* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia.
La iglesia de Sant Pere y el castillo de Ponts fueron incendiados y volados junto con las dependencias anexas en 1839 por las tropas absolutistas durante la Primera Guerra Carlista.
El cimborrio octogonal y la cubierta de la bóveda de los pies de la nave quedaron destruidos. El abandono posterior produjo el progresivo deterioro del edificio.
Pero incluso en su estado ruinoso, en 1931, este conjunto fue declarado Monumento Nacional. Desde aquí se puede disfrutar de bellas vistas de la comarca de la Noguera, además.
La colegiata de Sant Pere de Ponts es de estilo románico-lombardo de los siglos XI y XII.
Durante el último cuarto del siglo XX se llevó a cabo su restauración gracias a la iniciativa popular de la Asociación de Amigos de Sant Pere de Ponts. La iglesia actual es, en gran parte, el resultado de su trabajo.
Todo gracias al tesón, esfuerzo, perseverancia y buen hacer de los Amics de Sant Pere de Ponts (Creu de Sant Jordi del año 2000), retratados también en este reportaje en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia.
Han llevado y están llevando a cabo una tarea titánica y soberbia para devolver toda la grandeza y monumentalidad a esta emblemática colegiata.
En el sector oeste del templo se encontró la necrópolis medieval con seis estelas funerarias, redondas, con distintos signos.
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