillo son un mirador extraordinario sobre el valle que forma el río Gaià. Se trata de un icónico elemento arquitectónico del paisaje del valle del río Gaià, en Tarragona.
La silueta de la fachada, junto a la torre del castillo, forma parte del paisaje cultural en lo alto de un meandro del río. Nos referimos a la Iglesia de Santa María, en Santa Perpetua de Gaià, un Bien Cultural de Interés Local que se encuentra en ruina y estado de abandono.
Por estos motivos, la iglesia de Santa María, en Santa Perpetua de Gaià (Tarragona), acaba de ser incluida en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra y que recoge más de 800 monumentos españoles que corren el riesgo de desaparecer si no se actúa de inmediato.
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Conjunto del castillo y la iglesia de Santa Perpètua.
Iglesia de origen románico, se hace mención por primera vez en 1172 como capilla del castillo de Santa Perpètua de Gaià. De esta antigua construcción sólo se conserva la puerta empotrada en el actual presbiterio.
El edificio que ha llegado hasta nuestros días fue construido en 1806 con una orientación distinta a la de la primera iglesia. Finalmente, dejó de tener culto en los años 30 del siglo XX.
Se localiza sobre un cerro a una altura de 578 metros, junto al castillo de Santa Perpètua de Gaià. De estilo neoclásico, se trata de un edificio de grandes dimensiones formado por una nave de cinco tramos. En el primero de estos tramos, se encuentra el acceso a la torre del campanario, de planta octogonal. En el interior de la iglesia destacan sus pilastras corintias, que soportan un friso que recorre toda la iglesia. Además, la cubierta del edificio es de bóveda de cañón con lunetos.
Iglesia de origen románico, se hace mención por primera vez en 1172 como capilla del castillo de Santa Perpètua de Gaià
Esta iglesia fue la encargada de dar nombre al municipio hasta 1995, originando así la leyenda de Santa Perpètua de Gaià. Según cuenta dicha leyenda, Perpètua nació en el castillo de Gaià y era hija del señor del castillo.
Rechazó numerosos pretendientes por querer consagrar su vida a la religión, hasta que uno de ellos, a pesar del rechazo, decidió vivir igualmente cerca de ella para seguirla en el camino cristiano. Ella repartió durante toda su vida los bienes que le pertenecían e ingresó en el monasterio de Vallbona de les Monges. Él, tras vender todas sus pertenencias y repartirlas, hizo un pacto con el diablo quien le aseguró entregarle todo el oro que quisiera si tras siete años le entregaba su alma. El caballero aceptó, considerando la oportunidad de ayudar a los demás.
Al pasar el tiempo concretado con el diablo, fue a ver a Perpètua, buscando ayuda. Finalmente, ella le acompañó, y cuando llegó el diablo para cumplir con el trato ella le mostró la cruz, provocando la huida de este. El caballero decidió hacerse monje tras el episodio y Perpètua vivió en Vallbona hasta su muerte.
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Interior de la iglesia.
Patrimonio arquitectónico
Sobre los orígenes del lugar cabe decir que la iglesia de Santa Perpètua de Gaià ya figura en un listado perteneciente a la Bula de Anastasi IV dirigido al arzobispo Bernat Tort de 1154 formado entonces por treinta y siete iglesias. El término de Santa Perpètua también se cita, aún antes, en el año 975.
A finales del siglo XV el arzobispo tenía la colación, entre otros, también, de la parroquia de Santa Perpetua de Gaià y la de Pontils. El castillo situado sobre el risco, fecha de los primeros años de la reconquista.
El término de Santa Perpètua se cita ya en el año 975, antes que la iglesia (año 1154)
A principios del siglo XVIII Santa Perpètua y Pontils dependían del marqués de Aitona. Santa Perpetua sumaba, hacia 1716, 126 habitantes y 23 casas. Según el Censo de Floridablanca, (trabajado realizado por J. Iglesias), en 1787 la población alcanzaba las 121 personas (entre casados, viudos, solteros hombres y mujeres) y destacaba 11 campesinos y 15 criados.
