Como usuaria regular de la línea R11, explicaré la situación vivida en Semana Santa. Salida de Flaçà a las 16.05 h y llegada a Girona. Allí la megafonía no funcionaba en los vagones últimos y no se pudo oír que por una caída de árbol debíamos abandonar el tren y que los pasajeros que fueran a Barcelona debían ir a la estación de AVE. Nos avisó otro pasajero.
En la estación de AVE nos dicen que solo los cien primeros, que los demás debemos regresar a la estación de Renfe. De nuevo nadie sabe cuándo podrá circular el siguiente tren. A los 35 minutos llegó un regional hasta los topes, solo con cuatro vagones. Sin sitio para todos, no se podían
cerrar las puertas y al final tuvo que acudir la policía. Quienes no queríamos viajar así esperamos el siguiente tren que, por fin, nos dejó en Barcelona después de casi cuatro horas.
Claro que puede haber problemas que obliguen a retrasar o anular trenes, pero no son de recibo estos retrasos, la falta de información, megafonías que no funcionan, puertas que a veces no se abren al llegar a las estaciones, trenes cortos en días de masificación segura, ventanillas mal atendidas en días de mucho tráfico... Cuidemos los trenes, los necesitamos.
Susana Sánchez Suárez
Flaçà