Farsa del PP en tres actos

EL PATIO DIGITAL

Farsa del PP en tres actos
Redactor

Agucen bien el oído en el vídeo. Porque cada vez que la bancada del PP en el Senado responde con un ‘¡sí!’ coral a las preguntas al aire de su directora de orquesta, Alicia García Rodríguez, se oye de fondo, casi inaudible un “¡no!”. Es el estertor de la voz de Alberto Casero. Hasta siete veces la hacemos resonar endemoniadamente en nuestras cabezas, como si Casero fuera una suerte de Bitelchús ideal para desmontarlo todo. Imaginándonoslo ya nos vale, porque somos perversos y porque la vergüenza ajena nos lleva a desear el boicot a la performance aunque tan solo sea en nuestro interior.

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Fernando Villar / Efe

En febrero del 2022, el exdiputado y exsenador popular hizo el ridículo, porque su error permitió convalidar la reforma laboral del Gobierno de Pedro Sánchez. No pasa nada. Todo el mundo tiene derecho a hacer el ridículo siempre que no se haga partícipe a alguien más. Es un sentimiento que puede ser plenamente propio y sin afectación en otros círculos ajenos y, por tanto, no deviene un problema. Incluso a menudo induce a la risa. Pero si se traspasa un límite y se colectiviza, pasa a provocar, además, vergüenza ajena. Aquí se acaban las carcajadas y es en este punto cuando hay que pedir responsabilidades.

En esa actuación de García Rodríguez hay vergüenza ajena. Levanta las manos primero, avisando con los dorsos dirigidos a la audiencia, como cuando en misa el sacerdote alerta de que hay que levantar el culo del banco de una vez. Entonces, empieza la coreografía con ministros como espectadores de lujo de la enumeración de casos judiciales que afectan al PSOE.

“La cara de Bolaños es como la del niño que ve la primera cabalgata de Reyes” (@Pomodor66128209); “Que alguien le monte un parque de bolas al PP en el Senado” (@D_S_Iglesias). @pennylanebcn recuerda que “lo dice el partido de los 267 casos de corrupción de un total de 588” contados en casos-aislados.com.

Todo forma parte de una farsa teatral en tres actos y dos días de gloria del PP en el Senado a la cual ha puesto el colofón otra senadora del partido afirmando que las destituciones en València de dos conselleres de Mazón son “una pérdida” que “se suma” a los 222 muertos de la DANA, y que empezó de manera trepidante cuando los populares propiciaron un aquelarre ultra que nos hizo retroceder varias décadas.

“Lo de acabar el 2024 saliendo a defender la teoría de la evolución no lo vimos venir”, dice @emmavallespinos después de que Mayor Oreja defienda el creacionismo en el Senado. Es lo menos lesivo que se dice, porque se reclama, por ejemplo, la prohibición del aborto o terapias para que los gais se conviertan en heterosexuales.

Retrógrado. Para tirar atrás nos place más lo mundano: el bigote Grison de los años veinte del siglo pasado; el vinilo, si es necesario también para escucharlo del revés, como cuando la fiebre en los años ochenta de buscar mensajes ocultos a favor de Satán; o ver un Mario Vaquerizo que ya “es Rocío Jurado ideada por Tim Burton” en la foto que adjunta @bakairr. Pero no este aquelarre en el Senado, que hace difícil saber si ha sido solo ridículo y si además nos ha provocado vergüenza ajena.

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