Hubo un tiempo en que la política era algo muy serio, que se la tomaban seriamente los políticos. Eso eran otros momentos de la historia, cuando los que mandaban intentaban protegerse del ridículo y los que obedecían agradecían no avergonzarse de ellos. En nuestros días, nos asalta casi a diario el bochorno. La política para adultos se ha convertido en una entelequia, pues algunos parecen vivir permanente en la hora del patio.
Asistimos a una infantilización de la política, resultado de la obsesión por el clickbai t, la divulgación de la IA y el convencimiento de que las redes sociales son el quinto poder. A cambio, estamos empobreciendo el debate público y degradando el espíritu crítico. Pero en la era del enfrentamiento algunos piensan que vale todo para degradar al adversario. No solo la exageración, la mentira o directamente la injuria. También la necedad, la befa o la gansada.
Esta semana hemos podido ver un vídeo del PP creado con inteligencia artificial, donde, aprovechando el éxito del programa La isla de las tentaciones (Telecinco), en el que las parejas ponen a prueba su relación en una isla del Caribe (República Dominicana), se mofaban de Pedro Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, y del exministro José Luis Ábalos y su expareja Jessica Rodríguez. Al país caribeño lo rotulaban La isla de las corrupciones , situando al lado la bandera y el mapa del país.
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El vídeo no era un prodigio de inteligencia (ni artificial, ni natural). Sobre todo resultaba chabacano. Pero además del enfado del PSOE, creó un conflicto diplomático que indignó a las autoridades dominicanas. El ministerio de Exteriores español se disculpó por esa bufonada, pero avisando a sus colegas caribeños de que quienes debían dar explicaciones eran sus autores, es decir, el PP. Miguel Tellado, como su portavoz en el Congreso, reiteró las disculpas, para inmediatamente después declarar que quien debía pedir perdón era Sánchez “por consentir que el núcleo duro del Ejecutivo esté en el centro de graves corrupciones”.
El PP anda últimamente escaso de argumentos, si de todo tiene la culpa el presidente. Esa idea seguro que no la han obtenido de ChatGPT. Esto es fruto de su talento desbordado.