A inicios del siglo pasado Morera decía que el término de Santa Perpetua lo formaban Pontils, Vallespinosa, la aldea de Montalegre y los caseríos de Valldeperes, San Magín de Rocamora, Seguer y Viladeperdius.
El núcleo más importante de los alrededores era, sin embargo, el de Vallespinosa. De la iglesia de Santa Perpetua seguramente dependían Montalegre, Saguer y Vilaperdius. De hecho, también hacia finales del siglo XVIII también había cambios, o querían hacerse, en alguno de los agregados de Santa Perpètua.
Así, en 1767 no se erigió en vicaría la iglesia de que entonces tenía 66 habitantes. El párroco de Santa Perpetua, de la que era sufragania, decía que llevaba más de veinte años allí acudía a decir misa y que no había tenido problemas a pesar de haber cruzar un torrente para llegar. Entonces en esos núcleos había siete masías.
La iglesia de Seguer no era una sufragania, tal como decía la sentencia de 14 de agosto de 1669 sino una iglesia o capilla privada donde había fundadas 69 celebraciones en días festivos. Por último, no se separaría del núcleo inicial.
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Vista del conjunto de Santa Perpètua de Gaià.
Gracias a algunas visitas pastorales ya otros documentos se pueden valorar cómo sería el anterior edificio religioso que sustituiría a Santa María. Algunos documentos hablan de la posibilidad de que la familia de los Montagut fundara varias capellanías dentro de la iglesia en el siglo XIV ya que existió un sepulcro de aquella estirpe.
Todavía hay algunas personas que recuerdan haber visto restos de ese sepulcro en el interior del edificio antes de su deterioro. Queda todavía para localizar la posible documentación que hable de su proceso constructivo.
Se conocen detalles escasos relacionados con el hecho que habían ocurrido en la iglesia como la carta, conservada en el AHAT (Archivo Histórico Archivocesano de Tarragona) de 7 de abril de 1628 que se pide que no entraran armas de fuego en el interior del edificio.
El año 1805, se decía que el lugar aglutinaba 60 casas o familias, es decir, 28 en el mismo sitio y 32 en los alrededores, unos tres cuartos lejos de la iglesia. Las casas de Saguer también entraban en esta parroquia. Así, tenía unas 250 almas. En la llave de la puerta de la iglesia hoy figura la fecha de 1806 pero parece, si hacemos caso a otros documentos, que el edificio no estaba terminado todavía.
Un documento de 13 de agosto de 1807, indica que todavía debía hacerse la iglesia, por tanto, se puede pensar que la iglesia se acabaría en aquella primera década del siglo XIX.
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Vista de la iglesia y la torre triangular del castillo.
Por lo que demuestra esta visita existía la iglesia de Santa Maria, vieja e indecente. La iglesia tenía dos puertas entonces, y las llaves las conservaba al párroco. Se había pedido dinero al duque de Medinaceli para hacerla nueva y uno de sus ministros les comentó que: “Iba alcanzada la casa de Cardona y que no era tiempo de hacer Iglesias”.
Los señores de Santa Perpètua eran tres: el duque de Medinaceli, señor principal y los dos carlanes: el marqués de Boixadors o Manresana y el de Aguilar.
Del interior del edificio se remarca que disponía de sagrario con su cortina interior decente donde se guardaba el Santísimo Sacramento en una copa de plata dorada por el interior.
Se guardaba una caja de plata, con su bolsa para llevar el viático. También había una lámpara que siempre estaba encendida frente al Santísimo Sacramento y que la pagaba el pueblo. Según ese documento la pila bautismal era fija y la tripartita de plata. A inicios del siglo XIX el templo disponía del altar mayor y otros cuatro dedicados al santo Nombre de Jesús, de las Almas benditas, del Santo Cristo y de Nuestra Señora del Rosario, con todo aquello imprescindible para poder oficiar la misa. Las imágenes no eran, según el párroco, disformes.
