Silicon Valley toma el poder

OBSERVATORIO GLOBAL

Durante siete décadas Silicon Valley ha sido, y sigue siendo, el epicentro de la revolución tecnológica informacional. Microelectrónica, informática, telecomunicaciones, internet, los buscadores de la world wide web, el teléfono móvil como ordenador multimedia, las redes sociales como forma predominante de comunicación, la inteligencia artificial y sus aplicaciones se han desarrollado en el complejo tecnológico de Silicon Valley, con extensión a Seattle (Microsoft, Amazon) y a Los Ángeles (Loc­keed, Space X, Netflix), apoyado en una red mundial de empresas. Sin embargo, los creadores del nuevo mundo surgido de la tecnología se mantuvieron al margen del poder político, contribuyendo con sus donaciones a demócratas y republicanos por igual. Su ideología libertaria y su desprecio a lo público como parasitario de los creadores cuya creatividad limitaba les mantuvo a distancia del Estado. No necesitaban a los políticos. Hasta este momento.

FILE - President-elect Donald Trump speaks during a Time magazine Person of the Year event at the New York Stock Exchange, Thursday, Dec. 12, 2024, in New York. (AP Photo/Alex Brandon, File)

 

Alex Brandon / Ap-LaPresse

Una nueva generación de innovadores empresarios se ha erigido en dominante en Silicon Valley (que incluye San Francisco). Sus líderes provienen de la denominada Mafia Pay Pal, porque el origen de su capital está en esa empresa pionera en el pago por internet, que vendieron a e-Bay y con esos fondos crearon empresas de una nueva línea de innovación. Elon Musk creó Tesla y Space X, Peter Thiel fundó Palantir, la empresa de seguridad y espionaje electrónico más importante del mundo, Marc Andreessen invierte en capital riesgo en nuevos sectores, en particular educación y salud, así como en bitcoin.

Estos nuevos líderes se acercaron al Gobierno federal para convertirse en contratistas de programas estratégicos, tales como SpaceX con la NASA, Palantir con el Pentágono, participando además en empresas en los sectores de punta de la innovación, como Open AI (junto con Microsoft), X-AI o NeuraLink, y tomando posiciones, en la comunicación, tanto en infraestructura (Starlink en satélites) como en las redes sociales (Twitter se convirtió en X). Por ejemplo, Starlink (Musk) posee 6.400 satélites (un 55% de los que están en órbita).

Con Trump se consolida una fusión global de poder político, judicial, financiero, tecnológico y militar

La ambición de estos personajes va más allá de la industria. Están convencidos de que con su tecnología pueden transformar la vida humana. Y preparar su expansión interplanetaria, colonizando Marte. Para empezar, organizan viajes privados al espacio. En esta perspectiva tienen un competidor, Jeff Bezos, el dueño de Amazon, que no forma parte de ese grupo, pero comparte su ambición. Pero para este proyecto demiúrgico sí necesitan al Estado. Y han visto la oportunidad con Trump. Comparten su fobia al establishment político, su desprecio del gobierno y su megalomanía. Originalmente, solo Musk y Thiel se comprometieron en la campaña presidencial, financiando y poniendo X a su servicio. Peter Thiel fue quien sugirió a Trump nombrar vicepresidente a J.D. Vance, colaborador suyo. Por su trayectoria personal, su religiosidad y su edad (40 años) podría ser quien perpetuara esta alianza estratégica.

Una vez elegido Trump, los principales líderes de Silicon Valley han ido desfilando por Mar-a-Lago, para proceder al besamanos de su nuevo capo. Con Musk instalado en la residencia, con influencia directa en los nombramientos presidenciales, por allí han pasado Zuckerberg (Meta), Bezos (Amazon), Sergey Brin (fundador de Google), Tim Cook (Apple), Sam Altman (Open AI), entre otros, donando un millón cada uno para la ceremonia inaugural de Trump. Con Wall Street firmemente alineado con Trump, recibiendo como siempre el nombramiento del secretario del Tesoro (Scott Bessent), se está consolidando una fusión nunca vista de poder político, judicial, financiero, tecnológico y militar de ámbito global. Sin complejo ni freno, como demuestra la rienda suelta a Israel para bombardear a quien quiera y cuando quiera. Un nuevo desorden internacional está en ciernes.

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