Subir a la montaña y no presenciar ni rastro de nieve hasta llegar a las pistas de esquí es bastante descorazonador. Pero lo peor es descubrir que incluso en las pistas hay una escasa capa de nieve. La situación es realmente triste.
La expectativa de un paisaje invernal espectacular, como se solía ver antes en estos lugares, se ve opacada por la realidad, en que la escasez de nieve nos hace extrañar el encanto de las montañas.
Gabriela Bencomo Arrufí
Sant Cugat del Vallès
Mostrar comentarios