Había una lámpara que siempre estaba encendida frente al Santísimo Sacramento y que la pagaba el pueblo
En cuanto a libros para los oficios conservaban un misal bueno y dos viejos, en los que faltaban algunas misas. En peor estado se encontraba el coro.
En el interior había tres confesionarios y la sacristía, que no se describe, era también pequeña. Se guardaban dos cálices con sus patenas, todo de plata y dorado. También había una cruz de plata dorada y la cruz mayor, del mismo material.
El ajuar litúrgico consistía en cinco corporales, trece purificadores en buen estado, 25 manteles para los altares (mayoritariamente buenos), cuatro amaneceres servibles, cuatro amitos también útiles y tres cíngulos. Además, podían usar siete casullas con sus estolas y maniplas y cuatro capas pluviales.
El párroco valoraba un relicario de plata con pie de metal que no conservaba la auténtica. Siguiendo con la descripción, también se decía que guardaban catorce reliquias de santos con su nombre, y no especificadas, depositadas en una caja de la sacristía. También había una reliquia de Santa Perpètua mártir que no se había expuesto desde hacía 34 años, ya que no se tenía su autentificación.
A pesar de su estado, la iglesia mantenía un archivo, aunque no se indica donde se encontraba. Allí se conservaban los libros sacramentales. Por aquellas fechas el párroco de Santa Perpetua era Ramon Pinyol y en el pueblo había, como mínimo, un maestro de casas, Josep Badia. Pinyol tenía entonces 33 años y había sido ecónomo de Tarrés durante siete años y seis meses.
A pesar de su estado, la iglesia mantenía un archivo, donde se conservaban los libros sacramentales
El archivo conservaba los libros de bautismos, confirmaciones, cumplimientos parroquiales, matrimonios, óbitos, cumplimiento de celebración perpetua y votía (Ofrecido por voto o promesa. Los fieles se acercan al altar a encender lámparas votivas) de la limosna de almas. La visita también recoge las fundaciones y celebraciones de misas y debía ser una de las últimas antes de empezar a construir el nuevo edificio.
El 13 de agosto de 1807 se firmaba un documento que decía que por dar el espacio necesario a la nueva iglesia hacia falta tomar un patio propio de la rectoría, que entonces actuaba como leñero y un pedazo del paradero situado más arriba de los huertos para que la iglesia quedara con la gracia adecuada y proporcionara capacidad frente a la iglesia.
En cambio, de esta entrega el ayuntamiento y los principales particulares de la villa y que eran Franco Domingo de la masía del Quer, Joan d'Arasó de Montalegre, Juan Armanjach de Villa de Perdices, José Orga dicho “El Andreu” y Magí Mercè le cambiaron una tienda situada delante de la abadía.
Estos hombres proyectarían otra tienda para guardar los granos por el mantenimiento de la iglesia detrás de la iglesia y se guardarían los del Monte de Piedad, si los hubiera y las cofradías o hermandades. Poco después los ejércitos franceses también pasarían por ese núcleo

La iglesia y castillo, encima del antiguo pueblo deshabitado, actualmente se están arreglando algunas casas para pasar el verano.
La rectoría, fundamental para la iglesia
El párroco tenía una casa por su habitación y que la cuidaba. Así lo detalla un documento de 1735 que expone que debía hacer de nuevo la alcoba rectoral o la cámara de la ama de llaves, obras que, al parecer, seguirían más adelante. En 1807 el párroco pidió ocupar el patio de la rectoría y otras dependencias.
Parece que alrededor del castillo y la anterior iglesia había un verdadero pequeño núcleo de poder centrado en el dinamismo y la vida religiosa y económica que allí tenía lugar.
