* La autora forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
Desde la semana pasada, en el huerto del monasterio de Pedralbes de Barcelona, se ha detectado la presencia de muchas libélulas Anax ephippiger (Emperador Vagabundo).
Para mí es la primera vez que las veo en esta parte de la ciudad. Pese a que no para de volar y cuando se posa se camufla entre las hojas y es difícil de verla, he podido elaborar este reportaje fotográfico en detalle, tanto del macho como de la hembra, para Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia.
Su nombre científico alude a la característica silla de montar de color azul. En los machos es un elemento muy perceptible, como se aprecia en estas instantáneas.
Esta libélula grande, de color arena, se distribuye sobre todo por las regiones secas de África y Asia. Pese a ser migradora, su presencia cada vez más notable en España se considera que es un signo del cambio climático, aunque su establecimiento en la península ibérica ha sido más continuado en Andalucía.
Se han detectado tres vías principales de colonización hacia el norte de esta especie capaz de realizar grandes desplazamientos. Desde el oeste de África, pasando por la península ibérica; desde el este de África, pasando por el Levante; y a través de India-Irán.
Para hacerse una idea de cómo influye el clima en sus migraciones, en 2016, la red de Ciencia Ciudadana detectó solo un ejemplar en la provincia de Álava, mientras que, un año después, se observó "un número incontable, cientos, miles". ¿Por qué? Pues coincidiendo con las olas de calor y la masa de aire cálido procedentes de África.
Esta especie de gran tamaño (61 – 66 mm) se caracteriza por presentar una coloración arena y ojos de color marrón, como se distingue en las fotografías.
El macho posee una cabeza globosa y grande con respecto al cuerpo y en la frente presenta dos barras negras. La hembra es igual pero de coloración parda y tamaño ligeramente inferior.
En este caso, la libélula gigante se ha detectado en la zona de Pedralbes, pero es más frecuente verla en aguas estancadas y someras con abundante vegetación en las orillas. También en ríos y arroyos.
Prefiere los climas áridos y cálidos. No hay que olvidar que este último otoño e invierno han sido más bien secos y calurosos no solo en Barcelona, sino en toda la región mediterránea. ¿Nos tendremos que acostumbrar cada vez más a ver esta libélula?
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