Trumpantojos

Trump no deja de sorprender con su obsesión de “Make America great again” (Hagamos que América vuelva a ser grande). En su empeño por comprar Groenlandia, a pesar de la imposibilidad, parece querer emular a su predecesor Abraham Lincoln, que lo hizo con Alaska en 1867, también por estrategia y aprovechamiento de los recursos. Pero Trump y Lincoln son incomparables. Los separan los tiempos, y también son muy distintas sus políticas y personalidades. Lincoln pasó a la historia por unir y abolir la esclavitud. Trump alimenta las divisiones de clases, construye muros fronterizos con México y pretende abolir la inmigración ilegal, que, en sus palabras del 2018 y refiriéndose a algunos países de América Latina, Asia y África, solo llega de “agujeros de mierda”.

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Joe Raedle / Getty

Trump hace política como si fuera un negocio o un show, donde la mejor defensa es decir la mayor sandez para acaparar titulares, plantear un tema nuevo y eclipsar lo importante. Incluso su propio hijo, Donald Trump jr., se paseó distribuyendo gorras con el eslogan “Make America great again”el pasado mes de enero en una visita a Nuuk (Groenlandia), aunque el primer ministro Múte Bourup Egede ya había advertido con un claro “no estamos en venta”.

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Sandra Barneda
El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales a la salida de la Audiencia Nacional, a 11 de febrero de 2025, en San Fernando de Henares, Madrid (España). Rubiales declara como investigado en el juicio que se sigue en su contra por el beso no consentido y las presuntas coacciones posteriores a la futbolista Jennifer Hermoso. El expresidente de la RFEF, que se enfrenta a 2 años y 6 meses de cárcel por presuntos delitos de agresión sexual y coacciones, comparte banquillo de los acusados con el exseleccionador femenino, el exdirector de Marketing de la RFEF y el que fuera director de la Selección masculina.

Por el propio derecho de auto­determinación de los pueblos es casi imposible la compraventa de Groenlandia, como la de cualquier otro territorio. Pero eso no es lo que mueve a Trump. Solo pretende seguir haciendo ese ruido que construya la necesidad de proteger Estados Unidos, de provocar el miedo, de sentirse en peligro, en amenaza constante del que llega, de lo que llega, y promover una política de autoabastecimiento, incluso aislamiento, norteamericano con el fin de encontrar el maná.

Todo es incongruente, pero poco importa. Son muchos millones –todos los que lo reeligieron– los que prefieren la locura. Del establecido American way of life –¿en algún momento existió o fue solo un espejismo?– basado en la libertad, la democracia, el capitalismo y la prosperidad económica se ha pasado al “Make America great again”: ellos primero, y el mundo que se apañe. El EE.UU. de Trump quiere aislarse y lo hace a pasos agigantados. Groenlandia es solo un Trumpantojo: un engaño, un juego de trileros para que, sin darnos cuenta, sucedan cosas mucho más graves.

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