Según F. Español ésta era la situación del anterior monumento: “La Abadía tenía su puerta principal frente al castillo y no tocaba con la Iglesia como ahora sino que entre Abadía e Iglesia y había un callejón libre de todo lo que ahora se tienda y así salían de la Iglesia y por ese callejón o bajando por las puertas iban a Santa Susanna, el primero día de rogaciones iban a la cruz el segundo día y el tercer día sólo dice que iban por el foso y la Era de delante la Abadía y no en el foso de Santa. Susana. Se han encontrado restos mortales en las Figueretas. En ese tiempo y había perdido antes de ir a la Era y así el camino más largo estaba en Santa Susanna después en la Cruz de piedra y después camino más corto ad libitum. March Rector”. Este documento se localiza en un protocolo notarial de 1840.
Parece que alrededor del castillo y la anterior iglesia había un verdadero pequeño núcleo de poder
Unos años antes se habían realizado obras en la casa parroquial. Además, ese año se pintó el altar del Roser y blanqueó otras partes del edificio.
En la rectoría se celebraban reuniones importantes, por ejemplo, las reuniones del consejo del sitio de Seguer. La iglesia tenía al su lado el edificio de la rectoría, situado junto al evangelio, justo en la parte de colina donde todavía hay restos visibles arquitectónicos. La otra banda es inviable debido a que ya existe el risco que delimita la colina.
En 1805 el párroco era Raymundo Pinyol, en sustitución de Terres por estar impedido el párroco de aquella parroquia. El párroco percibía, apenas, 500 libras. Posteriormente habría que mejorar el estado del cementerio.
En el acta de la Visita Pastoral del 20 de junio de 1827 no se remite al estado del edificio parroquial de Santa María o el de Santa Susanna, sino que sí manifiesta que las paredes del cementerio deberían hacerse. La rectoría, también, todavía estaba de pie en 1948.
El interior del templo

El interior de la iglesia esta bastante deteriorado.
De entre todos aquellos restos caídos se puede intuir cómo era el edificio. Una nave central de 20'5mx 11 maestros dividida en 5 tramos y con capillas en los laterales. El campanario se encontraba junto al evangelio, mide 17,70 m y se resolvió con una escalera de cuatro tramos.
La iglesia tenía corazón que descansaba sobre un arco carpanel y el baptisterio en la entrada del edificio, junto a la Epístola. El cuarto tramo es más ancho y linda con el tramo del presbiterio que está cerrado por dos sacristías.
Por la parte exterior del presbiterio hay un arco de medio punto con dovelas de piedra que corresponden a la anterior iglesia local.
En el cuarto tramo se puede ver una cúpula en la que se colocaron altos relieves de figuras de obispos y doctores de la iglesia que se han ido desmenuzando en los últimos años.
La fachada es un cerramiento sin ningún tipo de alarde ornamental. Antes de la Guerra Civil, F. Blasi documenta la existencia de una Virgen del Rosario en Santa Perpetua, aunque no podía justificar la procedencia.

El camino subiendo a la iglesia.
El final de la iglesia
El 27 de mayo de 1920 se conserva una solicitud a la AHAT por obtener fondos para reparar la cubierta del templo parroquial. Años después la iglesia también sufriría los estragos de la Guerra Civil, cuando se quemó el retablo del Roser, de finales del siglo XVII, entra otras obras perdidas. Y también resultó muy dañada la cruz de término. En agosto de 1936 se saqueó, se quemó la iglesia y se bajaron las campanas.
En 1948 se había rehecho el campanario de la iglesia. En 1949 los vecinos volverían a traer de Reus otra campana. Pero el destino de ese templo tenía las horas contadas ya que el mismo Josep Iglésies en su libro Las ciudades del mundo, de 1948, ya comentaba que la iglesia, una vez cerrada, amenazaba ruina.
