Pedro 'Chanquete' Sánchez al desnudo

El Burladero del Lector

Las Tres Tietes de Susi Chin pintando un desnudo.

'El Burladero' satírico regresa a 'La Vanguardia' en versión digital y de la mano de los lectores

El presidente del Gobierno ha intentado reencarnarse en uno de los personajes más queridos por toda una generación de votantes, pero su amago de dimisión 'fake' no ha provocado el efecto esperado: nadie ha llorado

Nuestro presi Pedro Sánchez ha vivido su gran semana teatrera con millones de españoles de espectadores, postulándose como monologuista para los próximos festivales de verano, como el Grec de Barcelona. Convertido en un stripper emocional con su carta dirigida a la ciudadanía, en la cual parecía que desnudaba sus sentimientos, consiguió que todo el país estuviera pendiente de si quería seguir al frente del Gobierno o no. 

Hasta el CIS hizo una encuesta, que nos ha revelado que el 44,5% de los españoles cree que Sánchez debió dimitir o disolver las Cortes. Pues no, no hizo ni una cosa ni la otra, sino que salió a interpretar la segunda escena de su sainete para anunciarnos, tras cogerse unos días de “reflexión”, que había decidido "seguir, con más fuerza si cabe"

Atrás quedaban aquellas escenas de sus discípulos y seguidores, en la calle ante la sede del PSOE, formando una marea roja de acólitos ante su gran mesías y entonando aquel estribillo del “no te vayas todavía, no te vayas, por favor, no te vayas todavía que hasta la guitarra mía llora cuando dice adiós”. Y es que, si una cosa ha conseguido con su paripé político-mediático Pedro Sánchez, es revivir una de las experiencias más traumáticas que sufrió toda una generación de españoles que, como él, nació en la década de los 70 para vivir la Transición política española. 

Fue en ese periodo de finales del siglo XX, a principios de la década de los 80, cuando todos aquellos jovenzuelos y jovenzuelas lloraron como nunca delante del televisor. Toda aquella generación ahora ronda los 50 años y son votantes experimentados (y muchos con familias, con hijos que este 2024 ya son votantes también, al haber llegado a la mayoría de edad). Para todos ellos y ellas se ha reabierto una gran herida al ver cómo nuestro presi jugaba a ser una especie de nuevo Chanquete, cuando todo el mundo sabe que el personaje encarnado por Antonio Ferrandis en la mítica serie Verano azul es irremplazable. Gran error de cálculo del líder socialista.

El jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, parecía haberlo entendido así también. Pero, más allá de criticar el “bochorno internacional” protagonizado por nuestro presi y de exigirle un adelanto electoral, tampoco ha demostrado Feijóo mucho músculo. De hecho, ha anunciado que descarta presentar una moción de censura, como si estuviera perdonándole la vida a alguien, cuando en realidad el líder del PP sabe que si no la pone sobre la mesa (del Congreso) es porque fracasaría y la perdería. 

Pero, lo que ha quedado claro estos últimos días en esta España del esperpento político, es que ni siquiera todo un (autoproclamado) dios del Olimpo de la política como nuestro presi Pedro Sánchez puede llegar a provocar una llorera como la de Chanquete. Él sí que parecía que se iba y... se fue. Y fue entonces cuando las lágrimas de todos aquellos niños y niñas, adolescentes, hoy votantes de pleno derecho, se convirtieron en un inmenso mar de pena, en un océano de tristeza que nada ni nadie ha podido superar hasta hoy y que previsiblemente nadie podrá nunca emular. 

Ni siquiera súper Pedro Sánchez. ¿Realmente se creía nuestro presi que los españoles iban a ponerse a llorar porque había anunciado que quizás se iba? La encuesta del CIS nos dice que no ha habido lágrimas por él. Quizás por eso, al final, ha decidido quedarse (aunque seguramente nunca quiso irse en realidad), porque se ha dado cuenta que, queriendo ser el Obama español, ni siquiera ha conseguido (ni podrá hacerlo nunca) tener el carisma y el cariño de Chanquete. Este sí que se fue dejando un recuerdo imborrable y mientras sonada de fondo el estribillo de Algo se muere en el alma.

Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va

Y va dejando una huella que no se puede borrar

No te vayas todavía, no te vayas, por favor

No te vayas todavía que hasta la guitarra mía

Llora cuando dice adiós

Un pañuelo de silencio a la hora de partir

Porque hay palabras que hieren y no se deben decir

El barco se hace pequeño cuando se aleja en el mar

Y cuando se va perdiendo que grande es la soledad

Ese vacío que deja el amigo que se va

Es como un pozo sin fondo que no se vuelve a llenar

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Las Tres Tietes de Susi Chin pintando un desnudo.

Susi Chin / @susi_chinchilla
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