* La autora forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
En estas imágenes en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia podemos ver a las golondrinas preparándose para emprender el largo viaje, aunque cada vez son más las que deciden quedarse al ver que los inviernos ya no son tan duros aquí.
La golondrina es diurna y es habitual ver grandes grupos posados sobre cables de teléfono u otras estructuras elevadas, como en este caso en Sant Pere de Torelló, en la comarca de Osona.
Normalmente, las golondrinas anidan en colonias y llaman la atención por cómo se comunican con sus vocalizaciones. Cantan individualmente y, también, a coro.
Grupo de golondrinas en Osona.
En las fotografías vemos algunos ejemplares revoloteando. La golondrina no es que sea especialmente veloz en vuelo. Y se ha comprobado que muestran un aumento de peso de entre 2 y 4 gramos justo antes de migrar.
Tan importante es el viaje de ida como el de vuelta, cuando los machos regresan a las áreas de reproducción antes que las hembras y escogen un sitio para construir el nido.
Lo anuncian a las hembras con un vuelo en círculo y a través del canto, así como desplegando sus colas. Una curiosidad es que las hembras se sienten particularmente atraídas hacia los machos con alas y colas simétricas.
Golondrinas en Sant Pere de Torelló.
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