La iglesia también sufriría los estragos de la Guerra Civil, cuando se quemó el retablo del Roser, de finales del siglo XVII
Y éste sería su lamentable futuro, aunque hubo no hace demasiados años algún elogiable intento de recuperar el esplendor arquitectónico de la iglesia que no salieron adelante.
El edificio corresponde a los últimos ejemplos de iglesias que procedían fuerza constructiva del siglo XVIII. Seguramente a principios del nuevo siglo Santa Perpetua se vio con corazón de emprender un nuevo monumento religioso para sustituir a lo que ya resultaba obsoleto.
Del resultado de aquella aventura arquitectónica salió un edificio de unas considerables dimensiones, situado en la parte más alta del pueblo y que debía resultar poco fácil para acceder pero que respondía a otros aspectos arquitectónicos como el de la situación ventilada, elevada o accesible.
Es un edificio exagerado, como muchos de esta época, en dimensiones que implicaba un esfuerzo gigantesco económico y humano por parte de aquel pueblo, y agregados, que rozaba los mil habitantes hacia final del siglo XVIII. Sobre la estética cabe decir que exteriormente no se invirtió en ningún detalle ornamental, pero en cambio en el interior estaba muy adornado.

Interior de la iglesia de Santa Perpetua de Gaia.
Leyenda de Santa Perpètua de Gaià
Perpètua de Gaia es una figura legendaria, originada seguramente para explicar la advocación de la iglesia de santa Perpètua de Gaiá y dando lugar a una duplicación de personalidad hagiográfica. En este caso, sin embargo, se trata de una leyenda, sin ningún fundamento histórico y con rasgos típicos del folclore. Según Joan Amades, la santa era venerada el 12 de septiembre, pero no figura en ningún santoral ni martirologio. Cuenta la leyenda que Perpetua nació en el castillo de Gaiá y era hija del señor del castillo. De gran belleza, atrajo muchos pretendientes, pero ella se quería consagrar a la vida religiosa y los rechazó. Uno de ellos, muy rico y llegado de un país lejano, quedó fascinado por su virtud y, pese al rechazo, se quedó a vivir cerca de ella, para imitarla en su vida cristiana. Cuando Perpètua quedó huérfano repartió su patrimonio entre los pobres. El caballero hizo lo mismo y dio su fortuna a los necesitados. El caballero volvió a su tierra para vender sus tierras y, al volver, encontró que Perpètua había ingresado al monasterio de Vallbona de les Monges. Cuando el caballero dio en caridad todo lo que tenía se le apareció el diablo y le prometió que le daría todo el oro que quisiera si pasados siete años le entregaba su alma. El caballero pactó con el diablo, ya que prefería tener algo para repartir entre los desfavorecidos y ayudarles. Cuando estaba a punto de acabarse el plazo dado por el demonio, el caballero fue a ver a Perpètua al monasterio de Vallbona y le explicó el caso. Ella se compadeció y la acompañó, y cuando el diablo llegó para llevarse el alma del caballero ella le mostró la cruz y el diablo marchó despavorido y con las manos vacías. El caballero se hizo monje del monasterio de Poblet y la monja vivió en Vallbona y murió siendo venerada a su muerte.
La iglesia de Santa Susanna
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Iglesia de Santa Susana.
La iglesia de Santa Susanna está muy cercana a la de Santa Maria. Es una capilla prerrománica. Aparece documentada en una fecha tan temprana por la zona como es en 1012. Las diferentes vicisitudes por las que pasó la zona en los primeros momentos del asentamiento, hacen creer que durante un corto período la empresa repobladora se vio interrumpida (invasiones sarracenas), sin embargo, se reanudaría inmediatamente.
El lugar perteneció primero a los Sala y posteriormente a los Cervelló.
La iglesia de Santa. Susana dependió de la parroquia de Santa María de Santa Perpètua de Gaià, incluida en la archidiócesis de Tarragona. El pequeño templo se reformó en el siglo XIV y se añadió el actual presbiterio y dos capillas que forman el crucero. F. Español comenta que de la antigua iglesia de Santa Maria queda una puerta al presbiterio de la iglesia iniciada a principios XIX y que es fácilmente visible.
