Hay que admitirlo. Vivimos en un mundo cada vez más trash, donde se trafica por dinero con todo y con todos, incluso con la propia basura. En Tarragona, han desarticulado una red internacional dedicada a importar porquería de Italia. Y no nos referimos a proclamas neofascistas, sino a residuos y desechos urbanos. O sea que hay italianos que, por un lado, envían a los inmigrantes que no quieren a Albania y, por el otro, su caquita a España. Todo es muy garbage hoy en día, ¡qué le vamos a hacer!
Y, si no, que se lo digan al defenestrado Joe Biden, que se ha despedido de la Casa Blanca en plan pitoniso, alertándonos contra la concentración de riqueza y poder en unos pocos. “Una oligarquía está tomando forma en EE.UU.”, ha asegurado, aunque se ha quedado corto. No solo en Estados Unidos, aunque es cierto que Donald Trump y Elon Musk son un buen ejemplo de lo que tenemos por delante. Llegan tiempos contrarios a la meritocracia, una utopía donde las jerarquías son conquistadas por los que más méritos hacen. O, quizás, nos gobernarán simplemente los que más amigos sean de los poderosos, los oligarcas. En cualquier caso, no hay que entender las palabras de Biden ni siquiera en términos aristotélicos.
Aristóteles ya nos previno de los oligarcas tiránicos, del dominio de los ricos, una situación que nos acerca a otro palabro: la plutocracia, una forma de oligarquía en la que una sociedad está gobernada o controlada por la minoría formada por sus miembros más acaudalados. Es decir, Trump, Musk y compañía, aunque podríamos encontrar referentes en otros países.
Pero, en el caso de los nuevos gobernantes de la Casa Blanca, su plutocracia se acerca más al bufonismo y tiene su raíz en Pluto, el perro de Mickey Mouse, aunque también ha sido la mascota del Pato Donald y de Goofy. Además, si volvemos otra vez la mirada a la Antigüedad, veremos que, en la mitología griega, Pluto es la personificación de la riqueza. Y, aún más, Pluto es también el título de una comedia escrita hacia el año 380 a. C. por el autor griego Aristófanes. Está protagonizada por el dios griego de la riqueza y representa una sátira política de la Atenas de la época que incluye un maestro estúpido (¿Trump?), un esclavo insubordinado (¿Musk?) y muchos ataques a la moral de entonces (¿MAGA?). Parece que se haya inspirado en ella el guionista que ha propiciado que Trump y Musk se hayan hecho amos y señores de la Casa Blanca.
Así que nada de oligarquía, Mr. Biden, sino que se nos viene encima una versión tragicómica de la plutocracia, que nos llevará a asistir a una plutonada tras otra por parte de Trump y compañía. Que diga que quiere quedarse con Groenlandia es un ejemplo. Es evidente que quiere sus riquezas, como su petróleo. Quizás se ha inspirado en la Operación PLUTO (Pipe-Lines Under The Ocean) que se llevó a cabo en la Segunda Guerra Mundial para conseguir hacer fluir mejor el suministro de petróleo a las tropas aliadas. En aquella época, incluso el primer ministro británico, Winston Churchill, criticaba la plutocracia, porque entendía que se centraba únicamente en los intereses del poder económico, ignorando los de la sociedad e incluso los del Estado. Es decir, oponiéndose a las actuales ideas del trumpismo y el muskismo más puro y duro, que se expande cada vez más por el planeta, como una red de exportación de basura. Ya lo decíamos al principio, vivimos en un mundo cada vez más trash.
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Personajes del mundo de la plutocracia de la era de Donald Trump.
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