* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia.
Comparto en Las Fotos de los Lectores de La Vanguardia estas fotografías de la Cueva de Valporquero, en León.
Propongo un viaje al Centro de la Tierra, al escenario de una de las películas que versionan la obra homónima de Julio Verne.
Visitamos la Cueva de Valporquero, en la cordillera Cantábrica, dentro de la Reserva de la Biosfera Los Argüellos y a 44 kilómetros de la capital leonesa.
Impresiona desde el primer momento. Nos encontramos en el interior de una catedral subterránea, kilométrica, trufada de galerías inmensas donde el agua siempre está presente.
Lo más llamativo son las estalactitas y estalagmitas, auténticos “pináculos” que surgen al albur, en algunos casos con un tamaño propio de “columnas catedralicias”.
Ante nuestros ojos los espeleotemas presentan un paisaje fantástico, con formas y anchuras caprichosas, ofreciendo panorámicas sorprendentes como la Virgen y Niño, la Torre de Pisa o el Fantasma. Todo un espectáculo natural.
La formación de la Cueva de Valporquero comienza en el Pleistoceno de la era Cuaternaria. El tiempo y el agua del arroyo Valporquero, que fue filtrándose en la caliza del terreno,fue formando el corazón de la montaña leonesa.
Se encuentra a siete grados durante todo el año, con un índice de humedad del 99%. Además, la Cueva de Valporquero y su entorno ofrecen diferentes actividades como hacer espeleobarranquismo, senderismo, pesca...
También es una parada obligada la subida al pueblo de Valporquero, en las Hoces de Vegacervera. Es una nueva muestra del efecto del agua y el tiempo, en este caso sobre la caliza.
Allí se pueden ver diferentes paredes verticales de roca, en un valle angosto con tramos donde apenas se alcanzan los 15 metros de anchura y que siguen el discurrir del río Torío.
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