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Los peligros de la IA

Esta mañana me levanté como siempre a las siete, y al dar el encendido del cuarto de baño no aparecióhubo laluz , lo probé con otros enchufes con el mismo resultado. Me lavé la cara sin ducharme y entré en la cocina para preparar la cafetera en la cocina de gas y, ¡oh, sorpresa!, la cosa no funcionó. Terminé de vestirme y decidí desayunar en el bar del barrio. Pulsé el botón del ascensor y no iba a luz diciendo que se ponía en marcha, tampoco salió, bajé on lo cual tuve que bajar a pie. Salí de la escalera a la calle y me di cuenta de que ninguno de los anuncios de las tiendas estaba iluminado y las puertas de los establecimiento permanecían cerradas con los trabajadores sentados delante de ellosa la espera de que el encargado las abriera. Sin embargo, con el paso de los minutos eso no ocurrió. Miré mi cartera y vi que no me quedaba un euro. M en ellae dirigí al cajero automático y aunque allí por algún milagro conseguí entrar, al colocar la tarjeta en su interior este me escupió la tarjeta sin darme ninguna explicación.

Fue entonces cuando recopilé noticias que había leído anteriormente en La Vanguardia referencia a la IA sobre que las muchas empresas que la iban integrando , pese a expresar su opinión en contra . Y todo esto, sin darme cuenta de que faltaba solamente un día para que una dirección de memoria errónea en una línea de código de un software de seguridad bastara para provocar el caos a nivel planetario. RIP.

José Estupiñá Colom

Cambrils (Tarragona)