Puede suceder que una comitiva judicial se equivoque de piso y desahucie un inmueble que no toca. Error grave, pero humano. Pero lo que no es tolerable es que, cuatro años después de producirse la equivocación, los propietarios del piso no hayan recuperado todavía las pertenencias que fueron incautadas en el registro. Si además la persona afectada es una anciana de 97 años, el atropello es mucho peor.
La historia que hoy les explicamos en la sección de Vivir parece inexplicable si no fuera porque Rosario Bravo sigue reclamando una reparación desde hace cuatro años y nadie parece darse por enterado. La asociación de vecinos de l’Hospitalet, la ciudad donde vive, y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) se concentraron ayer en la calle como acto de protesta. La mujer reclama objetos personales que le fueron incautados, como la única fotografía original de boda con su marido, ya fallecido, y un manuscrito con sus memorias que iba escribiendo desde hace siete años. Es posible que, cuatro años después, todo este material haya desaparecido. O no. Pero tanto en un caso como en otro, es necesaria una mínima compensación, aunque sea una disculpa.
En estos tiempos en los que es tan fácil ocupar una vivienda de forma ilegal y tan difícil desocuparla para dársela a sus legítimos propietarios, llama la atención que se pueda producir un episodio como este y que nadie se haga responsable del mismo.
Cuando el sistema falla, la reacción no puede ser la de cruzarse de brazos y lamentar la mala suerte. Porque estas situaciones de indefensión son las que alimentan la desafección y el voto a formaciones extremistas. El olvido y la dejación con la que han dejado a Rosario nos interpela. Es un caso menor, puede parecer pequeño, sobre todo si lo comparamos con el contexto internacional que vivimos con tantos conflictos y guerras, pero las garantías jurídicas y el respeto a nuestros mayores es lo que diferencia y dignifica nuestro Estado social europeo frente a lo que sucede en la mayoría de países del globo. Que no caigamos en la insensibilidad.