Las fronteras del miedo

La inmigración está en la agenda de cualquier debate electoral en el mundo democrático. No es un problema político en Rusia, en China, en India o en los países con miles de ciudadanos que huyen de la miseria, la guerra o la persecución en busca de nuevos horizontes.

Migrantes en la frontera de México, intentando entrar en Estados Unidos

Migrantes en la frontera de México, intentando entrar en Estados Unidos

Eric Gay / AP Photo

Entre las medidas más drásticas adoptadas por el presidente Trump en su primer día de mandato no estuvo terminar con la guerra de Ucrania como había anunciado sino enviar tropas a la frontera y expulsar a los millones de inmigrantes ilegales que han cometido delitos con deportaciones masivas.

No hay pueblos puros ni personas perfectas en sociedades cada vez más plurales

Los movimientos populistas en Europa y Estados Unidos tienen el denominador común del rechazo al extranjero. Esta tendencia se articula políticamente, como demuestra la victoria de Trump. En Austria habrá un gobierno de extrema derecha por primera vez en su historia. La primera ministra Giorgia Meloni fue la única jefa de gobierno europea invitada a la toma de posesión de Trump.

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En los Países Bajos ganaron las elecciones aunque no hayan podido formar gobierno, pero condicionan la política nacional en Finlandia, Suecia, Dinamarca, Francia y Bélgica. Presiden los gobiernos de Hungría y Eslovaquia. Problemas y miedos.

No deja de ser paradójico que la inmigración en EE.UU. sea un conflicto social cuando es un país formado por sobrevenidos en generaciones recientes. Es el crisol de etnias, creencias y procedencias más colosal del mundo. Es elemental que todos los que lleguen tengan un estatus jurídico legal y gocen de los mismos deberes y ejerzan iguales derechos.

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Igualmente en Europa no hay pueblos puros ni personas perfectas. Todos los países son de paso y van profundizando en su identidad cultural y social con la integración lenta y gradual de los que llegan. Las ideas de Trump respecto a la inmigración no responden a la realidad histórica y social norteamericana.

No hay muros que perduren indefinidamente. La milenaria muralla china es un gran museo para turistas. El muro de Berlín lo hemos visto levantar y caer. Los movimientos migratorios forman parte principal de la historia de la humanidad. La regularización y el control de fronteras son necesarios, pero sin abandonar el respeto que nos merecemos todos en las sociedades civilizadas.

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