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La playa de mi infancia

Recuerdo los veranos de mi infancia, se iniciaban el 24 de junio y hasta primeros de septiembre, desde 1966 hasta 1979 (nací un diciembre de 1965). Los pasábamos en la playa de Calafell, en la gran casa frente al mar de nuestros abuelos. Bajo el paseo marítimo se encontraban cuatro zonas. La más próxima, “el desierto”, que pasábamos corriendo porque quemaba las plantas de los pies. La tercera se situaba en una línea de toldos de 3x4 metros. Se entoldaban una vez se ocupaban por su pagador. La segunda línea libre de pago la ocupaban sombrillas y sillas. Y la codiciada primera línea, totalmente libre, solo ocupada por toallas y alguna silla. No se permitía ocupar sin estar.

Todo controlado por un par de policías locales y los tolderos empleados por el Ayuntamiento. En una playa kilométrica. La gente los respetaba sin temor. Todos hacíamos lo correcto. Sin más. Apenas existían robos ni agresiones, se jugaba a petanca sobre la fina arena; por las ­tardes, si hacía viento, echábamos las cometas a volar. Si hacía mal tiempo, circuitos de ciclista que avanzaban al tiro de la canica. Así transcurría parte del verano. No todo pasado fue peor, mejorable, pero no peor. ¡Felices vacaciones!

Juan Tarré Miró

Sant Just Desvern