* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
En mi biblioteca de mi casa de Biescas (Huesca) voy preparando algunos trabajos, un prólogo para un Diccionario de Sanitarios Aragoneses, una conferencia sobre Bioética, un puente entre la ciencia y los valores, en el Colegio de Médicos de Barcelona, invitado por Manuel Sans, y dos conferencias sobre Santiago Ramón y Cajal: una en el Colegio de Médicos de Huesca, invitado por José María Borrell y otra en la Real Academia de Doctores de Madrid, invitado por Antonio Bascones. Un dulce trabajo.
Gregorio Marañón decía que las vacaciones no están hechas para "no hacer nada", sino para "hacer lo que uno desea". Los libros son muy buena compañía. El aire del Pirineo es una exquisitez y puedo ver nubes blancas algodonosas dibujando figuras efímeras.
Santiago Lorén es un autor de referencia en la Historia de la Medicina Aragonesa y sobre Santiago Ramón y Cajal, al que dedicó su libro Cajal, historia de un hombre.
Nacido en Belchite. Premio Planeta en 1953 por Una casa con goteras y premio Ateneo de Sevilla por La vieja del molino de aceite. Médico, ginecólogo, prolífico escritor y humanista.
Fue mi profesor de Historia de la Medicina en Zaragoza. Era un hombre ilustrado, crítico con fundamentación, pulcro en su presencia y en su metodología expositiva progresista. Tenía un punto de heterodoxo y anticonformista que lo plasmaba en sus numerosos libros y en sus amenas clases.
Me cumple agradecerle su matrícula de honor. Me propuso una Tesis Doctoral sobre Transporte Sanitario aunque no cuajó la propuesta. Con el tiempo supe que su primer destino en la guerra incivil fue de sanitario en la retaguardia del frente de Teruel ("el absurdo de una guerra innecesaria", decía). Después decidió estudiar Medicina.
Recordando sus lecciones y su amistad guardo dos recuerdos especiales:
1. El primero es la visión positiva del periodo musulmán y judío en Aragón, no soportando la leyenda negra que arrastraba el tema.
2. El segundo era su admiración por librepensadores como Paracelso, Miguel Servet y Santiago Ramón y Cajal, al que le dedicó un libro Cajal, historia de un hombre y escribió el guion de una serie televisiva dirigida por José María Forqué e interpretada por Adolfo Marsillach, que tuvo un gran éxito.
Respecto a la cultura musulmana y judía nos comentaba que los visigodos eran pueblos germánicos que se asientan en España empujados por los galos tras un siglo de prestar servicio a los romanos.
Fijaron su capital en Toledo ( 549) hasta la invasión árabe el 711. El cristianismo lo implantó Recaredo (589). La rápida islamización se explica porque el cristianismo era demasiado reciente. Con el dominio político aceptaron con facilidad el cambio de lengua y de fe.
Europa pudo emprender su lenta recuperación gracias al empuje de la península ibérica. El islamismo trajo consigo el inmenso patrimonio cultural de la civilización antigua y aquí lo hicieron propio. Basta recordar a figuras como Avicena, Averroes y al judío Maimónides, que estudió en la universidad de Al-Quara-Wyying de Fez (Marruecos), fundada en el año 859 y reconocida por la UNESCO como la más antigua del mundo, fundada por una mujer, llamada Fátima Al Fih-ri.
Cuando las universidades europeas y españolas comienzan a surgir en el siglo XII, siguen funcionando las Escuelas de Medicina Árabes, no solo en el territorio musulmán, sino en el reconquistado. Las universidades absorbieron a las escuelas árabes, pero los profesores y los libros de texto siguieron siendo árabes.
Como autor islámico en Aragón destaca Abu Bakr Muhammad ben Yahya ben al-saig ibn Bayra, el Avempace de los latinos (1070-1138), que nació en Zaragoza y ejerció su profesión hasta 1116. Su pensamiento filosófico influyó en Alejandro de Halles, Roger Bacon, San Alberto, Raimundo Lulio y Santo Tomás de Aquino. Comentó a Galeno, Aristóteles y la lógica de Al Farabí.
De la cultura judía podemos decir que la Alhama judía fue un semillero de médicos y gran parte del patrimonio árabe pasó a los cristianos por los judíos conversos.
Hasdai ben Saprut (915-970) gozó de gran prestigio en las cortes reales. Mundir I fue gran protector de las ciencias y las artes. Además del comercio se distinguieron en todas las ramas de ciencias y artes y fueron judíos los médicos de las cortes y de los reyes.
En Zaragoza vivió Ibn Gabirol, primera gran figura del pensamiento hebreo español. Fue filósofo y su obra más importante la realizó en Zaragoza bajo Mundir I.
Jehuda ha Leví (1075-1165), natural de Tudela, fue médico y poeta formado en el reino de taifas de Zaragoza. El periodo más fecundo de la medicina en Aragón a través de los siglos fue el musulmán -hebreo.
El segundo punto a destacar sobre Santiago Ramón y Cajal , incidía en algunos manifestaciones de su personalidad y de su biografía.
"No soy en realidad un sabio sino un patriota, tengo más de obrero infatigable que de arquitecto calculador, más de soldado que de capitán, más en suma de hombre de acción que de hombre de pensamiento y palabra. La historia de mis éxitos es muy sencilla: es la vulgarísima historia de una voluntad indomable, resuelta a triunfar a toda costa".
Era un joven superdotado, estudiante malo, travieso y mal aplicado. Los superdotados siguen teniendo muchos problemas en las aulas, es una energía que se diluye, se pierde y a veces se castiga.
El genio atrae sobre si la envidia y el mal ánimo de los mediocres encumbrados y el ostracismo social. El genio es un anormal que con su presencia irrita a los normales. El normal no puede comprender que el genio planee una vida desordenada y contradictoria. El normal es un inquisidor despiadado. Aunque no se encienden hogueras, hay medios más sofisticados para quemar herejes.
Donde el genio pone la mano no es de extrañar que rompa el molde. Fue el primero en España en reproducir fotolitográficamente dibujos y grabados de artistas. Para la conmemoración del ferrocarril de Zaragoza a Canfranc se editaron tarjetas impresas por el Dr. Santiago Ramon y Cajal.
Consiguió la auténtica vacuna del cólera con gérmenes muertos, más eficaz que la del Dr. Ferran, de gérmenes vivos. Consiguió demostrar cómo funciona el sistema nervioso.
Para hacer conocer sus trabajos se autoeditó una revista, la tradujo y la distribuyó por Europa a los científicos notables del momento. Según Ortega y Gasset, "Cajal no es un orgullo para España, sino una vergüenza porque es una casualidad"
Pedro Laín dice que "la deuda de los españoles con Santiago Ramon y Cajal es impagable. Nos ha legado su obra y su ejemplo; ha llevado al ánimo de todos, cuando mas intenso era ese complejo de inferioridad, que ha descrito López Ibor, la convicción de que en España es posible una investigación experimental si se suscita la firme voluntad de cultivarla. Pero cuidado: esta firme voluntad de cultivarla tiene que traducirse en medios reales; es decir sin trabas presupuestarias, ni interferencias personalísticas, si no, como siempre construiremos catedrales en las que nunca podría vivir Dios".