Según un documento de 1805 el cementerio se hallaba separado de la iglesia, junto a la iglesia solitaria dedicada a Santa Susanna donde se celebraban los funerales y no había sagrario por la custodia del Santísimo Sacramento.
En 1948, Josep Iglésies retrataba y definía la ermita y el cementerio de esta manera. “El cementerio, retirado a la prolongación del morrote, está en un declive abollado y, cuando el hierbe reseco tiene color de bronce, parece una vieja y grandiosa caldera cabeza boca abajo. Sierva los restos apretados de una antigua iglesia con campanario de espadaña y una portalada románica cegada”.
Como anécdota cabe decir que en el atrio de la puerta de la iglesia de Santa Susana se celebraban las reuniones del consejo, al menos en el XVII.
Josep Iglésies y Joaquim Santasusagna relataron que en el año 1934 no había carretera para llegar y Santa Perpètua se comunicaba con Pontils, Vallespinosa, Sant Magí de la Brufaganya y Querol con caminos de basto o de carro. En aquellos años las casas del pueblo ya se iban abandonando, aunque vivían 48 habitantes.
En el atrio de la puerta de la iglesia de Santa Susana se celebraban las reuniones del consejo, al menos en el XVII
No era uno pueblo para llegar fácilmente, ya que se encuentra a 578 m. de altitud con los consecuentes problemas climatológicos que la peculiar situación geográfica le podía causar y alejándolo de otros núcleos principales como Santa Coloma de Queralt o Montblanc.
Edificio prerrománico de nave rectangular al que se le añadió una cubierta de madera. En época románica, en la zona del presbiterio se añadió un sistema de arcos formeros de refuerzo, inmediatos al muro originario y también una bóveda de medio punto en sustitución de la primitiva.
El presbiterio fue realizado en el siglo XIV con bóveda de cañón apuntado. La puerta originaria de acceso al edificio es un arco de medio punto, dovelado y hecho con sillares de piedra roja. Fue construida en época del románico en el muro sur de la iglesia y en el siglo XIV se tapió.
El edificio conserva los muros primitivos prerrománicos y los paramentos góticos de la zona del presbiterio, mientras que del período románico son los arcos formeros que encontramos en la nave inmediatos en el muro originario y en la bóveda.

Iglesia de Santa Susana con el campanario de espadaña lateral.
'Tú haz de soldado que yo haré de payés' por Montse Rumbau
Aquellos dos hermanos Montagut de 1724, Josep Montagut es un soldado del regimiento de caballería de Santiago. Sus padres, Josep e Isabel, son de Biure. Ya habíamos encontrado a los Montagut, en años anteriores a éste, viviendo en este pueblo, con Gabriel Montagut haciendo varias veces de padrino de los hijos de algunos vecinos de Pontils.
Joan es el hermano de Josep, y es campesino, y aprovecha que éste está en Santa Perpètua por hablar con él y dejar ya despejadas de una vez por todas unas cuantas cosas.
Josep hace años que hace de soldado, y quiere seguir siendo: que de esta parte de muchos años se encuentra en el servicio del Rey, que Dios guarde, y con el ánimo de continuar en él. Esto comporta graves problemas en la casa solariega: ser su ausencia en detrimento de la casa de sus padres y no queriendo a los demás hijos disminuir sus caudales con los bienes de dichos sus padres, temerosos siendo en algún tiempo expoliado de aquellos (los bienes) por el sobredicho José, por ser (este ) de mayor edad.
Queda claro que José es el mayor, y por tanto el heredero, y que algunas veces ha ido a la casa a “expoliar” los bienes de la familia, o sea a coger lo que le debió parecer que tenía derecho a ser justamente el heredero.
