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Las reservas actuales de agua en los embalses catalanes son en conjunto del 30%. Y, en el pantano de Sau, gran emblema del periodo de sequía en Catalunya, están justo a ese nivel después de que no hace mucho estuvieran por debajo del 10%.
En estos inicios del verano, el pantano de Sau ha pasado de ser un desierto de sequía a convertirse en un auténtico paraíso, porque el aumento del nivel del embalse ha ido acompañado de un estallido de paisaje verde, flores y animales, como se aprecia en este reportaje en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia.
El paraje árido en que se había convertido a finales de invierno y principios de la primavera, se ha transformado en un gran jardín del Edén, que atrae todas las miradas.
Se puede contemplar cómo el agua ya ha llegado al cementerio del antiguo pueblo de Sau, donde todas las ruinas vuelven a estar sumergidas menos el campanario de la emblemática iglesia románica de Sant Romà.
Además, el meandro del Ter rodeando el monasterio de Sant Pere de Casserres ha subido de nivel de agua también.
Uno de los lugares para divisar el embalse es el Morro de l’Abella, que es un mirador con vistas fantásticas al pantano de Sau, que se encuentra a pocos kilómetros antes de llegar al pueblo de Tavertet. Otro de los miradores es el del Parador Nacional, de camino a Sant Pere de Casserres.
Si nos encontramos en el Morro de l’Abella, abajo, desde esta privilegiada vista desde el mirador, veremos el embalse y, en frente, tendremos el Puig de la Força y, a nuestra derecha, el Salt de Tirabous.
El embalse de Sau, en el término municipal de Vilanova de Sau, al pie del macizo de las Guilleries, pertenece a la cuenca del río Ter. Forma parte de un sistema de tres pantanos (junto a los de Susqueda y Pasteral) que une las comarcas de Osona, en la provincia de Barcelona, y de la Selva, en la provincia de Girona.
El pantano, inaugurado en 1962, cubrió el pueblo de Sant Romà de Sau, los restos del cual, especialmente del campanario del templo, son visibles cuando el nivel del agua embalsada es bajo, porque en épocas de sequía como la que hemos vivido y que parece que ya empieza a remitir.
De hecho, incluso en épocas de una sequía prolongada el antiguo pueblo queda de nuevo al descubierto y es posible visitarlo, como ha ocurrido en los últimos meses. Ahora, sin embargo, la atracción es otra: el gran jardín natural del pantano de Sau.
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