Puede ser el mayor problema de Sánchez y lo que precipite su caída: el aumento del gasto en defensa que pide la Unión Europea. Pues Rusia sigue atacando a Ucrania, Estados Unidos le ha retirado su ayuda y Europa tiene que defenderse sola. Está claro que defenderse ante el peligro es natural y razonable. Lo que no está claro es el modo de hacerlo.
La defensa no ha de entrañar una ofensa. Pero no hay defensa del débil que no entrañe ofensa para el fuerte: está en su naturaleza ofenderse. Otrosí: toda acción desencadena una reacción (Newton). La mejor defensa es, por tanto, una política de paz. Ahora es trabajar por un alto el fuego y por acuerdos de pacificación. Con el reloj a cero y menos egos individuales y nacionales. Cada bando en guerra tiene sus intereses, pero ninguno quiere la guerra, porque no se puede ya continuar con ella.

La paz no vendrá por sí sola, ni menos con más guerra, sino con la mejor política de defensa, que es una política de paz. Lo que Europa no quiso o no supo negociar con Rusia ante la anexión de Crimea y después la invasión de Ucrania debe hacerlo hoy negociando de una vez e intentando antes la fuerza de la razón que la razón de la fuerza. Ahora lo racional es esmerarse en la negociación a cuatro bandas –UE, Zelenski, Putin, Trump–, con el apoyo de China, la potencia más inteligente, para una paz que conviene a todos. Los europeos no podemos pagar con nuestras vidas –movilización, reservistas, servicio militar obligatorio– ni con nuestros impuestos lo que sería otro fracaso de la política, la diplomacia y la misma OTAN. Por lo pronto, no hay en Europa una única política exterior, ni financiera, ni fiscal, ni militar.
¿Cómo, así, y sin contar con el Parlamento Europeo ni con los nacionales, se quiere aumentar el gasto militar, llamando al sacrificio al pueblo, pero sin contar con el pueblo? ¿Estos son los “valores europeos”? Los tribunales se opondrían, y el pueblo se levantaría, cuando lo que se necesita son más médicos, residencias, guarderías, becas, investigadores, viviendas, y no más armamento.
En el 2023, el gasto militar en España aumentó en un 26%. Mientras tanto, hay 34.000 personas esperando las prestaciones de la ley de Dependen- cia. Si hay que gastar más en defensa, explíquese bien y acuérdese democráticamente.