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Pequeña ventana de la iglesia de Santa Susana.
Pero los Montagut, “deseando aquella (la casa) se conserve por medio de Joan Montagut, soltero payés de dicho lugar de Biure. Joan le hace una propuesta a Josep, una propuesta seguro que consensuada por toda la familia: Quieren que éste dé “a título de donación, pura, simple e irrevocable, que se dice entre vivos, a dicho Joan Montagut, son hermano, todos aquellos derechos a él (dados) así en la herencia… los bienes… de dichos cónyuges Montagut, sus padres.
O sea que José renuncie a ser el heredero, y lo pase a ser Juan. José acepta, pero con pactos y condiciones: Que Juan tenga la obligación de “colocar en matrimonio” a las dos hermanas, Sabina y Coloma, que son doncellas. Según, eso sí, la posibilidad de la casa. Las debe “colocar” de la misma manera que se ha hecho con las otras hermanas, que ya debían estar casadas, Francisca, y otra, que parece que ninguno de los dos hermanos recuerda su nombre, ya que dejan en su sitio un espacio en blanco.
¿Cómo es posible que no escriban su nombre? ¿Acaso no les caía bien esta hermana, y no querían ni llamarla? José pone más condiciones a Juan para hacer efectiva su renuncia: Que Juan esté obligado a mantenerlo en la casa de la familia, el día que por la razón que sea, decida volver, dándole todo lo necesario para poder vivir. De esta manera, con estos pactos, Josep acepta su renuncia y donación que tendrá “por firme y agradable”.
Y que no podrá revocarla nunca “ni por ingratitud, inopias (en caso de que no tuviera nada) , necesidad u ofensa ni por otra cualquier causa y razón”. “Y dicho Joan, con dichos pactos (queda) contento y acepta dicha renuncia y donación a él”.
Los dos hermanos se han entendido, uno seguirá haciendo de soldado, pero podrá volver a la casa familiar donde será mantenido, y Juan podrá regir los bienes de la familia, sin que José pueda venir y llevarse nada por el hecho de ser el heredero. Ahora, el heredero es Juan.
Todos contentos, Josep hará lo que le gusta, ir arriba y abajo haciendo de soldado y quizás teniendo alguna novia, o más de una, vaya a saber dónde. Juan llevará las tierras de la familia y se cuidará de las hermanas y de los padres, y también de José cuando éste decida volver. Y los padres también contentos viendo el patrimonio familiar asegurado con Juan a la cabeza.
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En esta foto se aprecia que la rectoría, que a su izquierda de la iglesia, solo queda la fachada.
'Los Cervelló barones de Querol-Montagut en la Edad Media'
Sexto fragmento
Finalmente, el 25 de febrero de 1329 Alfonso III de Aragón se dirigió contra el noble, al que reitera que Arnau de Alos había expuesto que cinco o seis hombres del término de Celma habían sufrido quemaduras de trigo y robos de bestias grandes y pequeñas, daños y perjuicios que subían hasta a treinta mil sueldos de Barcelona. Hace constar que los hombres atacados estaban bajo la custodia del Infante Pedro, al igual que todo el lugar de Celma. Por tanto, manda que en el plazo de ocho días Huguet de Cervelló se presentará con el dinero ante el rey e indemnizará al prior o al suyo procurador. Por eso estableció un salvoconducto a su favor que sería revocado si no cumplía el acuerdo. Manda también a los oficiales reales que hicieran cumplir el orden y procedieran contra el noble si fuese el caso. Debido a que no hay otra mención sobre este asunto debemos suponer que se resolvió favorablemente en la orden hospitalera.
