Santa Bárbara bendita

Patrona de los mineros. Y de los artilleros y también de los electricistas, de los feriantes y de los canteros. Su festividad se celebra el 4 de diciembre, así que estamos en la víspera. Y no hay duda de que este año hay motivos sobrados para encomendarnos a la santa de la que solo nos acordamos, quiere la tradición, cuando truena.

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Santa Bárbara fue una joven mártir paleocristiana que vivió entre los siglos III y IV. Originaria de Nicomedia –esto es dudoso–, sí sabemos que su padre fue un tal Dióscoro, un sátrapa pagano que no soportó que Orígenes convirtiese al cristianismo a su hija. Tras ser bautizada en la fe de Cristo, su padre la encerró en una torre con dos ventanas. Ella consiguió abrir una tercera ventana para simbolizar la Santísima Trinidad y su nueva fe. Santa Bárbara huyó de su padre y se refugió dentro de una roca que milagrosamente se abrió y la acogió (patrona de los canteros, recuerden). Pero su padre consiguió hacerla salir y, tras someterla a varias torturas, finalmente la decapitó él mismo y, ¡oh, nuevo milagro!, en el momento mismo en que caía la cabeza de Santa Bárbara un rayo fulminó y mató a su padre.

Haríamos bien en rezarle una oración para que nos libre de tormentas y bombas

El rayo no evitó que santa Bárbara muriese decapitada, pero sí se convirtió en uno de sus atributos y dio origen a su leyenda como protectora también de tormentas y muertes repentinas. Podría haberse convertido en una santa cefalófora, una de las que llevan su propia cabeza en una bandeja o en sus propias manos, pero tuvo mejor suerte, y sus atributos, en la iconografía cristiana, suelen ser: la palma del martirio, por supuesto, el ya mencionado rayo, una pequeña torre con tres ventanas o una corona con almenas y las tres ventanas, muy a menudo una espada que ella misma sostiene y hasta empuña o que aparece en la escena para recordarnos su decapitación y un cáliz que puede ir o no acompañado de una hostia. A veces, también, algunas piedras dispersas o una peña como la que le dio cobijo milagroso.

Sus reliquias pasaron por el monasterio de San Miguel de las Cúpulas Doradas en Kyiv tras estar en Venecia y se supone que regresaron a la isla veneciana de Burano. Pero con o sin reliquias o imagen de la santa a mano, haríamos bien en rezarle una oración mañana e implorar que nos libre de más tormentas y de los estragos de las bombas y las municiones que se almacenan en las santabárbaras. Amén.

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