Y llegó el siglo XXI

Y llegó el siglo XXI
Economista y periodista

A mediados de febrero, en un episodio que ha pasado desapercibido en España, Mario Draghi, autor del informe sobre el futuro de la competitividad europea, abroncó en el Parlamento Europeo a las instituciones comunitarias, harto de tanta inacción. “Decís no a la deuda pública. Decís no al mercado único. Decís no a crear una unión del mercado de capitales. ¡No podéis decir no a todo…! Me preguntáis qué debemos hacer. No lo sé, pero ¡haced algo!”. Draghi evidenció su exasperación con unas instituciones que primero le piden asesoramiento, pero que después evitan adoptar medidas estructurales para que Europa sea competitiva.

La cuestión de fondo es que Draghi aquel día se estaba dirigiendo a una audiencia que aún vivía anclada en la comodidad de los consensos nacidos en la segunda mitad del siglo XX. “No podemos estar eternamente teorizando, hay que movilizarse”, dijo recientemente el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares. Pues bien, con la bronca de los abusones Trump y Vance a Volodímir Zelenski en el despacho oval se puso punto final a 80 años de diplomacia internacional y dimos definitivamente la bienvenida al siglo XXI.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski

 

-/Ukrainian Presidency/dpa / Europa Press

Ese día todo cambió. Algunos comentaristas de EE.UU., en fase de negación, atribuyen la reacción de Trump a una actuación para contentar a la audiencia nacional. Pero con Trump hemos visto que cada día es peor que el anterior. Y la disrupción es de tal magnitud que ahora sí parece que Europa ha dejado de teorizar y se ha puesto las pilas. Vivimos tiempos angustiantes, pero les confesaré que soy optimista: Europa está dando un salto adelante colosal. Aunque también les diré que hay el riesgo, ya lo escribimos hace unas semanas, de que el necesario rearme europeo deje de lado la gran amenaza interior que tiene el continente: el malestar social vinculado a la crisis de la vivienda y el crecimiento de las desigualdades.

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Basta de abusones

Mar Jiménez
U.S. President Donald Trump, left, and Russian President Vladimir Putin shake hands at the beginning of a meeting at the Presidential Palace in Helsinki, Finland, on July 16, 2018. (AP Photo/Pablo Martinez Monsivais)

Si no se abordan a la vez la amenaza exterior (la alianza Trump-Putin) y la interior (el hastío ciudadano por la crisis de la vivienda), los europeos no acompañarán a los gobiernos en las difíciles decisiones que habrá que tomar. Y abordar este nuevo momento fundacional de la UE con la ciudadanía desconectada, si no enfrentada, a las instituciones por la falta de respuestas a la crisis social es algo que se debe evitar a toda costa.

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