Hugo de Cervelló se casa con Leonor de Cardona, hija del almirante pontificio Ramon de Cardona, de los Cardona de Tora. En 1341 fue con su tío Guillem IV de Cervelló, barón de La Llacuna-Vilademager, en Cerdeña. Vuelve a la isla el año 1347 dirigiendo las tropas de refuerzo y murió en la batalla de los Aidu di Turdu el mismo año, con su tío Guillem IV y sus primos de Vilademager, Guerau y Monic. Su hijo Ramon Alemany de Cervelló le sucedió; entonces era menor de edad, por lo que su abuela, Blanca de Vilaragut, fue a recurrir a la corte del veguer de Vilafranca para que se nombrara un tutor para su nieto, siendo nombrada ella misma. Sabemos que se casa con Beatriz de Queralt, ya que aparece con su marido y uno de los hijos suyos a la suscripción de la venta de un censal muerto por treinta y siete mil sueldos de precio, y que ellos y las universidades de los castillos de Querol y Montagut crearon a favor de Guillem de Cervelló el 4 de junio de 1386.
Tenemos múltiples pruebas de la actividad pública de este noble en servicio de la Corona. Combatió en Cerdeña en 1354. En 1356 participa en la guerra contra Castilla, defendiendo las fronteras valencianas, y en 1360 era miembro del consejo de guerra del infante Ferran. En 1363 fue uno de los negociadores de las treguas de Morvedre con los castellanos y el 6 de octubre hizo de testigo de la concordia firmada por Pedro III y Enrique de Trastámara llamado “el Fratricida” o también “el de las Mercedes” y cedió un hijo suyo como garantía. En 1364 fue delegado en Navarra con Berenguer de Pau, llevando las conversaciones definitivas. Su actitud cercana a Bernat de Cabrera le convirtió, junto con Berenguer de Pau, en sospechoso durante el proceso contra el consejero Cabrera, pero ambos fueron absueltos. Incluso Ramon Alemany siguió disfrutando del favor real y fue nombrado camarlengo mayor. Fue también uno de los testigos en los capítulos matrimoniales firmados el 12 de abril de 1375 entre el infante de Castilla Juan, hijo del rey Enrique de Trastámara, y la infanta Leonor, hija de Pedro III, que sella la paz entre ambos reyes y el 7 de enero de 1378 participa en la embajada ante el rey Enrique de Castilla. También durante el año 1378 estuvo ausente de Catalunya llevando las gestiones de una embajada ante el Papa, razón por la que no podía ejercer adecuadamente su cargo de gobernador de Cataluña, según un documento de la cancillería real, que lleva la fecha de 26 de julio. Un hecho oscuro enturbió su reputación cuando con su hermano y dos hijos suyos mata al consejero real Castellón de Mallorca por causas que se desconocen, lo que causa gran escándalo. Los Cervelló debieron huir y fueron acogidos a la corte del conde de Empúries, rebelde en la Corona. La muerte de Pedro III va llevar el olvido de los hechos, y el propio Ramon Alemany se gracias con el nuevo rey, Juan I, acompañando al infante Martí y otros nobles a sitiar la reina Sibila en Sant Martí Sarroca en 1387. Recuperado el crédito perdido, Juan I lo nombra camarlengo y gobernador de Cataluña en 1391. En la muerte de Juan I en 1396 vuelve a cambiar su suerte, ya que fue incluido en el proceso abierto contra la mayoría de cortesanos. Sin embargo, fue perdonado por Martí I que le nombra de nuevo gobernador de Cataluña en 1399, cargo que ejerció hasta su muerte en 1405.
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Meandro del rio Gaia a su paso al lado de Santa Perpètua.
Enlaces de interés
1https://www.poblesabandonats.cat/images/content/5024/207/de-l-esplendor-arquit-ct-nic-a-l-abandonament-santa-perp-tua-de-gai-1666684171-75787-2023.pdf
2file:///C:/Users/Jaime/Downloads/64086-Text%20de%20l'article-92578-1-10-20071027.pdf
3https://tribusdelasegarra.cat/2023/02/25/tu-fes-de-soldat-que-jo-fare-de-pages-aquells-germans-montagut-1724/
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